HISTORIAS DE SALTILLO A TRAVÉS DE SUS PERSONAJES, SUS ANÉCDOTAS Y SUS LUGARES

 TAMARA NAZARETH MEDRANO FLORES

 El teatro García Carrillo

Federico García Lorca escribió: “El teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana. Y al hacerse humana, habla y grita, llora y se desespera”. Las ciudades guardan en sus edificios y estructuras secretos y misterios nunca revelados. Uno de ellos es aquella catástrofe que ocurrió en la ciudad de Saltillo el 3 de septiembre de 1918, cuando la cartelera del teatro García Carrillo anunciaba la obra “El loco Dios”. Marcaban las 7:30 de la tarde cuando el fuego cobró vida. Se cuenta que la obra anunciada estaba maldita, pues se volvía a repetir aquella tragedia que acabó en 1902 con el Teatro Acuña

Con un estilo neoclásico, hecho de cantera y  ladrillo se edificó en el corazón de nuestra ciudad  el teatro García Carillo. Grandes obras literarias cobraron vida en este lugar, cantantes de ópera de México y el mundo pisaron su escenario encantando con su voz a saltillenses de todas las edades. El 6 de marzo de 1906, el gobernador del estado Miguel Cárdenas firma contrato con el empresario Antonio Dávila Ramos para crear un nuevo teatro. Su intención era erigir un espacio imponente. El señor Dávila se comprometió a terminar la construcción en tres años.

Al iniciar con la creación del teatro se contemplaron todos los detalles, tenía que ser lo suficientemente amplio para dar cabida a por lo menos mil doscientas personas, también debía contar con servicios de alumbrado eléctrico, agua y drenaje. El costo de esta obra fue de aproximadamente cien mil pesos, el gobierno apoyó esta creación cuidándola detenidamente. El terreno conocido como plaza Hidalgo, fue el lugar donde se edificaría el Teatro García Carrillo, justo al norte del terreno donde había estado el teatro Acuña. El miércoles 27 de julio de 1910, el teatro estaba listo para mostrarse a la sociedad saltillense, su inauguración fue a las 6 de la tarde y con el discurso: “Queda inaugurado el nuevo y soberbio templo de las artes”, se daba la bienvenida a todo amante de la las letras, la música y actuación.

Con la llegada del Teatro García Carrillo, llegó a Saltillo la modernidad. Testimonios afirmaban que aquel inmueble, era como los mismísimos teatros franceses. Si por fuera era hermoso, por dentro era definitivamente majestuoso. El escenario destacaba por su iluminación, pasamanos afelpados y que decir de los detalles dorados que destacaban en las paredes. Los muchos visitantes que tuvo el teatro no paraban de adular su increíble belleza, en la prensa no se dejaba de hablar del magnífico trabajo que se había hecho. Había llegado el arte y la tecnología a Saltillo. Su creación era tan cuidadosa que era imposible que ocurriera un incendio. La vida teatral del García Carrillo fue breve, ocho años de apogeo fueron pocos para tan inigualable creación.

El teatro puede enamorar, pero también enloquecer a las personas y en nuestra ciudad ocurrió esto. Los habitantes más conservadores vieron con desagrado algunas obras presentadas en este lugar. Antes del incendio se tenían programada en la cartelera una obra titulada “El loco Dios” y posteriormente la obra “Salomé”, tragedia escrita por Oscar Wilde en 1891 que mostraba la historia bíblica de la hijastra de Herodes, la cual pidió la cabeza de Juan el Bautista como recompensa por haber bailado ante él. La gente más tradicional estaba en contra de estas obras, pues decían que eran inmorales para la ciudad.

Lo más extraño es que la obra “El loco Dios” era también unas de las obras que se presentaría en el teatro Acuña antes de ser arrasado por el fuego. Corren muchos mitos acerca del incendio ocurrido en el teatro García Carrillo. Hay quienes dicen que fue brujería, otros afirman que fue por un corto circuito y existen también los que culpan a la sociedad conservadora de aquel tiempo. Son grandes los misterios que surgen alrededor de este  imponente edificio que todavía permanece en nuestra ciudad. García Carrillo es un teatro que ha estado viendo pasar los años, ya no son carruajes los que se reflejan por sus ventanas, ahora son carros. Nuestra sociedad ha estado cambiando constantemente, pero esto no impide detenernos y apreciar un edificio que sobrevivió a los años y aquel siniestro de 1918. Actualmente es un centro cultural, el cual mantiene su esencia, pues en su interior el arte se mantiene vivo.