LAS IMÁGENES QUE VEMOS

Pensamos en imágenes, en nuestra mente hay un tráfico mucho más acelerado que la vida rutinaria, que hoy por cierto está más pausada pero quizá más dinámica, de imágenes que nos permiten entender el mundo. Cada palabra que almacenamos está etiquetada a una imagen que le da sentido, que conecta o que apoya el significado que pretendemos otorgarle.

Las imágenes son poderosas y cada imagen conlleva en su propia esencia un mensaje. Esta semana ha traído imágenes no antes vistas.

El lunes se presentó la Mtra. Fabiana Zepeda, titular de programas de enfermería del IMSS en la conferencia diaria que el subsecretario López Gatell rinde por las tardes a causa del COVID19 y su impacto en México. Durante su participación, la Mtra. Fabiana, rompió en llanto ante la impotencia de las agresiones sufridas contra el personal médico, la imagen que se creó se etiquetó en un mensaje que afirmaba ya no poder vestir con orgullo, por miedo, el traje típico de tan loable profesión.

Otra imagen que se tuvo fue el precio del barril de petróleo que en el mercado estadounidense llegó a cifras negativas, cientos de imágenes se circularon evidenciando como costaba más un balde de pollo, un paquete de chicles, una suscripción a Netflix que la unidad que por años enteros ha soportado la economía mundial y un modelo de producción basado en el tráfico, intercambio y transformación.

El jueves otra imagen se generó en medio de la contingencia sanitaria que hoy nos tiene recluidos, la curva continua su ascenso en contagios y también en fallecimientos, esta presión, advertida con la declaratoria de la fase 3 de la pandemia en nuestro país, resulta previsible ante una enfermedad tan contagiosa.

Las imágenes que se generaron, donde un importante conductor de noticias, porque en nuestro país es más relevante quien da las noticias con imágenes a quien lo hace con letras, ataca a un subsecretario que recibió el apoyo de un gran sector social, unos días después tuvo una entrevista personal con el Dr. López Gatell y dejó atrás la zanja que se abrió coincidentemente en momentos de quiebre y ruptura política.

Cuando la biblioteca de Alejandría se enfrentó a su propio tamaño, porque siempre las primeras batallas son contra uno mismo, no se tenía un método que pudiera clasificar y encontrar los diversos contenidos que resguardaba, dependían de la memoria de sus bibliotecarios, pero un esfuerzo trascendental y monumental como el recinto, debía ir más allá de la vida de sus integrantes, Calímaco, por encargo de Ptolomeo I, encontró el sistema de clasificación alfabética según el nombre del autor para dar sentido a los miles de rollos que resguardaba, y así pudo operar el centro, hasta que una fuerza que no se había considerado, como un incendio ante la batalla la destruyera, porque los esfuerzos no solo se logran haciendo la estrategia sino convenciendo a otros de seguirla.

Así nosotros, clasificados en imágenes construimos la realidad, una realidad que hace mucho, desde que nacimos, dejó de ser normal, porque ¿cuál es ahora la  normalidad?, las imágenes que nos faltan serán buenas o serán malas, según el ojo que las analice, y con ellas entenderemos más estos tiempos.

Yo soy Héctor Gil Müller y estoy a tus órdenes.