¿POR QUÉ DIVIDE EL PRESIDENTE?

 

Durante 18 años de campaña López Obrador hablaba de un movimiento incluyente para transformar al país. Ahora como como gobernante, sigue hablando de una transformación, pero ya no buscando sumar adeptos. Por el contrario, ahora polariza hablando en términos binarios. Blanco y negro, bueno y malo, liberales o conservadores, estás con su proyecto o eres corrupto.

¿Por qué divide el presidente, a veces al punto de la agresión? Simple: porque le es rentable, electoralmente hablando. Estamos a un año de la elección de medio término que, independientemente de la revocación de mandato que propuso AMLO para el 2022, el 2021 ya es un referéndum per se, y para ganar de nueva cuenta necesita votantes duros dispuestos a defender sus causas y una oposición fragmentada.

La estrategia del presidente es clara. No tendrá los 30 millones de votos, que obtuvo en el 2018, pero si tendrá suficientes electores sumamente convencidos de que su forma de gobernar es la adecuada a pesar de que el rumbo del país no sea el mejor. Y como contrapeso tiene varios partidos que no han sabido reposicionar su imagen ante el electorado. Para muchos ciudadanos, estos partidos siguen representando el pasado que les llevó a votar por MORENA, pensando que sería una opción diferente.

Si estrategia de los partidos de oposición es esperar a que López Obrador caiga por sus propios errores, y que eso les abone a ellos en automático, están equivocados. MORENA les va seguirá ganando a nivel nacional, porque su plan es como querer pescar sardinas sin una red. Necesitan una nueva narrativa que los saque de los términos que a diario el presidente establece en las mañaneras: los villanos corruptos neoliberales del pasado contra una nueva forma de gobernar.

Por eso, la 4T se da el lujo de lanzar globos de prueba para ver hasta dónde llega la dureza de su red de apoyo, inclusive por sectores. El método es fácil: tirar cualquier tipo de disparate y ver qué pega. Ejemplos sobran: que el INEGI tenga facultades para revisar casas y cuentas, que las AFORES sean administradas por el Banco del Bienestar, recortar el 75% del presupuesto a los centros públicos de investigación, desaparecer el FIDECINE, o transformar la CNDH en la Procuraduría de los Pobres. Si los afectados respingan, reculan. Si no, ya entró una cuña más de la administración.

La narrativa de héroes y villanos que usa el presidente cala en algunos sectores, pero también solidifica a su base. Por ello a pesar de todos los errores de comunicación y agresiones innecesarias, mantiene un 49% de aprobación. Sí, la mitad, pero con una estrategia clara.

Decía mi maestro Chris Arterton, que en la política, una estrategia puede ser buena o mala. Pero lo único que es seguro, es que sin estrategia, pierdes. El 2021 ya está cerca, y hasta el momento, a eso le puesta la oposición que no es capaz de hablarle propositivamente al electorado, más allá de destacar los errores de la 4T, lo cual no es suficiente para merecer votos.

 

Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael.