EL MESÓN DE SAN ANTONIO

Muñoz Ledo,  86 años de vida política intensa

En pleno siglo XXI encontramos a un personaje que tiene características de bisagra entre los tiempos, estoy hablando de Porfirio Alejandro Muñoz Ledo y Lazo de la Vega o, lo más abreviado posible: Porfirio Muñoz Ledo, que a sus 86 años vive intensamente. Hombre de formación sólida, clara y bien fundamentada, con una ideología clara que sabe cuándo es necesario levantar la voz; ha recorrido infinidad de reductos, los más, dirigiendo contingentes al trabajo y al esfuerzo a contra pelo.

Su inteligencia y memoria son privilegiadas, orgullo de un buen académico que se ha forjado en las áreas del Derecho, de las Ciencias Políticas y de las Ciencias Sociales, graduado con honores tanto en la Universidad Nacional Autónoma de México como en universidades francesas. Ha sido inquieto desde su etapa como estudiante, como político orgánico del sistema en el régimen anterior.

Recuerdo en mis años de estudiante cómo Muñoz Ledo fue un impulsor entusiasta del turismo universitario, que era una de las áreas que desarrollaba la entonces Secretaría de la Juventud; envió al extranjero, fundamentalmente a Europa y particularmente a Francia, a muchos estudiantes que en esas épocas lograron ser magníficos profesionistas, íconos en los ámbitos académicos.

A Muñoz Ledo se le puede criticar, pero no se le puede regatear que todo lo aprendido lo ha puesto siempre a disposición de las mejores causas en México. Fue secretario de distintas dependencias como la Secretaría de Educación Pública y la Secretaría del Trabajo, pero más destacada es su presencia en el ambiente político pues las instituciones a su cargo sobresalen por su modernidad, sello indistinto de Muñoz Ledo: la Comisión de Derechos Humanos, la nueva Constitución de la Ciudad de México, el Instituto Federal Electoral, el Instituto Federal de Transparencia. No se diga en la estructura gubernamental como Subdirector de Educación Básica y Tecnológica de la SEP, Subsecretario de la Presidencia de la República, Subdirector del IMSS, Presidente Nacional del PRI con Luis EcheverríaJosé López Portillo y Miguel de la Madrid.

Yo tuve el honor de estar en su equipo de trabajo en el Instituto Nacional de Investigación Educativa, en donde se experimentaron muchos cambios importantes: la prueba filo, espacios educativos, se diseñaron cartillas para los escolares y se planeó un programa educativo para los niños en el sexenio de López Portillo. Muchos excelentes profesionales que huían de los gobiernos dictatoriales de Videla en Argentina y de Pinochet en Chile formaron parte de este proyecto, en el que se asentaron grandes avances educativos.

Cuando al calor de unos buenos alcoholes platica anécdotas, a Muñoz Ledo le gusta contar la que le pasó con el entonces presidente Luis Echeverría: “acudió a visitarme a mi casa, casi sin hablar caminó al jardín y dijo ‘es muy pequeño para recibir contingentes’.  En ese instante creí que el dedo me había iluminado, y compré el terreno de atrás. Pensé que la frase anticipaba mi destape como candidato oficial, pero al final Echeverría se decidió por López Portillo”, y soltaba una carcajada de trueno.

A nivel internacional Porfirio fue consejero cultural de la Embajada de México en Francia, fue representante permanente de México ante la ONU cuando presidió el grupo de los 77, fue embajador ante la Unesco y ante la Unión Europea. Salió del PRI  y fundó, junto con Cuauhtémoc Cárdenas, la Corriente Democrática que más adelante se convertiría en el PRD. Intentó conseguir la nominación a la candidatura para Jefe de Gobierno del Distrito Federal en 1997, la primera elección en su tipo, pero finalmente Cárdenas fue el elegido. Fue senador de la República por el D.F. -el primero de oposición-, en las elecciones federales de 1988 con Cárdenas como abanderado presidencial, luego el derecho de sangre lo llamó en el 1991 para ser candidato a la gubernatura de Guanajuato, y en 1997 fue elegido diputado federal plurinominal, coordinador de la bancada del PRD.

O sea, en pocas palabras, Muñoz Ledo sabe de política y sabe de lo que habla.

Esta semana el actual presidente de la Cámara de Diputados a nivel federal levantó la voz  y reiteró su rechazo a la actuación de la Guardia Nacional contra los migrantes, incluido el uso de gas pimienta, y se preguntó a quién estarán sirviendo los ejecutivos del gobierno de México para lastimar a la gente.

Fuerte, como siempre, y con fundamento en la ley, se vuelve un personaje que sigue siendo “Ave de las tempestades”, con perdón del gran torero Lorenzo Garza.

 

Autor

Alfonso Vazquez Sotelo