PLAZA CÍVICA

 La peligrosa erosión de los partidos políticos tradicionales

Alrededor del mundo los partidos políticos tradicionales descienden mientras asciende la polarización política. En México ha llegado al poder un partido de reciente creación bajo un liderazgo con evidentes manifestaciones populistas. En Estados Unidos un añejo partido político ha sido conquistado por un foráneo extremista, y otro más se encuentra amenazado de la misma manera. En Eslovaquia ganó un novato político con su propio partido bajo el lema “Juntos contra la Mafia”. Y en situaciones similares se encuentran países tan disímiles como Gran Bretaña, Francia, la India y las Filipinas. ¿Qué está sucediendo?

En una reciente exposición el reconocido intelectual estadounidense Fareed Zakaria trató este fenómeno político mundial a través del lente de las dos democracias más antiguas del mundo que sin embargo han experimentado algunos de los terremotos políticos más significativos: Estados Unidos y Gran Bretaña.

En Estados Unidos, nos dice el politólogo, antes de la tumultuosa década de los setenta los candidatos partidistas eran elegidos por las élites partidistas, es decir, aquellos militantes que ostentaban un cargo público a nivel municipal y estatal. Posteriormente se establecieron las “primarias”, a través de las cuales se permitió que todo militante pudiese participar en el proceso de selección. Sin embargo, sobrevino un enorme problema: las élites partidistas elegían como candidatos a moderados para apelar a un mayor público y ganar, mientras que los militantes eligen a candidatos más ideologizados y duros. Por ello se comenzaron a colar candidatos “puros”, hasta que las bases republicanas eligieron a un foráneo extremista en Trump, y los demócratas coquetean con hacer lo mismo con Sanders, lo cual por cierto reprueban… las élites partidistas.

En Gran Bretaña y el resto de Europa existe una historia similar. El partido laborista elegía a sus candidatos a través de sus miembros del parlamento, y el partido conservador lo hacía en dos pasos: los miembros del parlamento elegían a dos candidatos, y después los militantes elegían a uno. Eso quedó en el pasado al darle el poder de voto a todos los militantes. Por ello asimismo surgió un liderazgo radical laborista en Corbyn, y un populista conservador en Johnson. En el resto de países europeos raramente existen primarias. Sin embargo, cabe destacar que durante los últimos treinta años la militancia partidista ha caído a la mitad, menos del 5% de la población pertenece a un partido y han emergido partidos nuevos, ya sean de centro, populistas, o extremistas.

Nuestro caso es muy interesante. A pesar de que los partidos políticos tradicionales          -PRI, PAN, PRD- han abierto a toda la militancia sus procesos de selección de candidatos, yendo inclusive tan lejos de abrirlo a la votación de cualquier ciudadano y a la elección de cualquier candidato, no han sido tomados por personas externas, por ahora. Sin embargo, se encuentran desfallecidos, observable en las bajas votaciones recibidas y la enorme pérdida de militantes, tanto así que inclusive su existencia ha peligrado ante el requisito de ley de tener un mínimo de militantes para conservar el registro. Por otra parte, hay que destacar que un nuevo partido político ha tenido un ascenso vertiginoso y ha obtenido una enorme proporción del voto: Morena. Vale la pena recordar que debido a que una parte considerable de las élites perredistas le pusieron un alto a AMLO y este no pudo apropiarse del partido, creó uno nuevo ante su enorme popularidad y con este ganó la presidencia a través de un discurso nacionalista, propuestas políticas maximalistas y una personalidad populista.

Para que la democracia-liberal subsista se necesitan partidos políticos responsables y estables, es decir, capaces de hacer propuestas coherentes, de movilizar el voto, de atraer a sus filas a numerosos ciudadanos y, sobre todas las cosas, de acercarse al centro político y estar dispuestos a llegar a compromisos políticos. Y para eso se necesita, entro otras cosas, un filtro a la hora de elegir a sus candidatos, un filtro más estrecho que equilibre correctamente la sabiduría popular con la sabiduría de las élites.

 

www.plaza-civica.com         @FernandoNGE

 

 

Autor

Fernando Nùñez de la Garza Evia
Fernando Nùñez de la Garza Evia
Licenciado en derecho por la Universidad Iberoamericana (UIA). Maestro en estudios internacionales, y en administración pública y política pública, por el Tecnológico de Monterrey (ITESM). Ha publicado diversos artículos en Reforma y La Crónica de Hoy, y actualmente escribe una columna semanal en los principales diarios de distintos estados del país. Su trayectoria profesional se ha centrado en campañas políticas. Amante de la historia y fiel creyente en el debate público.
Otros artículos del mismo autor
Artículo anteriorDE BUENA FUENTE
Artículo siguienteSALTILLO, S.A.
Licenciado en derecho por la Universidad Iberoamericana (UIA). Maestro en estudios internacionales, y en administración pública y política pública, por el Tecnológico de Monterrey (ITESM). Ha publicado diversos artículos en Reforma y La Crónica de Hoy, y actualmente escribe una columna semanal en los principales diarios de distintos estados del país. Su trayectoria profesional se ha centrado en campañas políticas. Amante de la historia y fiel creyente en el debate público.