ZAGAL  

Que no cunda el pánico

El coronavirus llegó a nuestro país y junto con él, no podía faltar el pánico que conlleva el alarde mediático que se le da a un fenómeno mundial, que si bien pudiese ser mortal, el índice de fallecidos proyecta un 2% por ciento del total del número de contagios.

Cabe aclarar que, acepto la inminente posibilidad del riesgo de contagio que todos como sociedad soportamos ante la propagación del virus en nuestro país – así como con cualquier otra enfermedad -, pero lo que se pretende es mostrar la realidad ya confirmada, de que las acciones hechas gracias al temor, no son precisamente las indicadas para prevenir afectaciones.

Centrándonos concretamente en la parte norte de nuestro continente. Sabemos que antes de México, el primer caso de COVID – 19, se presentó en Estados Unidos y con el paso de los días la noticia se fue esparciendo, así como el aumento en casos de personas con padecimiento del virus, que hasta el miércoles, la cifra cerraba en 135 casos confirmados, con 11 fallecimientos y 9 recuperaciones.

Haga usted las mates.

Durante todo esto que le comento, Estados Unidos sufrió lo que se le denominó como “mask boom”, en referencia a la alta demanda por parte de los ciudadanos por hacerse de una máscara facial, o como se le conoce en México, cubre bocas. Cabe señalar que dicha alza se dio aún después de que diversos centros de salud e incluso el Vicepresidente, señalaran que el uso de las mascarillas era innecesario.

Y como nuestro país no podía quedarse atrás… desde el momento en que se sabía de la existencia de casos del nuevo coronavirus, ni siquiera en México, en el estado de Texas, las ventas de este y otros productos para evitar contaminaciones microbiológicas aumentaron de manera drástica.

Lo que se ha vivido luego de haberse presentado el primer caso en México, no creo que exista necesidad de contarle más, pues hemos sido testigos de las compras de pánico que gran parte de la sociedad mexicana ha realizado. Aún después también, de que la Secretaría de Salud emitiera una declaración en la cual hacía mención que el uso de cubre bocas NO SIRVE para protegerse del Coronavirus, puesto que – y así lo dijo el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud – no hay evidencia científica que demuestre que realmente sirvan.

Con todo esto dicho, lo que se pretende vislumbrar son los efectos que este tipo de conductas han generado tanto en el rubro comercial, como en el de salud.

Para el primer caso, esta situación ha originado un claro ejemplo de especulación, definiendo a este como operaciones comerciales que tienen como fin obtener un beneficio económico aprovechando la variación en los precios, con base en la oferta y demanda. En pocas palabras, comprar barato para después vender caro.

¿Por qué digo esto?

No sería la primera vez que alguien, o algunos, aprovechen esta, ya llamada mediáticamente, pandemia, para sacar algún provecho del pánico existente en un gran sector de la sociedad, que ellos traducen en un potencial mercado. Caso que ya se está presentando, basta con preguntar cuánto cuesta al día de hoy un cubre bocas y cuanto costaban hace un mes.

No estoy diciendo que este bien o esté mal; eso ya cada quien sabrá.

Lo que sí es una realidad es que gracias a esta alta demanda innecesaria, además de la especulación, también se está engendrando la escasez de los utensilios que previenen contaminaciones, para aquellos que sí lo necesitan. Lo cual pudiese derivar en un aumento en el contagio, no solo del COVID-19, sino de cualquier otra enfermedad de la cual, aquel o aquella que la padezca, requiera forzosamente del uso de un cubre bocas.

A manera de ejemplo, haré mención de algo que ya comenté anteriormente en esta columna. Acarrea consigo más mortalidad la influenza, que el COVID-19.

Entonces, se hace la pregunta ¿Vale la penas preocuparse más por aquellas o aquellos que padezcan influenza? O ¿vale la pena tener cubre bocas aunque no tengamos coronavirus?

Reciban un saludo, muchas gracias.

Nos leemos la siguiente semana.

 

@Dan_Fdz

 

Nota al pie.

Con el objeto de que esta colaboración también cuente con ánimo propositivo, dejo las recomendaciones avaladas por parte de la Secretaría de Salud para prevenir el nuevo coronavirus COVID – 19.

  • Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón o utilizar soluciones a base de alcohol gel al 70%.
  • Al toser o estornudar, utilizar el estornudo de etiqueta, que consiste en cubrirse la nariz y boca con un pañuelo desechable o con el ángulo interno del brazo.
  • No escupir. Si es necesario hacerlo, utilizar un pañuelo desechable, meterlo en una bolsa de plástico, anudarla y tirarla a la basura; después lavarse las manos.
  • No tocarse la cara con las manos sucias, sobre todo nariz, boca y ojos.
  • Limpiar y desinfectar superficies y objetos de uso común en casas, oficinas, sitios cerrados, transporte, centros de reunión, etc., ventilar y permitir la entrada de luz solar.
  • Quedarse en casa cuando se tienen enfermedades respiratorias y acudir al médico si se presenta alguno de los síntomas (fiebre mayor a 38° C, dolor de cabeza, dolor de garganta, escurrimiento nasal, etc.).
  • Evitar en lo posible contacto con personas que tengan enfermedades respiratorias