CAPITALES

Refinería Dos Bocas se construye aunque no sea rentable

 Uno de los proyectos más ambiciosos del Presidente López Obrador es la Refinería de Dos Bocas, que se localizará en Paraíso, Tabasco una población de 100 mil habitantes. Este proyecto que se realizará en un predio de 600 hectáreas y que se estima tenga una capacidad de refinamiento de 340 mil barriles de crudo diarios, deja un espectro de más preguntas que soluciones, según lo planteado por analistas expertos en el tema. Dicha obra tendrá un costo de aproximadamente 8 mil millones de dólares, y un tiempo de construcción estimado en 3 años. Para entender el proceso de refinamiento, es necesario definir que no todo el petróleo crudo se refina de la misma manera. Las características físicas del petróleo crudo determinan cómo lo procesan las refinerías. En términos simples, los crudos se clasifican por densidad y contenido de azufre. Los aceites crudos menos densos (más ligeros) generalmente tienen una mayor proporción de hidrocarburos ligeros. Las refinerías pueden generar productos de alto valor como gasolina, combustible diesel y combustible para aviones a partir de petróleo crudo ligero con destilación simple. Cuando las refinerías utilizan una destilación simple en aceites crudos más densos (más pesados), produce productos de bajo valor. Los crudos pesados requieren un procesamiento adicional y más costoso para producir productos de alto valor. Algunos aceites crudos también tienen un alto contenido de azufre, que es una característica indeseable tanto en el procesamiento como en la calidad del producto. Además del petróleo crudo, las refinerías y las instalaciones de mezcla agregan otros aceites y líquidos durante el procesamiento para producir los productos terminados que se venden a los consumidores. Estos otros aceites y líquidos incluyen aquellos que se condensan en pozos de gas natural (llamados condensados de arrendamiento); líquidos de plantas de gas natural procedentes del procesamiento de gas natural; gases licuados de la refinería misma; y aceites sin terminar que se producen refinando parcialmente el petróleo crudo, como naftas y aceites más ligeros, queroseno y gasóleos ligeros, gasóleos pesados y residuos. En este sentido, el petróleo que se extrae en México en su mayoría es de tipo pesado, por lo cual las refinerías existentes no cuentan con la capacidad de procesamiento para dicho hidrocarburo, motivo por el cual es necesario vender o intercambiar petróleo pesado por ligero, para tener la capacidad de refinarlo en México.

¿Qué se obtiene de un barril de petróleo? Según datos de PEMEX en el proceso de refinamiento se obtiene: 46.1% de diésel, 10.8% de gasolina, Nafta 10%, betún 11.2% disolventes y azufre 10.4%, queroseno 6.1%, gases, lubricantes y fuelóleo 5.4%. Nuestro país cuenta actualmente con 6 refinerías en operación, siendo la más antigua la de Francisco I. Madero, ubicada en el Municipio de Ciudad Madero Tamaulipas la cual se fundó en el año de 1914, y la más reciente es la refinería Ing. Héctor Lara Sosa ubicada en el Municipio de Cadereyta Nuevo León, y que inició operaciones en 1979. En virtud de lo anterior, y si las 6 refinerías con las que cuenta el país operaran al 100% de su capacidad, estas podría estar refinando 1.6 millones de barriles de petróleo diarios, pero debido a la falta de mantenimiento y reconfiguración de las mismas, solo pueden refinar poco más de 580 mil barriles diarios, es decir, solo el 36% de su capacidad según datos de la Secretaria de Economía. De acuerdo a la Secretaría de Energía, en nuestro país el mercado de combustibles automotores es el sexto más grande del mundo, con una demanda total de 1,178 millones de barriles diarios (2018), del cual 789 corresponden a motores de gasolina y 389 a motores diésel. A estos volúmenes es necesario incrementar 141 millones de barriles diarios que corresponden a combustóleo y 87 millones de barriles diarios de turbosina. Debido a la baja operativa de las refinerías existentes en México, 7.5 de cada 10 litros de gasolina Magna y Premium provenía de refinerías extranjeras, principalmente de Estados Unidos durante el 2019.

