CRONICAS TURISTICAS

 

Puerto Morelos, la puerta al nirvana tropical

  “Larga vida al rey” … así me siento, ahora que estoy recostado en un camastro en Puerto Morelos, a la orilla de la playa y solo levantando la mano para pedir que rellenen mi vaso con el delicioso mojito que preparan. La brisa del mar llega ligera, cómplice del clima y la cadenciosa sonoridad de las olas tempraneras que contagian su ritmo a nuestra respiración. El sueño se ha ido y nos encontramos en una especie de nirvana tropical. El rostro de Karina y Lety reflejan lo mismo, la paz conseguida no se puede ocultar.

Es cierto que para este momento de tranquilidad tuvimos que despertar temprano, desayunar ligero y salir corriendo con rumbo a la playa, para encontrar un lugar desierto, que de a poco se fue poblando de vacacionistas, pero un par de horas fueron suficientes para expulsar el estrés.

Nos encontrábamos a 30 minutos de distancia. Partimos de Playa del Carmen sobre la carretera Tulúm-Cancún a la 7:30 horas para recorrer un poco más de 30 kilómetros, que en automóvil y a una velocidad moderada de 90 km/h nos llevó 35 minutos llegar a nuestro destino, bajar nuestras mochilas y caminar unos pasitos a la playa.

El sol mañanero del Caribe es tan cordial, que permite disfrutar unas vistas fantásticas de la superficie marina, sin cegar al visitante ni causarle incomodidad alguna en la piel, aunque siempre es necesario usar bloqueador para evitar problemas de salud.

Luego de un merecido y prolongado descanso de 120 minutos o quizás un poco más, el mar quintanarroense es un mal consejero, su hipnotizante color turquesa llama al visitante a impregnarse de su tibieza y mi cuerpo no está preparado para rechazar esa provocación, la cual resulta en un chapuzón liberador. Me sigue Karina, al percatarse de mi repentino despertar, pues el nirvana quedó atrás y la energía de las vacaciones ha vuelto a mí.

Decidimos caminar un poco sobre la playa, antes de pedir algún bocadillo para aguantar la mañana, ya que el plan organizado la noche anterior, contempla una comida en una de las marisquerías más conocidas de la región, que se encuentra a unos pasos del lugar donde decidimos instalarnos.

Probablemente son 200 metros los que nos separan del Faro Inclinado, ícono de la playa, la ciudad y el municipio, que no podíamos dejar de visitar y tomarnos unas fotos para conservar el momento. El viento es nuestro aliado y nos permite secarnos rápidamente, con tan solo caminar sobre la playa de arena blanca, típica de todo el estado.

El espectáculo natural en esta zona es fabuloso, algunos pelícanos se acercan a la gente en el muelle de madera, el rebote del sol en el agua genera contraluces impactantes, pareciera un sueño en el que pululan dragones en espera de turistas que los alimenten.

Pero la caminata, además de hacer volar a la imaginación provoca hambrita y haber pasado por varios lugares donde el aroma de los productos marinos sobre la plancha se esparce en el ambiente, nos orillan a volver al lugar donde pasamos la mañana por nuestras cosas, es hora de comer.

Las recomendaciones fueron muchas, pero decidimos acudir orientados por nuestro sentido de la vista. Al pasar por La Playita, así se llama la marisquería, vimos un pescado que olía y se veía espectacular, por lo que no dudamos en acudir. El amigo Ricardo tenía su hora de comedia en el trabajo y estaba muy cerca de nosotros, así que Karina, Lety y yo nos reunimos con Ricardo en ese restaurante.

La comodidad ante todo. Nuestros pies podían tocar la arena, una palapa nos cubría del sol, las mesitas de 4 personas eran amplias y recibíamos la brisa del mar sin ningún obstáculo al frente.

Llegaron los platos. Pescado al mojo de ajo, un ceviche de pescado, un coctel de pulpo y otro de camarón, todos acompañados con sus respectivas cervezas, frías a punto de congelación y muy adecuadas para el caluroso clima vespertino de Puerto Morelos.

La charla se prolongó un rato, la sobremesa nos retuvo hasta prácticamente las 5 de la tarde, cuando el sol comenzaba a perder intensidad y nosotros a ganar fuerzas para partir de vuelta a Playa del Carmen, lugar desde donde estuvimos viajando a la Riviera Maya.

Sin duda Puerto Morelos es un destino que no se puede perder cuando visite Cancún y sus alrededores, podría alcanzar el nirvana tropical.

Recuerde que viajar es un deleite y más cuando se hace en compañía. Lo espero en la próxima Crónica Turística y le dejo mi correo electrónico para cualquier comentario o sugerencia trejohector@gmail.com y lo invito a seguirme en Spotify en Trejohector.