ENTRE MANUELES TE VEAS

Dos hombres ya entrados en años decidieron hacer un recorrido por el Usumacinta para recordar sus orígenes tabasqueños.

Uno es de Macuspana y el otro en realidad es poblano, pero le resulta más oportuno apelar al nacimiento de su padre en Tenosique, poblado en el que se reunieron para comenzar su aventura por el bajo Usumacinta que de ahí parte hasta desembocar en el río Grijalva.

Partieron en un bote que les confiaron, algo maltrecho, pero aún en buenas condiciones para completar el periplo por el sureste. Les ofrecieron la compañía de un guía y de ayudantes con experiencia, pero se encapricharon en que podrían hacerlo solos.

Pronto quedó demostrado que era más su entusiasmo que su destreza, el bote iba sin control de una a otra orilla del río, movido al capricho de la corriente pues los inexpertos navegantes no lograban hacerse con el control.

Una roca rompió el bote y comenzaron a hundirse. ¿Qué hacemos tocayo, tu sabes más de esto?, preguntó el de Macuspana, y el otro con suficiencia sugirió «hay que tirar algo para  llevar menos peso», y acompañó las palabras con la acción, arrojando los chalecos salvavidas.

«¡Genial Manuel!, ahora tira también los remos y las provisiones».

No hemos llegado al final de esta historia, pero la absurda forma en que estos dos aventureros reaccionaron permite anticipar que el bote se hundirá.

Tomando en cuenta cifras oficiales del IMSS y el INEGI, analistas de BBVA Bancomer alertan que un estimado de 600 mil empleadores del sector formal e informal que están en suspensión temporal por la contingencia sanitaria y sin percibir ingresos, pudieran no reanudar actividades.

Señalan también que ya 20 mil empresas, formales e informales, han cerrado sus operaciones y se ha perdido un millón de empleos, tres veces más de todos los que fueron generados en 2019.

Otros analistas, de BW Capital, estiman que la crisis que vivirá el país será mayor que la de 2008, y la recuperación del mercado laboral podría extenderse hasta 2024.

Y precisan que, efectivamente, la estimación al inicio de la pandemia era que se perdería un millón de empleos, pero el modelo de análisis incluía algún tipo de apoyo mínimo del gobierno, que no se ha dado, y los despidos pudieran llegar a un millón y medio de empleos.

La Cámara de la Industria de la Transformación tiene pronósticos aún más alarmantes, pues consideran que, si hubiera una segunda oleada del covid que obligara a revertir la reactivación económica, dejaría entre 14 y 17 millones de mexicanos sin empleo.

En todo el mundo los gobiernos están buscando cómo ayudar a las personas y a las empresas a sortear los efectos generados por la crisis producto de la pandemia.

Algunos países tienen esquemas de seguro de desempleo o paro, otros lo canalizan a través de las empresas como un salario de auxilio. Diferentes rutas para un mismo propósito, evitar el colapso.

Y mientras tanto en México la estrategia es descomponer lo que no estaba descompuesto.

La Comisión Federal de Electricidad cancela contratos de suministro de carbón, y orilla a la quiebra a empresas que dan empleo a más de dos mil personas en forma directa y a más de cinco mil a través de proveedores de bienes y servicios.

Empresas que tenían un contrato de largo plazo, que estaban cumpliendo, que no tenían impedimento para trabajar en la contingencia sanitaria, que mostraron disposición a negociar y no encontraron más que obstáculos y la determinación de llevarlos al cierre.

Empleos que tenían viabilidad y podían prevalecer sin auxilio subsidiario del gobierno.

En lo que parece ser una cruzada contra la inversión privada, como si el Estado mexicano fuera suficiente para soportar la economía, se encargaron también de poner tal cantidad de obstáculos a otras empresas en el sureste, que estas decidieron cancelar la creación de una central eléctrica en Veracruz con la que también generarían empleo, desarrollo y derrama económica.

Esto pasó nada más en una semana, pero en los diecinueve meses que han transcurrido de la actual administración, los casos similares se multiplican.

Volvamos mejor al bajo Usumacinta.

«¡Esto se hunde Manuel!», «no te preocupes Andrés, llegando a aquéllas rocas nos aventamos de cabeza»…

 

edelapena@infonor.com.mx