Claro y sin alarmas debe hablarse a niños de la pandemia

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y la Adolescencia (UNICEF), recomienda a los padres de familia hablar con la verdad sobre el virus COVID – 19 con sus hijos, pero acorde a su edad y con el objetivo claro de que se debe poner como prioridad su salud mental.

De acuerdo a un documento que el Instituto Mexicano del Seguro Social está haciendo circular a padres de familia con hijos en guarderías, es inadecuado informar al menor de los riesgos de la enfermedad minimizándola a través de diminutivos, sin embargo sí es importante que no se les exprese de manera alarmista o definitiva, ya que esto contribuye a crear ansiedad y aumentar el temor de manera innecesaria, sobre todo en los más pequeños.

En este sentido, la guía, que abarca niños hasta los seis años de edad y está dirigida a padres de familia y educadores, les recomienda no exponerlos a noticias o reportajes con un enfoque sensacionalista o morboso de la situación; y de hecho, lo mejor es que no se expongan mucho tiempo a noticias sobre el tema; además, evitar involucrarlos en conversaciones de adultos sobre la enfermedad, especialmente si se presentan discusiones o bromas.

La UNICEF, a través del IMSS, recomienda principalmente dedicar tiempo a resolver sus dudas o inquietudes, en un lenguaje adaptado a su capacidad de comprensión, pero no engañoso. Si los padres consideran que les faltan recursos para hacerse entender, los organismos proponen hacerse de ellas a través de libros infantiles que hablen en general del tema de enfermedad, que se pueden encontrar en línea en sitios oficiales.

Se destaca que uno de las principales formas de hacer entender con claridad las acciones preventivas, es que el niño vea que los adultos las practican, tales como lavarse las manos constantemente y de una manera adecuada, asumir las recomendaciones de las autoridades sanitarias y mostrar tranquilidad en las diferentes etapas de la contingencia.

De igual forma, evitar los calificativos o señalamientos de responsabilidad que promuevan la discriminación a grupos específicos, como el caso de los adultos mayores o las minorías e incluso los extranjeros como causantes de la enfermedad.

Al enfatizar que los adultos son responsables de los efectos que la pandemia pueda tener en la vida emocional futura de los niños, se propone sentar las bases de autoprotección que podrán seguir e incidir educativamente en dichas conductas, como reconocer las circunstancias cotidianas en que están en contacto con la suciedad, entre ellas el manejo o juego con tierra y el contacto con animales domésticos como sus mascotas.

Incidir en el respeto y cuidado de las demás personas entendiendo que así se promueve el cuidado propio y adquirir respeto por el entorno, a través de la promoción de pequeñas contribuciones a la higiene doméstica y en su caso escolar, como adquirir el hábito de tirar los desechos a la basura, conocer la importancia de la limpieza e higiene en el entorno, en su propia ropa o en el uso de la vajilla, entre otros. (ESMERALDA-SÁNCHEZ-INFONOR)