PLAZA CÍVICA

 Disonancias, congruencias y un deplorable silencio

Existen importantes disonancias, lamentables congruencias y un deplorable silencio en el decir y hacer del presidente de la República. Las benéficas promesas que realizó han sido completamente desechadas, las dañinas promesas que efectuó han sido tenazmente perseguidas y un tema fundamental ha sido constantemente desdeñado. Y cuando el país se haya tomado este coctel, el deterioro al cuerpo nacional será inevitablemente severo.

Las importantes disonancias del presidente de la República se observan en el combate a la corrupción, la separación del poder económico del político, la paulatina retirada de las Fuerzas Armadas y la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM).

Se prometió que el lastre histórico de la corrupción sería combatido como nunca, pero la verdad es otra. No hay construcción institucional en la materia y sin ello todo resulta simple oquedad. Empero, lo que sí parece que habrá es una repetición de la historia: arresto de altos perfiles con larga cola que sin embargo obedece más a una lógica electoral que a una de aplicación de la ley. Se prometió que la separación del poder económico del político sería la nueva realidad, que las arenas no se mezclarían más, que ya no se usaría el aparato estatal para hacer negocios, pero no ha sido así. El presidente usa sus poderes para premiar o castigar a los empresarios, ya sea mediante el uso del SAT como instrumento político, la entrega discrecional de grandes contratos o la colocación de perfiles empresariales en puestos públicos. Se prometió un plan para que las Fuerzas Armadas regresasen a sus cuarteles, pero se ha apostado a lo contrario. No existe un mínimo y sano escepticismo hacia aquellos que detentan los fusiles, la Guardia Nacional no es más que personal militar con un nuevo escudo y el reciente decreto presidencial apunta al uso permanente y expansivo de los militares en tareas de seguridad pública. Se prometió que el proyecto del NAIM proseguiría, ya sea con participación estatal o en manos de privados, y no fue así. Se canceló mediante una maniobra sin fundamento legal alguno y provocando una incertidumbre económica tal que ha puesto en alto la inversión privada en el país.

Las lamentables congruencias se contemplan en los proyectos de infraestructura, en la educación, en la política energética y la política social.

Se propuso la construcción de un Tren Maya, una refinería en Dos Bocas y un aeropuerto en Santa Lucía, y resultó ser verdad. Sin proyectos ejecutivos y por ende sin racionalidad alguna, miles de millones de pesos de recursos públicos terminarán en la basura por el capricho de un solo hombre. Se propuso la cancelación de la reforma educativa, y así fue. Por ello la permanencia y ascenso de los maestros obedecerá nuevamente a una lógica de patronazgo y no de mérito; si la CNTE ya no hace ruido es porque sus prebendas han sido restituidas. Se propuso el regreso del monopolio estatal en energía, y efectivamente esa ha sido la apuesta. Por ello miles de millones de dólares en inversión privada se han cancelado, las finanzas públicas se han puesto en riesgo, la incertidumbre económica aumenta y las calificaciones crediticias de la deuda soberana y de PEMEX caen. Se propuso la implementación de diversos programas sociales sin reglas de operación, y así fue. Personal morenista ha levantado los censos, no se tienen parámetros de calificación y el CONEVAL e INEGI han sido debilitados, oliendo todo a un acrecentado clientelismo político.

El deplorable silencio se aprecia en las energías renovables, el cuidado ambiental y el calentamiento global. El reciente decreto que cancela la inversión privada en energías limpias y permite el uso de combustóleo para generar electricidad solo encarecerá el recibo de luz, afectará la salud de los mexicanos, aumentará la incertidumbre económica e incrementará el aislamiento del país.

Hubiese gustado lo contario: disonancia con las promesas dañinas, congruencia con las promesas benéficas y discurso en el tema más trascendental del S. XXI. Pero no fue así, sino todo lo contrario.

 

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@FernandoNGE