Si bien la demanda de gasolina en nuestro país se incrementa cada año y las refinerías nacionales no tienen la capacidad de proveer al mercado de este producto, se determinó que el Gobierno Federal construyera la Refinería de Dos Bocas. Pero bajo el actual contexto nacional, ¿es conveniente realizar dicha obra? Con esta refinería, ¿se cubre la demanda nacional de gasolina? en México se consumen diariamente 190 millones de litros de gasolina diarios según datos de la Comisión Nacional de Hidrocarburos. Aunque depende de la capacidad de refinamiento, según PEMEX por cada barril de petróleo se puede generar hasta 63 litros de gasolina, por lo que un incremento de 340 mil barriles de petróleo refinado equivaldría a 21 millones de litros adicionales, o un 11.27% más al requerimiento nacional. Si continuamos con dicha métrica, y considerando que 7.3 de cada 10 litros de gasolina en México son importados, estaremos todavía muy lejos de satisfacer la demanda nacional de gasolina con una inversión mega millonaria. Los más recientes casos de construcción de refinerías por parte de petroleras del Estado, han sido un total fracaso, el caso concreto es la Abre e Lima en Brasil, la cual después de 10 años de construcción inicio operaciones en 2014, y cuyo presupuesto fue de 2,500 millones de dólares, para culminar en cerca de los 18 mil millones de dólares en inversión, y cuya capacidad de refinamiento es de 230 mil barriles diarios. Muchos expertos han afirmado que la Refinería de Dos Bocas no es la solución para la independencia energética del País, y que es necesario invertir en la modernización de las 6 refinerías ya existentes, antes de pensar en construir una nueva. Después de la pandemia del COVID 19, se han reconfigurado las actividades industriales en el mundo, muchas de las cuales tenderán hacia el desarrollo de energías renovables y cada vez menos uso del petróleo para generar combustible. Si a esto le añadimos que de acuerdo a la Agencia Internacional de Energía, en el mundo solo restan 43 años de reservas probadas de petróleo, considerando el consumo a los volúmenes actuales, estamos ante un panorama que exige crear nuevos paradigmas hacia el uso de la energía como combustible. A finales de Abril de este año, el New York Times publicó un artículo donde se mencionaba que si la caída de los precios del petróleo y el gas hubieran sucedido hace 10 o 15 años debido a la pandemia de coronavirus, esto habría ocasionado un aumento en el uso de combustibles fósiles y dañar las fuentes de energía renovables como los parques eólicos y solares. ¿Y qué cree? ¡Sucedió en México! El comunicado emitido por el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE), señala que a partir de la primera semana de mayo, se cancelaron las etapas de pruebas de los proyectos de energías renovables en todo el país, según el comunicado, esto es debido a la intermitencia en el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) como consecuencia del bajo consumo industrial por la cuarentena, lo que favorece a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para que puedan vender energía a las empresas y truncar la generación de energía renovable. Ya lo habían hecho antes al cancelar las subastas. Esto atenta directamente contra el sector de las energías renovables en México, y nuevamente damos un paso para adelante, y dos pasos para atrás.

Pero volviendo al caso de Dos Bocas, ¿cuál sería una propuesta de solución para México? Existen algunas alternativas que se han analizado y puede ser más rentables que lo que se propone el Gobierno Federal. Si bien el país requiere refinar el petróleo que extrae para convertirlo en gasolina, una de las más adecuadas sería que el sector privado invirtiera en la construcción no de una, sino de varias refinerías a lo largo del país, como lo hacen en Estados Unidos. El vecino del norte ha permitido la inversión privada en refinerías desde hace muchos años, esto ha favorecido que a la fecha cuenten con 132 de ellas y una capacidad de 18.8 millones de barriles diarios. Una propuesta sería la construcción de varias refinerías con capacidad de producción de 50 mil a 100 mil barriles diarios a través de empresas particulares, lo cual no representa inversión, genera más empleos y es una forma de captar impuestos de manera importante.

Ahora, ¿el Gobierno no quiere ceder la operación de estas refinerías al 100%? En nuestro país están permitidas las Asociaciones Público Privadas, donde una parte la invierte el Gobierno y otra parte el sector privado. De hecho existe una Ley para tal efecto la cual textualmente indica que “En particular, la Ley de Asociaciones Público Privadas (APP), vigente en México a partir de enero de 2012, define los proyectos APP de la siguiente manera: «aquellos que se realicen con cualquier esquema para establecer una relación contractual de largo plazo, entre instancias del sector público y del sector privado, para la prestación de servicios al sector público, mayoristas, intermedios o al usuario final y en los que se utilice infraestructura provista total o parcialmente por el sector privado con objetivos que aumenten el bienestar social y los niveles de inversión en el País.”  En este sentido, se puede permitir que particulares puedan invertir en este tipo de proyectos, los cuales están regidos por la Ley y permiten ampliar la cartera de inversión del sector público al compartir la inversión. Existen varios casos de éxito de APP en México, tal es el caso de redes de carretera e infraestructura como también la construcción de hospitales en el País.

¿Cómo opera una APP en México? Se establece una relación contractual de largo plazo entre el sector público y privado, las cuales pueden ser: concesiones, arrendamientos, proyecto de prestación de servicios u obra pública financiada para la prestación de servicios al público y en los que se utilice infraestructura provista total o parcialmente por el sector privado, en este caso en particular, se considera el terreno para la construcción de la obra. Las APP buscan incrementar los niveles de inversión en el país y mejorar la eficiencia en la prestación de servicios públicos.

En conclusión, el sector energético en México tiene que subirse al tren de desarrollo y la modernización (y no me refiero al Tren Maya). No es posible que en nuestro país se apueste por invertir grandes sumas de capitales para crear un proyecto que solamente abonará menos del 12% a las necesidades del país, cuando ese capital puede invertirse de manera más efectiva en adecuar las refinerías existentes, y de las cuales se podrán obtener mayores beneficios. La política energética de México había dado un importante paso con la Reforma para el mismo fin, pero al parecer todo aquello que se hizo en los gobiernos anteriores estaba mal hecho o favorecía a la corrupción. En verdad hace falta una visión más objetiva para entender que el mundo está cambiando hacia modelos más eficientes de generación de energía, en balance con el medio ambiente. La cancelación de las subastas, de las rondas de hidrocarburos, el cuestionado proyecto de Dos Bocas, la cancelación de proyectos de energías renovables y lo que se les vayan ocurriendo, van a terminar siendo pesadas losas que el Ejecutivo tendrá que cargar no solamente durante su administración, sino durante toda su vida. El sector privado en México ha sido un bastión que sostiene la economía del país, tanto los inversionistas nacionales como los extranjeros siguen viendo a México como un importante destino de inversiones, es necesario escuchar sus demandas y propuestas. México crece y seguirá creciendo gracias al sector privado, a pesar de todo.

Twitter: @pacotrevinoa