A LA BÁSCULA

Sobre la mesa

 Para la mayoría de los mexicanos el tema del Coronavirus, o COVID-19 -como quiera usted llamarle-, nos mantiene ocupados con la mayor parte de la atención puesta en las conferencias de prensa, videoconferencias, comunicados de los diferentes niveles de gobierno, así como de noticieros de radio y televisión, lo que publican los diarios sean estos los tradicionales impresos o los digitales.

Que cuántos casos nuevos hubo hoy, cuántos muertos, que si la gente respeta o no el quédate en casa, que si hay la sana distancia, que si no para la movilidad de la gente, que los que no respetan siquiera el uso de los cubre boca, del gel antibacterial, y ni el elemental lavado de manos cada hora en las formas que las autoridades de salud no se cansan de repetirnos. Las medidas de cada gobierno y la ignorancia de alguno que otro del respeto y aplicación de los protocolos que el momento exige, los decretos que emiten los gobernantes, y hasta las sanciones que se aplican.

El tema del evidente riesgo a la salud de todos, a una buena parte de la población le ha provocado lo que en su momento generó la violencia: Dejó de preocuparle la situación económica y la falta de empleo, porque lo que le importaba era vivir, sobrevivir en aquél momento al desbordamiento de la violencia; hoy, aunque muchos han perdido su empleo o la principal fuente de ingresos, la principal preocupación es mantenerse con vida.

Hasta antes del inicio de la gran violencia en nuestro país, provocado por la –siempre lo he dicho, recio y quedito, y cuantas veces sea necesario-, estúpida guerra contra el narco decretada por Felipe Calderón, en las encuestas aplicadas igual por el Inegi que por firmas particulares, la principal preocupación de los mexicanos era la falta de empleos, la falta de oportunidades, la cada vez más deteriorada situación económica.

Tras la declaratoria de la guerra contra el narco, la principal preocupación fue la inseguridad, la violencia, y la prioridad de la gente cambió porque antes que encontrar un trabajo, lo que quería era mantenerse vivos, personal y familiarmente. Hoy ocurre exactamente lo mismo, porque lo primero es mantenerse vivos, aunque esta crisis ha provocado muchísimas más pérdidas de empleo que la crisis de inseguridad que, por lo demás, es fecha que esa escalada de violencia que mantuvo su crecimiento durante la administración de Enrique Peña Nieto, no ha parado tampoco en el actual gobierno.

Sin embargo, el hecho que la mayoría mantenga el foco de su atención en el tema de la salud, no significa que no existan los problemas económicos que se ciernen como una gran amenaza para el mundo, y particularmente para nuestro país. Hasta ahora, el manejo de estos temas ha quedado en manos de esos expertos que cuando nos conviene son muy buenos, son los especialistas en el tema; y cuando no, los descalificamos en el mejor de los casos porque se creen ‘sabelotodo’. En manos de los analistas, de los opinólogos, de los economistas.

En la mesa están muchos, muchísimos temas que más tarde o más temprano, van a tener una consecuencia –buena o mala- para todos los mexicanos, como la terquedad de poner como prioridad –entre otros, aparentemente ‘no esenciales’ como lo marcan ahora con la norma sanitaria-, proyectos como la construcción de la refinería de Dos Bocas, cuando en el primer trimestre de este año Petróleos Mexicanos perdió poco más de 562 mil millones de pesos, y hoy el petróleo a nivel mundial vale poco menos que nada.

En el mismo periodo, de acuerdo con los reportes del Inegi, el Producto Interno Bruto (PIB) se redujo en 1.6 por ciento, comportamiento a la baja que mantiene por quinto trimestre consecutivo. Tampoco se debe perder de vista que el pasado mes de marzo, ha sido el de mayor pérdida de empleos –provocado en mucho por la pandemia del Coronavirus, es cierto-; según las cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) 130 mil 593 empleos formales se perdieron. En la contraparte, la generación de empleos registrados ante el IMSS fue de 61 mil 501 empleos en el primer trimestre del año…y lo que falta.

Está a discusión el tema de las reformas a la Constitución, para que el titular del Ejecutivo disponga del presupuesto aprobado por la Cámara de Diputados a discreción –por no decir que a su antojo-, y sin tener que contar con el aval de los legisladores.

Pero también está pendiente de abordarse el tema de las Afores que ya despertó también la tentación de meterles mano, como se les metió en el pasado y tan cuestionado era por los que ahora quieren entrarle al manoseo.

Por supuesto que hay muchos temas más que no debemos perder de vista como ciudadanos, que están sobre la mesa y no hay que ignorarlos, aunque la prioridad sea la salud, vivir, sobrevivir. Pero se puede echarle un ojo al gato, y otro al garabato.

 

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@JulianParraIba