A LA BÁSCULA

¿La misma piedra?

 Durante la elección para la renovación de las alcaldías en Coahuila en 2013, en Torreón se enfrentaron el priista Miguel Ángel Riquelme Solís, y el panista Jesús de León Tello –que iba en su segundo intento consecutivo-; el primero es actualmente el gobernador del Estado, y el segundo es el dirigente estatal de su partido.

Riquelme Solís se hizo de la victoria por una diferencia muy pequeña, de apenas poco más de cuatro mil votos, pero suficientes para estrenar como alcalde, el actual edificio de la Presidencia Municipal de Torreón, dentro del conjunto que forman la Plaza Mayor.

Los albiazules, recuerdo, rechazaron cualquier posibilidad de alianza con otros partidos, con la salvedad de la entonces tradicional que mantenían con la UDC de Evaristo Lenin Pérez Rivera, misma que este año quedó rota, por lo que, en la elección de este año, por primera vez en no sé cuántos procesos, udecistas y panistas no formarán alianza.

En aquél momento la posición de que irían solos –con la UDC-, que no necesitaban aliarse con nadie porque solos podrían ganar la elección y la Presidencia Municipal, arrojaba un tufo de soberbia, de que no necesitaban a nadie, que ellos se bastaban para ganar sin la ayuda de nadie más.

Los resultados electorales demostrarían lo contrario, porque en un ‘mano a mano’ PRI-PAN, éste último logró más votos, y si el abanderado priista se alzó con la victoria, fue gracias a los votos que sus aliados, el Partido Verde (PVEM), Nueva Alianza (Panal), el Partido Joven (PJ) y el Partido de la Revolución Coahuilense (PRC), le sumaron en la alianza. La diferencia, fueron poco más de cuatro mil votos.

Cuatro años más tarde -2017-, en la elección para la gubernatura, otra vez con Miguel Ángel Riquelme Solís como abanderado priista, el PAN postuló a –José Guillermo Anaya Llamas –quien coincidentemente iba también en su segundo intento consecutivo por la gubernatura-, y otra vez se volvió a sentir el tufo de soberbia porque los panistas consideraron que podrían ganar la elección, si bien en esa contienda llevaban a su habitual aliado, la UDC además de Movimiento Ciudadano (MC) el PPC y el PES –pero ninguno de gran peso-, sobre todo cuando muchos pensaban en que se unificara en una sola las candidaturas del petista y ex panista José Ángel Pérez Hernández, el morenista y ex priista Armando Guadiana Tijerina y el independiente y ex priista Javier Guerrero.

A todos, al menos así lo dejaron ver, les ganó el ego y ninguno quiso ceder su lugar a otro de cara a la contienda, y posterior a ésta entonces sí se unieron todos y marcharon juntos en la capital y en Torreón. Es decir, después de ahogado el niño, fueron a tapar el pozo, porque con impugnación de por medio y toda la cosa, al final, Miguel Ángel Riquelme Solís se alzó con el triunfo y se hizo de la gubernatura, en una campaña en la que iban de aliados con el PVEM, Panal, SI Coahuila, PJ, PRC y PCP.

El primer domingo de junio próximo, otra vez habrá elecciones en territorio coahuilense, ahora para la renovación del Congreso local, y otra vez, el panismo estatal parece volver a tropezarse con la misma piedra, porque lejos de negociar con algunos partidos de la ‘chiquillada’, deshicieron su tradicional alianza con la UDC.

Es decir, a pesar de que la experiencia de las recientes elecciones les dice que en la medida que no establecen alianzas los resultados les son adversos, vuelven a repetir el mismo esquema, y apuestan a que repetirán los mismos resultados de la anterior elección de diputados locales en la que, en territorio lagunero, ganaron cuatro de las cinco diputaciones de mayoría: Marcelo Torres Cofiño, Fernando Izaguirre, Blanca Eppen y María Eugenia Cázares –también sumaron a dos laguneros más en las de representación proporcional, Juan Antonio García Villa y Gerardo Aguado-, y todo lo fincan en función del papel que ha desempeñado como alcalde en Torreón, Jorge Zermeño Infante.

Además, en esta próxima elección habrá un factor que no existía en los procesos que he mencionado: la presencia de Morena, que si bien en Coahuila parece ser que no tiene la suficiente presencia para aspirar a resultados como los que tuvo en la pasada elección federal, además de la terrible disputa canibalesca que mantienen sus diferentes tribus y múltiples ‘liderazgos’, en algo va a contribuir la pulverización del voto.

Todo parece indicar, que el panismo está próximo a tropezar, otra vez, con la misma piedra.

 

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@JulianParraIba