HISTORIAS DE SALTILLO A TRAVÉS DE SUS PERSONAJES, SUS ANECDOTAS Y SUS LUGARES

JUAN JOSÉ CASAS GARCÍA

Vito Alessio Robles 

En Saltillo hay varios lugares que se conocen con nombres populares como la joroba, el indio, la lechera y el mono sentado, entre otros. Resulta que este mono, que no tiene nada que ver con la familia de los primates, es nada más y nada menos que don Vito Alessio Robles, uno de los personajes más importantes en la historia de nuestra ciudad y cuya escultura –en la cual aparece sentado- se encuentra en el boulevard que ahora lleva su nombre.

Vito Alessio Robles fue el primogénito de seis hijos del matrimonio de Cristina Robles Rivas y del italiano Domenico Alessio. Su padre viajó a América y llegó a Saltillo en 1873 y se casó con Cristina en 1878. Don Vito nacería al año siguiente en la ciudad de Saltillo. Este personaje tan importante, no sólo para Coahuila sino para todo el norte de nuestro país, tuvo varias facetas: fue miembro del ejército federal, periodista, diputado e historiador.

Para realizar sus estudios, Alessio Robles ingresó en el Colegio Militar en 1896 y se graduó como Teniente del Cuerpo de Ingenieros Constructores en 1903. Trabajaría como subdirector de obras de construcción de la Secretaría de Guerra y Marina en 1904 y como profesor del Colegio Civil en la ciudad de Monterrey. Se trasladaría después a Sonora donde trabajó en las obras del río Yaqui, lugar donde conocería a su futura esposa. Al estallar la Revolución Mexicana, y al ser miembro del ejército de Porfirio Díaz, combatiría a los revolucionarios en Chihuahua. Se cambió de bando después de la derrota de Díaz (cosa que hicieron muchos hombres en la época) y Madero lo haría jefe de la Policía de la Ciudad de México (otra prueba más de que Madero eliminaría a Porfirio, pero no al Porfiriato). Poco después Madero lo enviaría a Roma como Agregado Militar y es en la patria de su padre donde comenzó a escribir sus Memorias y su Diario. Es igual en el extranjero donde se entera de la Decena Trágica, es decir, del asesinato del presidente Madero y del vicepresidente Pino Suárez por parte del general Victoriano Huerta.

Es de admirar que Vito Alessio Robles regresara al país y no para quedar al mando de Huerta, sino para solicitar su renuncia del ejército, hecho que Huerta tomaría como traición para posteriormente encarcelarlo en la ciudad de México y en san Juan de Ulúa, Veracruz. Al salir de la cárcel se une a los revolucionarios para combatir al usurpador, cuando se enteró de que uno de sus maestros del Colegio Militar estaba peleando al lado de Pancho Villa, el estratega de la División del Norte Felipe Ángeles. Es así que don Vito Alessio se une a las filas de Doroteo Arango (nombre real de Francisco Villa), estando presente incluso en la Convención de Aguascalientes de 1914 en calidad de Secretario -convención por cierto que desconocía el gobierno de Venustiano Carranza- donde participarían otros coahuilenses que incluso serían nombrados presidentes de la República, Eulalio Gutiérrez y Roque Gonzáles Garza. Estaría con la División del Norte hasta su derrocamiento por Carranza (así es, los líderes revolucionarios pelearon entre sí una vez que Madero fue asesinado) en 1915, fecha en que don Vito dejaría el ejército.

Es en este periodo cuando se dedicaría por completo al periodismo. Trabajaría como editor de la página militar del diario El Universal de la Ciudad de México y posteriormente como director del Heraldo de México y del Demócrata. Es hasta 1920 que dejaría el periodismo para unirse a la política siendo diputado federal de 1920 a 1922 y senador por Coahuila de 1922 a 1925. En ese mismo año es enviado extraordinario de México en Suecia, aunque parece más bien que sería por pugnas políticas con los miembros del poder, Obregón y Calles.

Parece ser que Vito Alessio abrazó la bandera de Madero del Sufragio efectivo, no reelección, ya que a su regreso de Suecia sería nombrado presidente del Partido Nacional Antireeleccionista (PNA) -encabezado por José Vasconcelos- por estar en contra de la tentativa de reelección de Álvaro Obregón. Fue igualmente candidato a gobernador del estado de Coahuila con su partido, es decir, estaba en contra del grupo de poder representado por el Partido Nacional Revolucionario (PNR, antecedente directo del PRI), pero perdería contra el candidato del PNR Nazario Ortíz Garza. Su crítica al poder marcaría su declive político y daría vida a uno de sus libros más polémicos Andanzas con nuestro Ulises.

En esta coyuntura, e imposibilitado en seguir en la política por obvias razones, es exiliado a Austin, Texas, donde se dedicaría al oficio que le daría su prestigio nacional: la historia. Consultó el Archivo de Austin para escribir su gran libro biográfico sobre Francisco de Urdiñola, tal vez el primer trabajo serio y metódico del norte del país. Tiempo después vendría una serie de crisis económicas fuertes del año 1930 a 1937 que no dudaría en anotar en su Diario, pero poco a poco vivió una estabilidad notable al ser profesor de la UNAM y al escribir entre 1946 y 1947 sus libros sobre Coahuila y Texas durante la Independencia y durante la guerra contra los Estados Unidos. Escribió más de 20 libros y algunos cientos de artículos diversos, convirtiéndolo en un gran referente para todo el norte de México. Se trata, sin lugar a dudas, del más grande historiador del norte de México de la primera mitad del siglo XX.

Don Vito dejó de escribir su apasionante Diario en 1953 por causa de enfermedad y moriría el 11 de junio de 1957. Estos escritos están publicados bajo el nombre de Memorias y Diario en tres tomos cuidadosamente editados por Javier Villareal Lozano, director del centro cultural que lleva su nombre. Su biblioteca personal es ahora el Centro Cultural Vito Alessio Robles (CECUVAR), ubicado en el centro histórico de Saltillo, que fue inaugurado en 1999 por el ex presidente Ernesto Zedillo, aunque los esfuerzos reales para su construcción fueron de Javier Villareal Lozano, su actual director, y por el Gobernador de Coahuila y el Presidente Municipal de Saltillo de la época, Rogelio Montemayor y Oscar Pimentel, respectivamente. Su hermosa biblioteca estaba fuera de la ciudad de Saltillo, lo que llevó varias negociaciones para traerlas a la capital. Es además él mismo quien diseñó los escudos de nuestra ciudad y de nuestro estado. Ahora bien, el CECUVAR no sólo es una biblioteca, sino también un Archivo precioso, es decir, tiene documentos antiguos de la época colonial. Aunque debemos ser sinceros ¿qué hacían esos documentos antiguos en la biblioteca personal de don Vito? Es imposible que estuviesen en sus manos, como por ejemplo ¿qué hacen diversos códices aztecas en la Biblioteca Nacional de Francia? La conclusión se la dejo a usted. Lo que es real es que nuestra ciudad cuenta con un maravilloso archivo que puede ser consultado por cualquier interesado en la historia del norte de nuestro país.

En fin, cada que pase por el “Mono sentado” recuerde que dicho apodo no se acopla bien para uno de los grandes personajes de Saltillo, don Vito Alessio Robles.

EN SU HONOR, Saltillo cuenta con un Centro Cultural que lleva su nombre dirigido por el historiador Javier Villarreal Lozano