HISTORIAS DE SALTILLO

A través de sus personajes, sus anécdotas y sus lugares

POR JUAN JOSÉ CASAS GARCÍA

El bachiller Pedro Fuentes y la primera historia de Saltillo

 No se ha escrito mucho sobre la historia de Saltillo, al menos no como se debería. Existen algunos libros, artículos de divulgación y artículos especializados, además de una que otra cápsula radiofónica. Se han escrito algunos temas, pero no se han explotado. La verdad es que la historia de nuestra ciudad aún está en ciernes y no es de sorprenderse, fueron pocos los historiadores que desde sus trincheras escribieron, poco o mucho, sobre Saltillo, pues no existía un organismo serio que impulsara la escritura del pasado. Es con la creación de la Escuela de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Coahuila, creada apenas hace 10 años, que lo escrito sobre nuestro pasado tomó una verdadera importancia (aunque ya se había tenido una primera voluntad de hacerlo por el Archivo Municipal de Saltillo cuando fue dirigido por el historiador Carlos Manuel Valdés) y no pretendo demeritar lo bellamente escrito por otros historiadores e historiadoras, pero es poco lo que se ha investigado sobre nuestra ciudad a comparación con otras del país. Incluso la primera historia de la ciudad fue escrita 200 años después de su fundación.

La primera historia de Saltillo fue escrita en 1792 por el bachiller Pedro Fuentes. Posee un nombre largo, como casi todo lo escrito en su época: Historia de la villa del Saltillo, situación, grados de altura, tierras, aguas, plantíos. Naciones bárbaras que la poblaban. Conquista, conquistadores, pobladores o fundadores de ella, sus progresos, aumentos y extensión. Poblasón o fundación del pueblo de Sn. Esteban á ella contiguo, con otras varias cosas historiadas, incidentes y concernientes á ella dignas de saberse. En pocas palabras, el título mismo abarca los temas que Fuentes trataría en su historia.

El bachiller Pedro Fuentes nació en la villa de Saltillo en 1742 bajo el nombre de Pedro Francisco de la Fuente y Fernández. Fue cura de la villa de San Fernando y presidio de San Antonio de Béjar, hoy ciudad de San Antonio, Texas de 1771 a 1790, incluso el padre Juan Agustín de Morfi lo menciona en su Diario y derrotero (este último publicado por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey con el cuidado de edición a cargo de Eugenio del Hoyo y Malcolm D. McLean. Un verdadero testimonio del pasado de Saltillo y la región). Fue también párroco del pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala desde 1750 hasta 1795 y de la villa del Saltillo desde 1795 hasta su muerte en 1812, es decir, a finales del siglo XVIII, momento en que escribe la primera historia de la ciudad.

La Historia de Saltillo de Fuentes es dividida en una introducción y dos partes: una historia social y otra religiosa. Así por ejemplo la primera parte está dividida en 13 capítulos que contienen los marcos de la geografía, la hidrografía, lo agro, lo social, la conquista de la villa, la fundación del pueblo de San Esteban por parte de los tlaxcaltecas, y el desarrollo y crecimiento de la villa a lo largo del tiempo. La segunda parte se concentra en lo religioso, sólo tratando la historia de la imagen del Santo Cristo y la construcción de la capilla en 5 grandes capítulos, aludiendo, por supuesto, los diversos milagros realizados por la imagen y el crecimiento de su culto.

En su introducción, después de realizar una breve síntesis del libro del Génesis, a manera de fundamentar desde el libro sagrado los orígenes de la humanidad y por ende lo que pretendía escribir acerca de la villa, Fuentes retoma la Antigüedad argumentando que se conocen claramente las historias, las hazañas, los héroes y las glorias de Roma, Jerusalén, Antioquía, Alejandría, Constantinopla, Grecia, además de las monarquías de los españoles, franceses, portugueses, napolitanos y turcos, contemporáneos a Fuentes. De esta manera se conoce igualmente las fundaciones de la Nueva España y las ciudades de México, Puebla, Valladolid (hoy Morelia), Guadalajara, Zacatecas y San Luis, gracias a la pluma de los conquistadores o de los primeros pobladores. Así pues, escribe Fuentes “emplearon su valor para conquistar, estos sus talentos; para conservar tan justas memorias ennobleciendo y enriqueciendo á un mismo tiempo á la posteridad con dejarlas gravadas en sus escritos”. En otras palabras, Fuentes, sabiéndose el primer historiador de Saltillo, se daría a la tarea de colocar la historia de su villa en la historia global, es decir, de compararla con la misma Roma o Grecia. Para trasladar a la posteridad a Saltillo, al igual como hicieron con Jerusalén o Alejandría. En pocas palabras, conecta a Saltillo con el resto del mundo.

Más adelante comenta que es de admirar que ni los conquistadores ni los primeros pobladores de Saltillo “procuraron solicitarle esta tan justa gloria”. Ninguno escribió la historia de Saltillo en 200 años, lo cual es realmente impresionante sabiendo que, por ejemplo, México tuvo sus crónicas desde los primeros momentos en conquistadores como Hernán Cortés o Bernal Díaz del Castillo (quien se atrevió a escribir la “verdadera” historia de México) o en religiosos como Toribio de Benavente mejor conocido como Motolinía. Los vecinos de Saltillo no lo hicieron, relata Fuentes, por sencillez o descuido, ya que Saltillo era, en palabras del párroco “una de la mas conocidas y celebradas poblasones de este nuevo mundo”. Lo interesante es que no dice Nueva España, sino mundo, de nuevo quería recalcar la defensa de lo local a partir de lo global.

Pedro Fuentes Realizó un verdadero trabajo de historiador pues menciona que sus escritos se basan en fuentes de diferentes archivos que ha consultado, sobre todo de las parroquias de la ciudad, utilizando vocabulario como manuscritos, instrumentos, evidencias y rastreo de documentos. De este modo conoce las historias de los primeros conquistadores y pobladores de la ciudad. Fue él quien dijo que la ciudad había sido fundada “por los años de” 1575 (ya hemos dicho en este espacio que la fecha exacta de la ciudad de Saltillo es aun desconocida, aunque se apunta que ya existía por lo menos desde 1572 y no en 1577 como lo señala la historia oficial). Cabe destacar que no asegura esta fecha, incluso en el capítulo dedicado al pueblo de San Esteban, del que sí existe la fecha exacta, confesaría entre líneas que el acta de fundación de Saltillo no existe, es decir, Fuentes rastreó la evidencia y la cotejó con otros documentos para así llegar a la fecha aproximada de la fundación de Saltillo. Concluye: “y solo queda el dolor de que no sea corta la citada época”. Es decir, no dice que su escrito es verdadero, lo que es sorprendente para su época, sólo escribe lo que encuentra en los archivos, sabiendo que en el tiempo puede ser desmentido por los historiadores a venir. Realmente se dio la tarea de historiar.

La introducción de Fuentes para su Historia termina de manera nostálgica, aunque consciente debido a la urgencia de escribir más historias sobre la villa: “hagamos posible el imposible, que por tal se tiene de sacar del profundo del olvido las memorias de la fundación de esta Villa del Saltillo para qe. postergandose los tiempos no se haga del todo imposible”.

Actualmente la Escuela de Ciencias Sociales -acaso el organismo más productivo de toda la Universidad Autónoma de Coahuila a pesar de su corta edad- así como otras instituciones, se dedican a producir el conocimiento histórico de Saltillo y de la región, evitando que las memorias de la ciudad caigan en ese profundo olvido, reconstruyendo, como lo deseó Pedro Fuentes, esas historias dignas de saberse.