Rinden homenaje a bombero fallecido

En la estación 5 de Bomberos, en la salida a Torreón, el silencio contrasta con el bullicio que provocaba Tinajero durante su jornada. Era un hombre que siempre tendía la mano a los demás y contagiaba risa, una persona amable y respetuosa.

El féretro que contiene el cuerpo del comandante Rosalío Tinajero Aguilar es bajado de la máquina 1326, su máquina, por sus compañeros.

Apenas un día antes participaba en sofocar el incendio de un tráiler y más tarde se sintió mal; falleció de un paro cardiorrespiratorio esa misma mañana.

En el homenaje de cuerpo presente, a nombre del alcalde Manolo Jiménez Salinas, el Secretario del Ayuntamiento, Carlos Robles Loustaunau, extiende el pésame a la familia de Tinajero.

“Este es un día de luto no solamente para ustedes, es un día de luto para todo el Honorable Cuerpo de Bomberos; es un día de luto para la administración municipal; es un día de luto para Saltillo, para la sociedad saltillense quien tiene muy en alto la profesión del bombero, verdaderos héroes vivientes que entregan su vida, su existencia para salvar vidas”.

Robles Loustaunau subraya que Tinajero entregó su vida por los saltillenses.

“Por eso, por muchas razones, es un día de luto para todos nosotros, constituyó el comandante un ejemplo para sus compañeros y un ejemplo para la sociedad”.

Rosalío Tinajero, 1971, Apodaca, Nuevo León, se incorporó en 1997 a los Bomberos de Saltillo, donde además fue maquinista, paramédico, encargado de guardia y fundador del equipo de rescate vertical.

Su esposa Nora Leticia González García y sus hijos Miguel Ángel, José Daniel, Diego Alejandro y Jesús Antonio escuchan las palabras de los compañeros de Tinajero.

Con  la voz quebrada, el capitán Juan Francisco Hernández Cázares agradece a nombre de los bomberos las enseñanzas de Tinajero y los buenos momentos de compañerismo.

Alberto Neira Vielma, Director de Protección Civil y Bomberos, destaca de Tinajero la responsabilidad, la amabilidad, la vocación de servicio y el cuidado permanente de la gente a su cargo.

“En los instantes en que la tristeza por su partida nos embarga, empieza a nacer el consuelo al escuchar con que respeto y afecto es recordado por todos. Su personalidad amable y humilde es reconocida por todos quienes tuvimos el privilegio de compartir con él experiencias”.

Al término del homenaje, las sirenas de los camiones de bomberos se escuchan en la estación; el féretro es subido a la máquina 1326 y llevado en cortejo fúnebre a la última morada. (EL HERALDO)