DE FINA SELECCIÓN

CHAVELA

El documental “Chavela” corre por dos vías: una trata de un viaje emotivo e introspectivo por pasajes clave de la vida y obra de una de las más icónicas intérpretes, Chavela Vargas, que alcanzó a concretar sus grandes sueños de llegar a los más importantes escenarios del mundo, en una vida que estuvo marcada por el alcohol y los amores tempestuosos. La otra vía es la escogida por las directoras, Catherine Gund y Daresha Kyi, que instalan un retrato de la artista en el que, con entrevistas grabadas veinte años atrás, permite tratar de entender cómo y por qué Chavela fue una trasgresora, orgullosa de su lesbianismo y que llegó a conectar con las demandas de respeto de las denominadas minorías en breves historias contadas por sus colegas, amigos y amantes. En ambos caminos, el resultado es apasionante, subjetivo, acaso limitado, características propias del documental que trata sobre una figura tan particular y discutida como ella siempre lo fue.

Todo documental es siempre un desafío, porque se trata de retratar un hecho que muchas veces es conocido por todos, buscando plantear una mirada acerca de una figura que, de tan importante, alcanza ribetes de icono al que cuesta asimilar como una persona antes que un personaje.

En el caso de la cantante Chavela Vargas, mexicana de origen costarricense (1919-2012) la dificultad estaba aumentada, porque además se buscaba transmitir el modo particular, franco y directo que ella tuvo para contestar o plantear sus ideas, con voz aguardentosa y debilitada por tantos años de parranda, de desamores, de soledad.

Así, este documental se abre con una frase estupenda: “empecemos para dónde voy”, de una artista que en ese entonces contaba con 71 años a cuestas y que parece no tener miedo de nada y de estar reconciliada con la vida, pese a los dolores, a su alcoholismo que la aisló por doce años de su público y sobre todo, a pesar de estar sola, después de tanta vida y tanto amor desparramado en el tiempo.

María Isabel Anita Carmen de Jesús, Chavela, nació en Costa Rica, aunque en varios pasajes afirma que es mexicana, porque los mexicanos nacen donde quieren o donde pueden. Y sus primeros testimonios dan cuenta de su desamor, porque ella era diferente en un contexto duro y provinciano, de cómo sus padres la escondían cuando llegaban visitas porque se avergonzaban de su aspecto y su conducta “machota”.

Tuvo poliomielitis y quedó al cuidado de sus tíos y asegura que gracias a la intervención de brujos ancestrales se sanó. Y le decían La Chamana, andaba llena de amuletos y creía en los poderes de la sabia naturaleza.

Como era despreciada en su ambiente familiar, hizo de México su familia, en especial porque en este país encontró en el arte el destino de su viaje. Fue contratada en cantinas, donde descubrió que como mujer nadie la tomaba en cuenta, pero con figura masculina -de pantalones, sin maquillaje y con modales toscos- todos la escuchaban. Y nació Chavela Vargas, orgullosa de su naturaleza, haciendo de esa naturaleza una coraza que la protegió de las habladurías y las miradas de reprobación de la sociedad azteca de entonces, definida por una de las entrevistadas como “profundamente hipócrita”. Con una pistola al cinto y una botella de tequila, era un escándalo para su época. Pero también una figura fascinante.

Aun cuando el documental no lo subraya, queda claro que a partir de ese cambio, cuando nace la Chavela con una V (nomás por joder, decía), nace también el mito de que era una mujer seductora, que tuvo amantes por todo México y que sus preferidas eran las esposas de los ministros, que caían cautivadas por su magnetismo y su discurso frontal de aceptación de la diferencia.

Cada amorío le significó dolor que se sumó a su dependencia al alcohol. Se hizo más dura, más compleja en sus relaciones de afecto y llena de explosivos comportamientos. Bebía tequila a raudales, perdía la noción de dónde estaba y seguía tratando de cantar, pero la echaban de los escenarios porque nadie creía en que cumpliría el programa.

Por el filme aparece un especial y sentido reconocimiento a su compañero de borracheras, el gran artista José Alfredo Jiménez, impulsor de su carrera, amigo hasta su muerte y quien mejor supo componer los temas desgarrados que interpretaba Chavela.

