EL DESCENSO DE AMLO Y LA TORMENTA QUE VIENE

El presidente López Obrador se encuentra en su momento más bajo de popularidad. Hasta hace algunos meses parecía poco probable que pudiera tener un 49% de aprobación. Hoy AMLO ya no puede afirmar que cuenta con el respaldo de la mayoría.

Y no es para menos, porque desde que inició el 2020, no ha logrado retomar el control de la agenda como lo venía haciendo el año pasado. La cuesta de enero, el ambiente de inseguridad, la cuestionada rifa del no-avión, la incapacidad de solidarizarse con el movimiento de las mujeres ante la ola de feminicidios, y los mensajes mezclados previos la crisis del Coronavirus, le han costado simpatía entre los ciudadanos.

Y estos parecieran ser los menores de los problemas porque viene una crisis fuerte en el sistema de salud, y hay poca confianza sobre si éste podrá soportar la pandemia. Por otro lado, una vez que la contingencia pase, se espera una recesión económica grave. No es que antes del Coronavirus México estuviera creciendo muy aceleradamente, de hecho, ya estábamos decreciendo, pero ahora las proyecciones apuntan a una contracción de 4%, si bien nos va.

Y en tiempos donde es necesario reactivar la economía se requiere trabajar de la mano con los inversionistas y empresarios. Por el contrario, el presidente en lugar de planear soluciones conjuntas, se ha dedicado a pasarles la charola, so pretexto de acomodar los cachitos de lotería; y bloquear proyectos empresariales, como el de Constellation Brands, lo cual manda una señal contundente al gremio: invertir en México es riesgoso.

Más allá de todos estos factores, hay una línea clara que ha llevado el presidente, y es tratar de centralizar todo en su persona. No se trata de las mujeres, sino de los conservadores atacándolo. No se trata del Coronavirus y la salud de la gente, sino de las limitaciones que le pone la enfermedad a sus giras. No se trata de construir un mejor país, sino de ser él quien salve a México del regreso de los neoliberales.

49% sigue siendo una aprobación alta. Hay mandatarios que harían gallina en mole si tuvieran esos números, pero mientras López Obrador siga mostrando indolencia ante el malestar y temor de la gente, y se siga aferrando a la idea de que todo el clima adverso es un complot de los conservadores en su contra, la tendencia seguirá a la baja.

Toda crisis presenta oportunidades si en la tormenta somos capaces de ajustar las velas del barco y sacar provecho al viento. Por el contrario, si nos obstinamos en resistir a la corriente, se corre el riesgo de hundir la embarcación. Hoy más que nunca se requiere un estadista que comience a tomar las decisiones con una perspectiva social y no político-personal. En este momento es crucial dejar de hacer campaña y comenzar a gobernar.

 

Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael

 

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El Heraldo de Saltillo
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