HISTORIAS DE SALTILLO A TRAVÉS DE SUS PERSONAJES, SUS ANÉCDOTAS Y LUGARES

 JUAN JOSÉ CASAS GARCÍA

 La Catedral de Saltillo

            ¿Se ha dado cuenta que en cada ciudad, en su plaza principal que es el centro de la misma, el corazón, se encuentra una iglesia? Pues no es casualidad, la manera de construcción de las ciudades formaba parte del programa de urbanismo del rey Felipe II que para 1573 mandó las “Ordenanzas para la fundación de villas y ciudades” que eran los preceptos teóricos del Renacimiento en cuanto al urbanismo. Se trataba de la traza de una ciudad con una plaza central rodeada de las casas reales, cabildo, aduana e iglesia. ¿Le suena a nuestra Plaza de Armas?

La última construcción que se le hizo a la catedral de Saltillo fue su torre en 1897, que posee elementos de estilo neoclásico, diferente al cuerpo de la iglesia que es más bien barroco. Es decir, la parroquia de Santiago que ahora es la catedral de Saltillo estuvo en construcción por lo menos desde el siglo XVI. No es de extrañarse, todas las grandes catedrales del mundo empiezan por ser pequeñas parroquias hasta ser los grandes monumentos de piedra que ahora observamos, cientos de años pasan hasta que pueden ser observadas en su totalidad, Saltillo no es la excepción.

La pequeña parroquia que se construyó en el corazón de la ciudad fue dedicada al apóstol Jacobo, santo patrón de España. ¿No lo sabía usted? Jacobo es la traducción en castellano de Santiago, que por largo tiempo perdió su nombre original. El nombre en hebreo era Ya’akov que en latín pasó a ser Iacobus y con el desgaste del tiempo a Iaco, para finalmente terminar en Iago. La variante portuguesa no es muy alejada, del latín se transformó en Yago, Iago y al final mutó en Tiago (nombre incluso muy común hoy en día). Pero no hay que olvidar que Jacobo era un santo, pues fue uno de los apóstoles de Jesús, por lo tanto el castellano Iago pasaría a ser Sant Iago y el portugués a Sant Tiago. La fuerza de las armas y de la guerra le daría el toque final convirtiéndolo en un solo nombre. Recuerde que Santiago predicó por el mundo antiguo, llegando hasta Compostela en España, de ahí que el santo sea patrono del país y figura principal contra los moros en la guerra de Reconquista. Los soldados gritaban vivas a Sant Iago hasta que se fundó a hierro en un sólo nombre. La próxima vez que visite la catedral de Saltillo eche un vistazo hacia lo más alto del cuerpo de la iglesia en su remate y podrá observar una pequeña inscripción: T.S.J.A.M. Templo de San Jacobo Apóstol el Mayor.

Santiago era pues el santo que ayudó a los españoles a luchar contra los “infieles” moros que se encontraban en el sur de España, pero ¿por qué elegirlo para ser patrón de una ciudad al norte de América? Pues la respuesta es la misma, debía fungir como patrón contra la lucha de nuevos “infieles” que en el norte de la Nueva España eran los indígenas nómadas. Este santo fue elegido para ser el patrón de no pocas ciudades en América, normalmente en fronteras que se encontraban en constante lucha, ¿le recuerda algo Santiago de Chile o Santiago de Cuba? Aunque la imagen que se veneraba en Saltillo no fue la del guerrero, la del santo a caballo y espada que peleó contra los moros y se ganó ese mismo título: Santiago Matamoros, sino más bien era una imagen del Santiago peregrino, del que expande la palabra de Dios. Tal vez se trató de un uso de la imagen para controlar el pasado y borrar la memoria de lo que realmente pasaba, pues la región norteña, siempre en guerra, se antojaba más para el Santiago caballero, un Santiago Mataindios.

Hemos dicho que las iglesias tardan siglos en ser construidas y la parroquia de Saltillo vivió una renovación. Al mismo tiempo que se iba construyendo la capilla del Santo Cristo, la parroquia de Santiago comenzó un nuevo periodo de construcción que se llevó poco más de medio siglo, del año 1745 al 1800. De nuevo vea el remate de la catedral y verá estos años grabados en la roca. La capilla del Santo Cristo tuvo entonces que fungir por algún tiempo como parroquia para poder administrar los sacramentos y algunas de las imágenes se hospedaron junto al Santo Cristo de Saltillo que por cierto no llegó en burro, sino que fue comprado en Veracruz y fue fabricado por manos indígenas probablemente en el centro de México, al igual que algunas otras obras de la catedral como un pequeño san José tallado en madera estofada, igualmente indígena fabricado en Guatemala. Las imágenes son importantes pues nos cuentan el culto que tenían los saltillenses en la época colonial. Una foto de 1860 muestra que en el altar mayor había imágenes de Santiago y de dos santos jesuitas Ignacio de Loyola y Francisco Xavier. Hay que recordar que los jesuitas construyeron misiones en Parras y tenían culto en Saltillo. También existían figuras de san Pedro y san Pablo. Todo ello coronado por la virgen de Guadalupe a manera de patrona de la Nueva España.

Estas alusiones, según la construcción barroca del siglo XVIII, nos hacen pensar cómo pudiera estar adornada la parroquia de Santiago en sus inicios tanto en el interior como en el exterior, pues normalmente el altar mayor era una copia de la portada de la iglesia, como si fuese un libro. También en la portada principal podemos observar una columna a la izquierda a la altura de la ventana sobre la hermosa puerta tallada en madera con una custodia y a la derecha otra columna con una virgen que se ha identificado como la virgen de Zapopan (no suena descabellada la idea pues en Monclova existía un culto a la virgen de Jalisco desde la época colonial), sin embargo parece ser más bien una representación de las dos cofradías principales de la parroquia: la del Santísimo Sacramento y la de la Virgen del Rosario, que ayudaron a la construcción del templo. También hay otras figuras muy interesantes en nuestra catedral que prueban la simbiosis del arte europeo e indígena. En la cúpula usted puede observar ocho Atlantes indios además de serpientes o dragones que hacen referencia, tal vez, a reminiscencias prehispánicas, aunque no lo sabemos del todo. Hay también un par de aves, aunque se encuentran en la capilla del Santo Cristo, que pudieran parecer águilas, sin embargo, son pelícanos, antiguo símbolo del sacrificio de Jesús.

En fin, hay muchos otras imágenes, cultos y secretos que esconde nuestra catedral, aunque uno de los más importantes sería que su costo fue de 93 mil pesos (para la época es mucho) fíjese de nuevo en el remate de la iglesia y que su edificación fue realizada por toda la sociedad de Saltillo y del Pueblo de San Esteban, es decir, en su construcción participaron españoles, criollos, indígenas y hasta negros. La próxima vez que pase por la catedral tome un tiempo para observar lo que nuestros antepasados nos legaron y disfrute. Al final de cuentas eso es una iglesia, del griego antiguo, que significa reunión de fieles.