Una cadena de errores provoca muerte y desolación en Monclova

Una terrible cadena de errores cometidos en la clínica 7 del IMSS en Monclova, provocó la muerte de al menos dos personas, mientras que decenas más se encuentran infectados por el Covid-19.El periodista David Brondo, en su columna Ítaca que publica cada semana en Infonor, narra los pormenores del caso

“Walberto Reyes de la Cruz era un buen médico. Especialista en Urgencias Médicas, era un profesional querido por sus pacientes y por sus compañeros de trabajo. Su capacidad para resolver contingencias, su experiencia y su entrega en quirófanos y salas de emergencia le hizo ganarse el respeto de los demás.

El martes, cuando las autoridades federales y estatales al fin reconocieron un brote de coronavirus en el hospital, murió infectado por el Covid-19. Tenía 45 años, casi 20 de ellos dedicados a trabajar en las clínicas del Seguro Social. Reyes amaba su chamba.

Su fallecimiento ha conmocionado a la sociedad y al mundo de las instituciones de la salud en Coahuila. El brote que terminó con la vida de Reyes dejó también decenas de pacientes infectados, entre ellos médicos, enfermeros y personal del IMSS.

El caso está siendo analizado con pinzas por las autoridades del Estado y la federación, que ayer (miércoles) iniciaron de urgencia un proceso de sanitización área por área de toda la Clínica 7 y, en forma paralela,  abrieron una investigación.

La separación del director del hospital, Ulises Mendoza, es apenas un reconocimiento mínimo de los descuidos de las autoridades de la clínica y de las cabezas del sector salud en la federación y el estado.

Los chats de los trabajadores de la Clínica 7 no hablan sino de una historia de terror, de una cadena de errores que tiene en vilo al personal médico, pero también a los líderes de la estrategia nacional para la contención del Covid.

Enfermeros y doctores señalan que la ausencia total de protocolos y equipos fue la causa del contagio masivo que llevó al doctor Reyes y a varios pacientes a la muerte.

Los mensajes de los chats señalan que, en su calidad de urgenciólogo, Reyes atendió al paciente cero —el primero registrado en el hospital— sin saber que estaba infectado por el virus. Lo hizo por más de una semana y sin equipos especiales de protección.

Al paciente cero, un chofer de tráileres que había viajado a Estados Unidos, no podían declararlo “Paciente Covid” hasta que una prueba de laboratorio lo confirmara. Mientras tanto, se perdió tiempo, semanas enteras en que los trabajadores operaron sin las precauciones del caso.

No se hicieron las pruebas de manera expedita por una razón: no había forma de hacerlo. Vaya, no había pruebas.

Los protocolos médicos en México, me explica un especialista, están diseñados para no atender una situación de coronavirus a menos que se confirme el contagio. No antes.

Así, el paciente cero de la Clínica 7 pasó días y días internado sin que nadie supiera que estaba infectado. Durante los tres turnos de cada día, tuvo atención y contacto con personal médico.

Cuando finalmente las autoridades de la Clínica 7 se dieron cuenta en donde estaban parados, trasladaron al paciente a la sala de terapia intensiva junto con enfermos internados de otros padecimientos.

En un audio, uno de los trabajadores explica que, como el área de cuidados intensivos es pequeña, mandaron a cuatro pacientes de esa unidad, para evitar ser contagiados, al piso de Medicina Interna, que alberga más de 40 camas.

Los convalecientes de Medicia Interna, muchos de ellos considerados inmunodeprimidos, quedaron altamente expuestos. Con una cortina de por medio, intentaron aislarlos.

Todo lo demás es historia. La Clínica 7, el gigantesco centro hospitalario sobre el cual gira gran parte de la vida sanitaria y social de Monclova, es hoy el epicentro de los contagios de la ciudad.

El escándalo ha levantado una ola de protestas y manifestaciones de médicos y enfermeros irritados que exigen asesoría, capacitación, información clara, protocolos explícitos y, subrayadamente, equipos de protección y condiciones mínimas de seguridad.

Mandar soldados sin armas contra un enemigo desconocido ha sido una infamia. Apenas el miércoles, tras la tragedia que significó la muerte del doctor Reyes, comenzaron a entregarse equipos especiales.

Médicos y enfermeros demandan también más personal. Algunos doctores están infectados o en cuarentena, otros, oportunamente, pidieron licencias o adelantaron vacaciones y muchos más, no van a trabajar, francamente, por la pobreza sanitaria del hospital.

Las protestas se han generalizado en las clínicas del IMSS. También en hospitales del ISSSTE y centros de otros estados. El sistema de salud ha comenzado a colapsar en lo que, se suponía, era la mayor de sus fortalezas frente al virus: sus recursos humanos.

En la Clínica 7, por ejemplo, el miércoles los pacientes cumplieron cinco días sin visitas médicas. Es decir, no ha habido especialistas que den seguimiento a los casos sospechosos de contagio. El personal que trabaja no sabe qué hacer, no hay indicaciones, no hay responsables ni protocolos. Eso dicen los trabajadores en sus chats.

Anoche (miércoles) había únicamente tres médicos para todo el hospital y tan sólo el área de emergencias requería seis. Tampoco había anestesiólogos y, por lo mismo, las cirugías estaban suspendidas.

El caso de la Clínica 7 podría ser paradigmático de lo que viene, de lo que no queremos en el país.

La minimización del problema, la tardanza en la definición de estrategias, la obtusa cerrazón del gabinete presidencial, la falta de planeación, la ausencia de liderazgos y la pobre coordinación institucional ha comenzado a pasar una factura muy cara: el contagio de quienes deben cuidar a la sociedad de la pandemia.

Que un hospital sea el escenario de un brote masivo del coronavirus no habla nada bien de nadie.

Como una forma despedir al doctor Reyes, sus compañeros  hicieron un pase de lista en su honor, le dedicaron un minuto de aplausos y realizaron manifestaciones de protesta.

Poner orden en el hospital —y en todos aquellos que van a tener la pesada carga de atender a los pacientes de virus— sería una buena manera de que las autoridades también honraran la memoria del médico.

Urge escuchar las demandas de los trabajadores de la salud. Sería catastrófico que las columnas que sostendrán el frente contra el Covid se derrumbaran antes de comenzar la batalla. (Texto de David Brondo/Infonor)

 

EL CASO DE LA CLÍNICA 7 podría ser paradigmático de lo que viene, de lo que no queremos en el país