Comercio de vida silvestre, una amenaza global

Contribuye a la extinción de todo tipo de especies, así como a la inestabilidad, violencia y entornos físicos poco saludables para las personas: Inés Arroyo-Quiroz, del CRIM de la UNAM

Ciudad de México.- El comercio legal e ilegal de la vida silvestre es una amenaza global, pues contribuye a la extinción de todo tipo de especies, así como a la inestabilidad, violencia y entornos físicos poco saludables para las personas, afirmó Inés Arroyo-Quiroz, investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM.

Junto con su colega Tanya Wyatt, de la Universidad de Northumbria, Inglaterra, Arroyo-Quiroz ha hecho diversos estudios sobre el papel de México en el comercio internacional de vida silvestre, y ha encontrado que en nuestro país es significativa la importación de pieles utilizadas para la industria peletera.

Por otro lado, de nuestro territorio se extraen cactus, orquídeas, plantas que son utilizadas como tónicos o medicinas, además de grandes felinos (utilizados como trofeos) y otros animales vivos que satisfacen la demanda de criaderos, mascotas y zoológicos.

Reconoció que no se sabe la cifra de especies mexicanas que se exportan de manera ilegal, “los decomisos no nos lo dicen, sólo nos dan pauta para saber qué especies se están moviendo y por cuáles rutas”.

En sus investigaciones refieren que la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito ha identificado a presuntos traficantes de 80 países diferentes, así como flujos de tráfico en más de 100 naciones. “El tráfico de especies silvestres es un asunto global”, remarcó.

Al analizar registros de tráfico ilegal de México a la Unión Europa entre 1980 y 2017, detectaron que los cactus son contrabandeados predominantemente a Australia y la República Checa; aves rapaces y canoras son comerciadas de nuestro país y España a diferentes partes del mundo, mientras que tarántulas, lagartos y serpientes son importados ilegalmente de Alemania a nuestro territorio. El comercio ilegal en el interior del país está fuera de estos registros, pero también implica daño ambiental.

Arroyo-Quiroz resaltó que en esta cadena hay varias naciones involucradas y nos debe importar el impacto que tiene en el mundo, pues los ecosistemas están conectados.

Otros factores preocupantes son la deforestación y destrucción de hábitats a causa de la urbanización, que constituyen las principales amenazas hacia las especies, “pero también enfrentan fuerte presión por la industria de las mascotas, peletera, maderera y el mercado de plantas de ornato y aquéllas utilizadas para hacer tónicos y medicinas”.

Casos críticos

México tiene varias especies que atraviesan por una amenaza o explotación crítica, como la vaquita marina, los pepinos de mar y los corales. La primera, al borde de la extinción, está ligada a otra especie sobreexplotada: el pez totoaba, que es demandado en el mercado asiático porque le atribuyen propiedades afrodisiacas.

Los pepinos de mar también son requeridos por los asiáticos, quienes los utilizan como medicina o alimento. “A zonas de Yucatán llegan pescadores no locales y extraen estos invertebrados marinos; se han llevado toneladas”, subrayó.

En cuanto a los corales, alertó que con su extracción “se merma una población al punto que ya no se puede recuperar, y con ello se destruyen ecosistemas completos porque todas las especies están ligadas”.

Otro caso son los psitácidos: loros, pericos y guacamayas de distintas regiones, que se extraen desde los nidos para venderlos como mascotas. “Es muy importante crear conciencia”, recalcó la universitaria.

Educación e investigación, fundamentales

La educación es fundamental para defender nuestros recursos naturales; de igual manera, es importante formar grupos multidisciplinarios para atender y prevenir el comercio de la vida silvestre y sus consecuencias.

Finalmente, Arroyo-Quiroz enfatizó que estos problemas deben atenderse desde un enfoque integral, además de impulsar estrategias para desarrollar proyectos productivos sustentables con las comunidades, como las que lleva a cabo la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio). (UNAM)