LA SEGURIDAD PÚBLICA TIENE SOLUCIÓN

 

Omar Hamid García Harfuch, antes de ser secretario de Seguridad Ciudadana de la capital, encabezó las áreas de investigación de la Policía Federal y también, de manera más reciente, de la hoy extinta Procuraduría General de la República.

La mañana del pasado 26 de junio, el secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México se dirigía al centro de la ciudad por Paseo de la Reforma a bordo de una camioneta y escoltado por otra. Al llegar al cruce de Reforma y Monte Blanco, una camioneta de redilas, acompañada por una Suburban blanca, le cerró el paso. De estos vehículos descendieron varios hombres y perpetraron un ataque directo al vehículo del funcionario.

El conductor y acompañante del secretario de Seguridad Ciudadana fallecieron en el operativo criminal, mientras García Harfuch recibió tres impactos. Como “daño colateral“, una mujer que se dirigía a su negocio de comida también falleció por una bala perdida.

El presidente Andrés Manuel López Obrador, en un mensaje de fin de semana, refirió que esta semana «fue difícil», porque no solo seguimos padeciendo por la pandemia por el Covid-19, sino que, por un lado, se registró un sismo de magnitud 7.4 en Oaxaca (el martes) y el viernes sufrió un atentado Omar García Harfuch, secretario de Seguridad Ciudadana en la Ciudad de México.

López Obrador lamentó la muerte de dos escoltas de García Harfuch y de Gaby, una mujer comerciante que fue alcanzada por las balas durante el ataque. Ante los hechos, pidió seguir adelante y «aún con la adversidad tenemos que seguir luchando para que las cosas cambien, para que las cosas mejoren».

Si bien es cierto que la crisis derivada de la pandemia le quitó reflectores al tema de la crisis de seguridad pública, eso no ha implicado que ésta haya bajado, por el contrario, hay evidencia empírica que sigue creciendo y subiendo el tono de el actuar de la delincuencia, y el atentado contra el jefe policiaco de la capital del país es una prueba resonante, pero lamentablemente, no la única.

Dejando de lado las críticas a frases coloquiales como la de “abrazos, no balazos”, que solo quedarán en eso, mi intención, en este texto, más bien es enumerar algunos rasgos de estrategias exitosas para combatir el crimen y disminuir los hechos delictivos.

Me referiré al estado de Coahuila, que ha logrado reducir y mantener muy bajos esos indicadores. La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, a nivel federal, posiciona a esa entidad en tercer lugar en materia de seguridad.

De ese modelo queda claro que los gobernadores deben tener la voluntad política y la determinación para combatir la inseguridad, ya que de otra forma los municipios no podrán hacerlo solos.

Es decir, se trata de un reto que debe enfrentarse de manera coordinada y, a su vez, tener claro que para entender al crimen y su lógica se requiere cercanía con la población y compromiso para generar acciones de gobierno.

En este afán, es fundamental realizar un análisis por cada municipio con el fin de identificar las particularidades sociales, económicas, culturales y geográficas, y la forma como influyen en la manera en que se manifiesta la inseguridad. Esto con el fin de establecer la estrategia adecuada para atacar las causas socioeconómicas y culturales del delito.

También es necesario entender la geografía del delito y además fortalecer la capacidad municipal en materia de seguridad. Lo que significa que no solo se tiene que invertir en proyectos de seguridad, sino en un plan que implique fortalecimiento de la estructura educativa, más escuelas y de fácil acceso en todos los niveles educativos, para lograr una mayor cobertura.

Invertir además en proyectos de infraestructura, es decir, que el gasto público se oriente hacia la inversión productiva en capital físico, tecnológico, cultural y humano. Esto como parte del fortalecimiento del tejido industrial y empresarial que se requiere para fomentar la generación de fuentes de empleo, acompañada de una agresiva política de fomento económico.

En el otro eje de la estrategia, es indispensable profesionalizar y depurar los cuerpos de seguridad pública. Para ello es necesario aplicar a todo el personal de seguridad exámenes de control y confianza y rechazar tajantemente a quien no los acredite.

Pero a su vez, establecer incentivos tales como incrementar y homologar los salarios de las policías, así como impulsar que en los municipios se les otorgue seguridad social a los elementos de las policías municipales. Además de impulsar la mejora de la policía municipal, a través de capacitación y entrenamiento cotidiano.

Por otro lado, cerrar la pinza de la estrategia impidiendo el financiamiento del crimen organizado. En el caso de Coahuila, por ejemplo, están prohibidos casinos, peleas de animales, venta de alcohol, tragamonedas en tiendas, table dance y giros negros, etc. Que eran unas de sus fuentes. Para lograrlo ha sido necesario fortalecer el marco jurídico para tipificar como delitos, entre otros, la contratación de personas en las áreas de seguridad pública que no aprueben los exámenes de control de confianza; la operación de establecimientos como yonkes, casinos y table dance; narcomenudeo; la circulación de vehículos con placas sobrepuestas; las peleas entre animales; la prestación de servicios privados de seguridad sin permisos; la desaparición forzada de personas; la facilitación delictiva (halconeo); la utilización de insignias o vehículos oficiales con fines ilícitos; la venta de alcohol sin permiso y fuera de los horarios permitido; además de tipificar el feminicidio y perseguirlo.

Por ultimo, y tal vez lo más importante, es que la sociedad coahuilense y su gobierno demuestran en su estrategia de seguridad que para lograr un verdadero cambio es necesario el compromiso y participación de todos y que, si ésta se da permanentemente, es decir, en la cotidianidad y en cada uno de sus espacios, el problema de la seguridad pública tiene solución.

En palabras del gobernador Miguel Riquelme, “Coahuila no ha descuidado uno de los ejes más importantes que es la seguridad como la base de la gobernabilidad y la certeza para el desarrollo de sus actividades económicas y la tranquilidad de los coahuilenses”.

 

José Vega Bautista

@Pepevegasicilia

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