AVISO DE CURVA

¿Por qué los créditos de AMLO pueden fracasar?

 La historia que te contaré es bastante conocida entre los académicos que enseñan teoría de la decisión y política pública en escuelas de negocios y de administración pública. La narración involucra a un grupo de mecánicos ‘miopes’, aviones bombarderos y la aguda inteligencia de un matemático rumano.

El relato es añejo y trillado. Sin embargo, por alguna razón, la escena vino a mi mente cuando escuché que el requisito para otorgar un crédito de 25 mil pesos de los anunciados por el Gobierno de la República, será el de no haber despedido trabajadores durante la emergencia sanitaria provocada por el COVID-19.

Seguro que antes que termine el relato, te darás cuenta por qué lo recordé.

Durante las primeras etapas de la Segunda Guerra Mundial, cuando los bombarderos aliados B-29, previamente reparados y reforzados, volvían a la batalla, algo misterioso sucedía con ellos: ‘caían como moscas’.

Al retornar de sus primeras misiones, los mecánicos analizaban los daños sufridos y seleccionaban las partes que debían reforzar para incrementar su resistencia. Los “expertos” observaban los impactos de bala recibidos, algunos de los cuales atravesaban por completo el fuselaje.  Inmediatamente identificaban a esas zonas del avión como las más débiles y con mayores probabilidades de daño. Sin mayores análisis e investigaciones, los mecánicos aplicaban los refuerzos justo en esos puntos del bombardero perforados por los proyectiles enemigos.

Apenas salían del hangar, a los B-29 “reforzados” rápidamente se les asignaban nuevas misiones sobre territorios enemigos. Jamás regresaban. Ese algo “misterioso” estaba provocando que a pesar del blindaje, tras los primeros disparos de la poderosa artillería antiaérea alemana, las aeronaves aliadas ‘caían como moscas’.

Los pocos aviones que se salvaban, regresaban al hangar para nuevas reparaciones. Pero esta vez los mecánicos tomaron una decisión inteligente: convocaron a un verdadero experto; se trataba del joven matemático rumano, Abraham Wald.

Wald no se anduvo por las ramas, pronto ubicó la falla, no de los bombarderos, sino de la forma en que se realizaba el análisis. Los mecánicos insistían en reforzar las alas y el fuselaje que era donde se encontraban la mayoría de las perforaciones. El matemático señaló justo lo contrario: “refuercen las áreas que no tienen impactos”.

Los mecánicos militares no disimularon su sorpresa cuando el rumano explicó su sencilla pero contundente lógica: si los B-29 tienen la capacidad de mantenerse en el aire y regresar a pesar de los impactos recibidos en las alas y el fuselaje, entonces estas áreas no son las más débiles. Al contrario, las partes críticas son aquellas que se aprecian intactas ya que, seguramente, los aviones que fueron derribados por los alamanes recibieron impactos precisamente en estas áreas y no en las alas o el fuselaje, porque si hubiera sido así, las aeronaves hubieran regresado, tal y como sucedió con el avión que estaban diagnosticando.

Este enfoque fundado por Abraham Wald se hizo tan popular que le llamaron “sesgo del sobreviviente”. Los mecánicos no llegaron a percatarse de que su análisis estaba sesgado, puesto que sólo analizaban a los aviones sobrevivientes, excluyendo a los derribados. Lo anterior provocó la pérdida de muchos bombarderos, ya que, equivocadamente, reforzaban las partes más resistentes del avión, dejando a su suerte las áreas que en verdad lo necesitaban.

¿Lograste advertir la analogía entre la historia de los bombarderos aliados y la nueva estrategia para otorgar créditos de 25 mil pesos impulsada por el Gobierno Federal? Es “lógica”, diría el doctor Wald. Veamos.

Con motivo de la contingencia sanitaria, el Gobierno de la República anunció un programa de créditos de 25 mil pesos en donde las empresas que no “bajaron su plantilla laboral debido a la emergencia provocada por el coronavirus podrían acceder a este programa de Apoyo a Empresarios Solidarios”.  El “sesgo del sobreviviente” es evidente.

Imaginemos que las empresas que no bajaron su plantilla laboral son los aviones que regresan con perforaciones: si estas unidades productivas tuvieron la capacidad de retener al personal a pesar de los efectos económicos de la crisis sanitaria, entonces, en términos de protección al empleo, estas empresas no son el problema y, de momento, aunque no les vendría mal la liquidez, estrictamente no requieren el apoyo.

En cambio, aquellas empresas que, debido a la caída del mercado, tuvieron que cerrar temporalmente o reducir sus niveles de producción y, por consiguiente, prescindir de algún número de trabajadores, podrían ser aquellas partes verdaderamente débiles de los B-29 que los mecánicos militares ‘miopes’ no lograron detectar y que, a consecuencia de este descuido, fueron presas fáciles de la artillería enemiga.

Si la acción del gobierno tiene como propósito la protección del empleo sin “sesgos ideológicos” que impidan ver la solución correcta, entonces queda claro que los créditos deberían dirigirse hacia las empresas más débiles, incluso a aquellas que despidieron a trabajadores, siempre y cuando el apoyo sirva para recontratarles.

 

olveraruben@hotmail.com