LA JAJAGANDA

Se define la propaganda como la comunicación que pretende influir en la actitud de una comunidad respecto a una causa o posición. En la política es ampliamente usada y busca incidir en los valores del ciudadano. Diferentes mensajes y argumentos han sido expuestos mediante la propaganda para asegurar tal o cual parecer. Se usó en regímenes antiguos y también en los modernos. Se usaban a los juglares y también a los conjuntos modernos. Se hizo en carteles y pasquines y también en imágenes colgadas en Facebook. Superhéroes, Líderes, gente común, villanos e inocentes han aparecido en los mensajes. Se fusiona con los mensajes comunes, con lo atractivo, con lo deseable.

Diversos regímenes han usado la propaganda, pero también sus detractores, y como hay propaganda política también la hemos visto de cárteles delincuenciales. Como todas las cosas a las que tenemos acceso, si es buena o es mala la propaganda lo determina nuestro comportamiento y uso de la misma.

Mientras el mensaje se mantiene y transmite con la propaganda, surge una nueva forma de comunicación que frena, atenúa o desvirtúa los resultados, se trata de una forma cómica. La hahaganda o jajaganda es la unión del fonema de la risa “jajaja” y la palabra propaganda y describe el fenómeno de la burla para desacreditar o demeritar el mensaje, mediante un ataque al mensajero. Este término fue usado por primera vez en el 2017 en un estudio mediático Ruso. Somos ingeniosos y muy talentosos los mexicanos cuando se trata de la burla. No nos frena la muerte, mucho menos cualquier defecto, característica o desliz. Cualquier ofensa se suaviza con la risa y se transforma una burla en un chiste, como si de ello se desprendiera de la ofensa.

Pero, así como el adagio afirma, que entre broma y broma la verdad se asoma, aparece a cada mensaje sus consecuencias, las cuales no se frenan ante el humor, ellas llegan las advirtamos o no.

No escapa ninguna tragedia, acontecimiento o situación nacional e internacional a esta jajaganda, pero entre risas y burlas el descredito al mensaje se asoma. Los mexicanos somos productores voraces de “memes” e inundamos rápidamente con humor cualquier tema. Pero este humor no siempre persigue la nobleza del mismo, sino la lesión. Aunque atenúe el mensaje no aligera la situación, quizá incluso la agrava. Es fácil advertir que un meme también sirve para incidir en los valores del ciudadano, lo orienta e incluso puede hacerle tomar una decisión o detonar una conversación.

Las consecuencias no esperan, ellas aparecen y no tienen buen humor, parece que en estos tiempos la crítica, que dejó la racionalidad para tornarse emocional, y no hay tema, nacional ni internacional que escape al ingenio de quien se burla. Cae con la jajaganda la maldición de Casandra; aquella sacerdotisa que rechazó a Apolo, ella era capaz de ver el futuro, pero resultado de su desdén fue castigada con la maldición que, aunque ciertos sus vaticinios, nadie los creería. Casandra junto con Laoconte gritaba y desesperados advertían el error que significaba aceptar el gran caballo de Troya en la ciudad, nadie le creyó.

 

Yo soy Héctor Gil Müller y estoy a tus órdenes.