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¿Lo importante es que tenemos salud?

Ante la actual pandemia que se vive, no es desconocido el hecho de los diferentes sacrificios que se han realizado para su combate, que son inevitables y que han causado –y causarán– un impacto inmoderado en la particularidad de cada día a día de todos los seres humanos. Un claro ejemplo de dichos sacrificios son los que se están teniendo que llevar a cabo en todo el mundo, en el ámbito social, y que traen consigo una inmolación en la esfera económica.

En el caso particular de México, los sacrificios sociales y económicos realizados por todos sus habitantes se dan en un contexto no idóneo para un gran sector de la población. Y es que, la crisis sanitaria mundial vino a sumarse a una de las muchas crisis con las que ya contábamos dentro de nuestro país, como lo es la crisis de seguridad.

Este fenómeno, a pesar de ser un problema que llevamos arrastrando por años, ha tomado mayor auge en la época reciente, pues de acuerdo a la estadística emitida por la Secretaría de Seguridad, el pasado mes de marzo ha sido catalogado como el segundo mes más violento en los últimos cinco años, y no solo eso, apenas el pasado lunes 20 de abril, se vivió en nuestro territorio el día más violento del año, con 114 homicidios registrados. Así es, a pesar de toda la situación del coronavirus, la violencia sigue aumentando. Lamentable.

Ante esta suma de crisis, surge la interrogante respecto de cuál importa más, y es que, la ponderación para el combate de una, surte efectos directos de omisión en la otra que, si bien no debería, el hecho de encontrarnos ante una emergencia para el caso de salud, cambia todo el panorama de lo ideal; o al menos esa creo que es la justificación en la que se basó para tomar la decisión que le voy a contar.

Resulta que, a través de una circular emitida por parte del Secretariado Ejecutivo de la Secretaría de Seguridad, el Gobierno Federal decidió brindar a las diferentes entidades federativas y municipios del país la autorización de utilizar recursos federales, que originalmente se encuentran etiquetados para prevenir el delito y fortalecimiento de policías, para que sean destinados a compras de insumos sanitarios.

En pocas palabras, esto quiere decir que los estados y municipios que justifiquen la necesidad de adquirir equipamiento indispensable para el combate contra el COVID-19, podrán utilizar parte de los aproximadamente 12 mil millones de pesos que suman los montos fijados tanto en el Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública, como en el Programa para el Fortalecimiento de la Seguridad Pública.

A partir de dicha decisión, habrá que colocar también a los procesos de certificación y control de confianza a los que son sometidos los elementos de seguridad, así como a los múltiples programas de prevención social de la violencia, dentro de los sacrificios realizados a propósito de la pandemia.

Por otro lado, en el panorama mundial, la red social Facebook está lanzando nuevas herramientas que utilizan datos de ubicación anónimos recopilados de los usuarios para desarrollar mapas de prevención de enfermedades que muestran cómo las personas se mueven por las regiones y así mostrar si las personas se adhieren a las medidas de distanciamiento social para detener la propagación del COVID-19. Lo anterior se pretende realizar para que los datos obtenidos puedan usarse junto con la información que los funcionarios de salud pública recopilan para ayudar a determinar las áreas donde es probable que ocurran brotes de la enfermedad.

La verdad es que suena bastante bien, sin embargo… no sé si recuerde cuando en este mismo espacio se comentó sobre un documental que exhibe las actividades irregulares por parte de Facebook, a quien se acusó en 2016 de utilizar los datos personales de miles de personas, con ánimo de lucro, cediendo la oportunidad de que una empresa de comunicación estratégica pudiera construir perfiles psicográficos de votantes persuadibles y “bombardearlos” con propaganda política.

Por lo tanto, lo que aparenta ser una herramienta eficiente y de buenas intenciones para combatir el fenómeno mundial del coronavirus, arrastra consigo un antecedente irregular en lo que respecta a la privacidad. Es una realidad que la captura de datos de ubicación y salud puede llegar a ser una forma en la que los datos podrían usarse, venderse o violarse en un futuro.

En fin, lo que se pretende vislumbrar con lo expuesto es exponer que la serie de sacrificios que el coronavirus está llevándose consigo pueden ir más allá de lo que imaginamos y/o vemos. Imagine usted cuando llegue el momento en que la inseguridad parezca –aún más– no tener fin y que ésta llegue a existir también en el ciberespacio. Lo único que podremos decir es lo bueno es que tenemos salud.

Por ello se deja la reflexión en usted, querido lector, de que si este virus que, en palabras del genio Sabina, ya nos robó el mes de abril, también merezca que le permitamos robarnos algo más.

 

Reciban un saludo, muchas gracias.

Nos leemos la siguiente semana.

#QuedateEnCasa