HISTORIAS DE SALTILLO A TRAVÉS DE SUS PERSONAJES, SUS ANÉCDOTAS Y SUS LUGARES

TAMARA MEDRANO FLORES

 Entre calles e Historia: Callejones de Saltillo

Nuestra ciudad guarda muchos recuerdos, algunos de los cuales quedaron escritos en papeles importantes, pero otros están resguardados en el imaginario colectivo de sus habitantes. Al recorrer el centro de Saltillo encontramos la Catedral que impacta nuestros ojos con su imponente arquitectura y que decir del famoso Mercado Juárez o la Alameda que son otros de los lugares icónicos que nos rodean. Los  callejones que tenemos aunque son pequeños,  tienen y cuentan historias las cuales han pasado de generación en  generación. Por esta ocasión hablaremos de dos callejones, “El callejón del truco” y “El callejón de la pulmonía”, relatos que se han resguardado por el testimonio de algunos moradores de nuestra localidad.

 

EL CALLEJÓN DE LA PULMONÍA

 

Seguramente  has pasado por el callejón que está  ubicado a un costado de la catedral, a este callejón en el Saltillo del ayer se le conocía como “El callejón de la pulmonía” o “El callejón de las animas”. Se nombró así, pues se decía que este lugar propiciaba unas corrientes de aire tan helado, que congelaba hasta los mismos huesos. Algunos  habitantes procuraban no pasar por ahí, otros pasaban completamente abrigados y con bufanda, pero también hubo uno que otro desafortunado que se cruzó con la muerte en dicho callejón cuando el impetuoso aire hacia su efecto.

Una de las historias más escuchadas fue la de Don Gregorio Flores García ágil esgrimista, capaz de hacer temblar hasta el más duro contrincante. Don Gregorio tuvo  el gran infortunio de pasar por ahí y sentir el congelante soplo que circulaba por esta vereda, horas después de su desafortunado encuentro con aquella ventisca  sufrió una pulmonía tan radical y tajante que a pocos días falleció.

La gente empezó a tener cuidado y entre la misma sociedad se rumoraba aquel dicho que decía “Donde entre el aire y el sol, no entra el doctor”, pues sin importar la hora, fuera de día o de noche el acechante viento hacía de las suyas. Recuerden queridos lectores “Si una pulmonía no quieren agarrar, el callejón de la pulmonía deben evitar.”

 

EL CALLEJÓN DEL TRUCO

 

Ubicado sobre Idelfonso Vásquez, entre Hidalgo y Bravo, paralelo al callejón de la pulmonía se ubica “El callejón del truco”. Se cuenta que un pastelero de origen francés vendía su mercancía en este lugar. A las 12 de la noche  y aprovechando a aquellos transeúntes nocturnos, ofrecía sus pasteles y su gran especialidad a la cual llamaba “truco”, su  sabor inigualable hizo de estos pasteles un gran éxito, por lo que en corto tiempo se hicieron famosos.  Los trucos consistían en una especie de tubos de harina, que al ponerse al fuego se rellenaban por si solos con una pasta sabor a frutas que gustaba mucho.

Bajo la frase “Pasen marchantes; aquí hay ricos trucos, le damos cinco por un real”, este pastelero invitaba a propios y extraños a comprar su mercancía. Alguna vez un curioso  le pregunto al panadero el  por qué le llamaba truco a su creación, a lo que el panadero respondió – Le parece poco el truco, de que meta yo un pedazo de harina dentro de la tinaja y resulte lo que usted saborea.

A raíz de esta respuesta el callejón fue llamado así, pues era una delicia probar “el truco” de un pastelero francés que más que conocido por su acento, era distinguido por endulzar el camino de aquellos amantes nocturnos, despechados o simplemente curiosos.

Se cuenta que el pastelero de los trucos se fue a la Ciudad de México, prometiendo volver algún día, pero  en su estadía se dice que  fue uno de los ciudadanos franceses, cuyas pérdidas originaron en 1838, la llamada “guerra de los pasteles”.

Caminar por las calles de nuestro centro histórico es una lección de historia que aún nos permite contemplar y conocer cada rincón de nuestra enigmática ciudad.