México asciende en violencia e impunidad

 (Xinhua/Str) 

El panorama de la violencia para 2020 resulta adverso e inquietante, el arranque de año no vislumbra una estrategia clara para salvaguardar el bienestar de la población.

Ciudad de México.- La violencia en todo el mundo, especialmente en Latinoamérica, ha tomado protagonismo en todos los titulares de los medios de comunicación; México se ha visto envuelto en varias polémicas, sobre todo después de los sucesos que lo sacudieron durante el último trimestre del 2019. Para entender por qué los actos delictivos, la corrupción y la impunidad van en ascenso es importante hacerse consciente de que no son situaciones aisladas ni casuales, todo corresponde a la normalización de la violencia y a la enorme impunidad en la que vivimos.

Durante el 2018 el costo de la violencia en México fue de 5.1 billones de pesos, de acuerdo con el informe del Instituto para la Economía y la Paz (IEP). Dicho año fue considerado el más violento en la historia moderna de nuestro país. Lo preocupante de esta situación es que 2019 no tuvo mejores expectativas y la proyección del 2020 tampoco resulta alentadora. La escalada delictiva se eleva pese a la promesa del combate de la delincuencia con paz.

“La delincuencia sigue en ascenso porque no se ha atendido una de las causas más importantes que es la normalización de la violencia. Como sociedad nos hemos estado desarrollando en contextos desiguales que propician la violación reiterada de los derechos humanos de muchas poblaciones que, ante la falta de oportunidades laborales y de educación de calidad, terminan por incurrir en actividades ilícitas y no solo eso, los demás los convertimos en personas invisibles, esa indiferencia o antipatía que sentimos también es resultado de la exposición reiterada a la inseguridad y a la impunidad para resolverla.” Comentó Jimena Cándano, Directora General de Fundación Reintegra.

Los robos, la extorsión y los homicidios no ocurren porque a diario nazcan y crezcan “delincuentes” que estén predeterminados genéticamente para infringir la ley, suceden y seguirán sucediendo hasta que entendamos que son hechos sociales derivados de la poca o nula atención a ciertos sectores. Por ejemplo, en la Colonia Guerrero en la Ciudad de México, no existe ninguna preparatoria así que, cuando se termina la educación básica las oportunidades de seguir estudiando se reducen de inmediato por un factor que ni siquiera depende de ellos.

En tanto las políticas para atender los índices de violencia sigan respondiendo más a un costo político que a un interés genuino por la población, no serán funcionales. Se trata de un fenómeno que es multifactorial y que debe atenderse de inicio en la primera infancia de las personas, enfocándose en el desarrollo de la inteligencia emocional y la toma de decisiones conscientes de las consecuencias que conlleva atentar contra el bienestar social.

El panorama de la violencia para el 2020 resulta adverso e inquietante para la población mexicana porque no se vislumbra una estrategia clara para salvaguardar su bienestar pese a que hay muchos elementos en el tablero como lo es una guardia nacional, una ley de amnistía y la disposición de ayudar a poblaciones vulnerables. Sin embargo, nada parece funcionar y no resultará en tanto no se atienda desde la justicia y no de la venganza, erradicando la impunidad, no solo en el dicho sino también en el hecho. (FUNDACIÓN REINTEGRA)