Las enfermedades transmitidas por animales, un fenómeno constante

 

Uno de los factores que promueve este tipo de infecciones es el contacto estrecho y frecuente de las personas con animales, tanto de ganado como silvestres.

Ciudad de México.- El síndrome respiratorio agudo grave, el ébola y el zika, que se han convertido en problemas de salud pública, tienen su origen en infecciones zoonóticas; es decir, se transmiten de animales a humanos. De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, de los mil 415 agentes que causan enfermedades en las personas, conocidos hasta el momento, 61 por ciento son de este tipo.

Los virus, bacterias, parásitos y hongos están en constante cambio, y como resultado de esto adquieren capacidades que pueden llevar a la infección de nuevas especies. Así, al estar los humanos en contacto con animales de granja o especies silvestres, están expuestos a contraer una enfermedad zoonótica, explicó Ana Lorena Gutiérrez Escolano, del Departamento de Infectómica y Patogénesis Molecular del Cinvestav.

En cuanto a la forma de transmisión, las zoonosis directas ocurren de un vertebrado (peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos) a un humano. Mientras que en las indirectas, generalmente, participan un vector (organismo que transporta un patógeno y lo transmite a otro ser vivo) y hasta dos animales diferentes.

Un ejemplo de lo anterior es el síndrome respiratorio del medio oriente (MERS, por sus siglas en inglés) cuyo lugar de origen fue Arabia Saudita. En 2012 un murciélago contaminó algunos frutos, al comerlos un grupo de dromedarios adquirieron la infección y la pasaron a las personas que cuidaban de ellos.

Otro caso de este tipo de zoonosis es la que involucra a un invertebrado, es decir un vector, éste transporta al patógeno e infecta al humano; como ocurre con los virus del dengue y el Zika. El origen de estas enfermedades se dio cuando mosquitos hembras se alimentaron de la sangre de primates infectados; después al hacer lo mismo con los humanos, estos insectos les transmitieron la enfermedad.

Para identificar qué patógeno, proveniente de un animal, infectó al humano, se utilizan técnicas de biología molecular. Cuando los síntomas de la enfermedad son a nivel respiratorio, es posible tomar una muestra del fondo de la garganta y realizar la secuenciación del material genético. Una vez con esta información, a través de programas bioinformáticos, los investigadores la comparan con el genoma de otros agentes infecciosos y determinan a cuál se asemeja: si a un virus, una bacteria, un parásito o algún otro.

Al referirse a las enfermedades zoonóticas que han ocasionado más muertes humanas, Gutiérrez Escolano señaló la mayoría son de origen viral. La gripe española, por mencionar una, causó de 50 millones a 100 millones de defunciones, aproximadamente, entre 1918 y 1920.

Lo virus están compuestos de un genoma de ácido desoxirribonucleico (ADN) o ácido ribonucleico (ARN), y de una cubierta de proteínas llamada cápside; aunque algunos poseen una envoltura adicional de lípidos. Estas entidades biológicas entran a una célula viva mediante la interacción de las proteínas de la cápside con receptores específicos, los cuales se ubican en la superficie de la célula a infectar.

Y aunque cada grupo de virus utiliza receptores específicos para entrar en las células de sus hospederos animales, en ocasiones éstos se encuentran también en las humanas, facilitando su ingreso en el organismo. Una vez en el interior, los virus necesitan de la maquinaria celular a fin de multiplicarse y completar el ciclo infeccioso, pero si ésta no es compatible la infección no progresa.

Por el contrario, si la maquinaria celular es la óptima, la infección se lleva a cabo. Entonces, el que un virus animal entre y se multiplique en una célula de humano, aunado a la posibilidad de adquirir la capacidad de propagarse de persona a persona, podría provocar, en ciertas circunstancias, epidemias o pandemias.

Cabe destacar que el aumento de los padecimientos producidos por patógenos zoonóticos, tanto recién identificados (emergentes), como los reemergentes, se relaciona con la invasión constante de ambientes silvestres por parte del humano. “Tal cual ha pasado con los brotes de fiebre amarilla, dengue, polio, zika y ébola en diferentes regiones del planeta”, mencionó la investigadora del Cinvestav.

Además, resaltó lo esencial que es el estudio de los patógenos zoonóticos, con miras a desarrollar tratamientos o vacunas, para contener los problemas de salud pública a nivel local, regional o mundial. (CINVESTAV)