El periplo de Chavela abarcó amistades con figuras de la talla del Premio Nóbel Pablo Neruda o Joaquín Sabina. Hay escenas inéditas de su especial amistad con Frida Kahlo y se plantea que conquistó a la actriz hollywoodense Ava Gardner, a propósito de la boda de Elizabeth Taylor en Acapulco. El filme plantea que la verdadera causa de su veto en las casas disqueras no fue a causa de su alcoholismo, sino porque sedujo a la novia al Tigre Azcárraga, quien dominaba el tema de las compañías discográficas.

Resulta especialmente notable cuando aparece en escena el cineasta Pedro Almodóvar, cautivado con el arte de Chavela, no solo por el tono íntimo que revela el director español, sino porque gracias a él su figura comenzó a ser reconocida en el Viejo Mundo, donde gracias al ímpetu y generosidad del manchego pudo cumplir el sueño de cantar en el Teatro Olympia de París, a tablero vuelto.

Es en este fragmento en que el documental encuentra su mejor tono, cuando se recuerdan momentos tras el escenario, contando anécdotas que en su conjunto dan cuenta de una persona que estaba sufriendo la abstinencia del alcohol, pero que sigue cantando porque acaso es lo único que le queda. Esos fragmentos, con declaraciones de Pedro Almodóvar y Miguel Bosé, entre otras figuras, resultan fascinantes porque hablan de lo que el documental debe aportar siempre: detalles, pistas, datos íntimos que vayan más allá de la figura prefabricada que suelen tener los artistas, sobre todo con los vaivenes que tuvo Chavela durante toda su existencia.

El documental “Chavela” deja claro que ella fue un personaje singular. Da cuenta de su lesbianismo que ella no consideraba digno de proclamar, porque lo importante era asumirlo con dignidad. Y con respeto decía: «lo que duele no es ser homosexual, sino que lo echen en cara como si fuera una peste». Fue definida como la más macha entre los machos. Y ella recalca en el filme que, si vivías en un pueblo de hombres, en una época en que las mujeres eran figuras decorativas del hogar, debías ser como ellos para que te tomaran en cuenta.

¿Qué queda después de 93 minutos de metraje? La posibilidad de acercarnos a una mujer cuyo talento y portentosas interpretaciones en el escenario, fueron más poderosos que su adicción al alcohol, su promiscuidad en el plano sexual y sus explosivos estallidos de un carácter volcánico. De una mujer capaz de sobrepasar un medio chato y elevarse, llegando a ser famosa, querida, admirada que hasta sus setenta años fue capaz de dar un recital de despedida, sabiendo que era el último, porque Ella (la muerte) la estaba llamando hacía rato.

Lo que mejor retrata este documental es la vida y obra de un animal escénico feroz, herido, que se afincó en México y se dio el gusto de ser parte de los más notables intérpretes de un país con artistas de talla internacional y que pudo, aun sin proponérselo, convertirse en un estandarte de la libertad individual en una época en que tales batallas ni siquiera se daban.

Se rescata del filme su respeto por los detalles, por los momentos en que hablan de ella, de su personalidad insufrible y maravillosa, de sus conmovedoras falencias y sus dolores que la acompañaron para siempre, partiendo por el rechazo de sus padres que de alguna manera quiso suplir con amantes ocasionales, de quienes jamás se jactó o mencionó, porque para ella ello ocurrió y ya basta.

Jalonada con una exquisita selección de sus mejores canciones, “Chavela” es un paseo para conocer a una mujer, primero, a una artista, luego, hasta llegar a entender cómo y por qué se convirtió en el icono que llegó a ser, sobrepasando una carga enorme de frustraciones, dolores y miserias.

Como ella recalca en el filme: “Es tan corto el amor y tan largo el olvido”.

FICHA TÉCNICA

Título original: Chavela. Año: 2017. País: Estados Unidos. Directoras: Catherine Gund, Daresha Kyi. Reparto: Chavela Vargas, Pedro Almodóvar, Elena Benarroch, Miguel Bosé, José Alfredo Jiménez Jr. Género: Documental

Disponible en: Netflix.

 

Autor

Víctor Bórquez Núñez
Periodista, Escritor
Doctor en Proyectos, línea de investigación en Comunicación