ZAGAL

Ruido

Actualmente, nuestro país se encuentra viviendo la fase dos del trayecto que, de acuerdo a la Secretaría de Salud, debe de cumplir el COVID-19 para poder ser considerado una pandemia en nuestro territorio.

Puede ser, que muchos de quienes están leyendo esto, al igual que yo, apenas nos enteramos que estuvimos y ya concluimos con la fase uno, la cual constaba de una etapa en la cual existirá un número reducido de infectados que contrajeron el virus fuera del país, ya que como todos supimos, los primeros casos de contagio en mexicanos, se dieron en otros países donde el brote se dio de manera considerable, pero fue hasta su regreso a México cuando se les diagnosticó la existencia de dicho virus en su sistema.

La actual fase dos en la que nos encontramos, se confirma gracias al aumento en números de infectados y nos coloca ya, en el mismo punto en el que estuvieron países como España, a quien la situación se le escapó de las manos y cuando ejecutaron medidas drásticas de prevención y control ya era, no demasiado, pero tarde.

Es por ello que, con el antecedente visto en otros países y – perdón pero hay que decirlo – la idiosincrasia del mexicano; con una notable descoordinación, las autoridades de nuestro país han optado por tomar medidas consideradas como drásticas, pero aplicadas a esta situación con carácter de preventivas – por ahora – para confrontar lo que en futuro no muy lejano pudiese pasar.

Y es que, lo que comprende el hecho de llegar a la fase tres, es la confirmación de que el virus ya esté instalado en México, lo que conlleva a un número de infectados exponencialmente mayor, saturación de los hospitales, escasez de medicamentos y que se llegue al punto de establecer el distanciamiento social obligatorio.

Para este último, creo que es importante señalar una cosa: En la medicina, existen tres formas de evitar la propagación de una enfermedad infecciosa. Por un lado, está el distanciamiento social que se implementa para evitar que las personas interactúen estrechamente o con frecuencia, suficiente para impedir cualquier eventualidad.

Por otro, existe la cuarentena, término que está siendo utilizado de manera errónea por quienes permanecemos en nuestras casas, gracias a la suspensión de tener que llevar a cabo nuestras obligaciones de manera presencial pues, la cuarentena solo aplica en los casos que se separa y restringe el movimiento de las personas que han estado expuestas a una enfermedad contagiosa para ver si estas también se enferman.

Junto con las anteriores, existe la figura del aislamiento, la cual atañe a un tema más particular y delicado, ya que se trata de separar a las personas que están enfermas de las que no lo están, y dura mientras la enfermedad sea contagiosa.

Ahora, con base en la condición actual de infectados en el país, es muy probable que a la mayoría de quienes leen estas líneas, ya les hayan suspendido el ir a clases o a muchos otros de sus habituales deberes y actividades, por lo que también es necesario señalar la intención a donde va encaminada la realización de estas acciones. Lo cual no es poca cosa.

Diversos estudios elaborados por las mejores escuelas de medicina en el mundo han señalado que el COVID-19, y muchas otras enfermedades, se propagan principalmente cuando una persona respira lo que se produce cuando una persona infectada tose o estornuda. Además, cualquier persona infectada, con o sin síntomas, puede transmitir virus al tocar una superficie. Para el caso del coronavirus, este podría permanecer en esa superficie y alguien más podría tocarlo y luego tocar su boca, nariz u ojos. Por eso es tan importante tratar de evitar tocar superficies públicas o al menos tratar de limpiarlas con un desinfectante y que exista distanciamiento social entre nosotros.

Todo esto nos debe de llevar a darnos cuenta que la realización de un cambio en nuestra rutina es inminente, no por capricho, ni por molestar, ni por el COVID-19 como tal, sino por cuidar nuestra salud, y hasta cierto punto, a manera de mostrar solidaridad entre nosotros.

Así que, a seguir estudiando, a leer un libro, a ver películas, escribir, etc, etc. México todavía está a tiempo de cambiar el rumbo al que la tendencia mundial indica que vamos, a través del análisis de lo acontecido en países como Italia y España; pero también, la oportunidad con la que contamos es única y solo depende de nosotros, como sociedad, que rompamos con lo dicho por Sabina, de que todos los finales son el mismo repetido.

Reciban un saludo, muchas gracias.

Nos leemos la siguiente semana.

 

@Dan_Fdz

Autor

Daniel Fernández
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