CÁPSULAS SARAPERAS

Los voladores de Papantla

En esta ocasión te platico de cuando aquí, en esta hermosa ciudad de Saltillo, los voladores de Papantla sufrieron una caída mortal.

Fue el día domingo 22 de julio del nada lejano año de 1967, cuando Saltillo estaba de fiesta, de manteles largos, pues daría inicio la onceava feria de esta hermosa ciudad. El espectáculo principal de la inauguración, y vaya que fue espectaculo, eran los voladores de Papantla, los mismos cuyos origenes se remontan a la época prehispánica, y cuyo rito algunos dicen que es para pedir lluvia, otros afirman que es un ritual asociado a la fertilidad.

Llegaron los cinco voladores de Papantla, hombres de baja estatura, de tez morena, cuya vestimenta era de manta color blanco. Uno de ellos, el caporal, como se le llama, inició tocando la flauta; los cuatro restantes, danzaron alrederdor del palo, el cual tiene una altura de 30 metros. Después de varias danzas y melodías prehispánicas, los cinco voladores subieron con gran agilidad, gracias a unas cuerdas atadas al poste.

Ya en la altura maxima, continuó el ritual; el músico con la flauta, cuyo sonido por lógica se escuchaba muy tenue, pero en un instante se detuvo la música, el caporal o músico, se puso de pie en una pequeña plataforma, los Saltillenses estaban a la expectativa, momento en el cual, de acuerdo al rito, los cuatro voladores se lanzaron de espaladas hacía el vacio, pensando ellos que –como siempre- sus tobillos estarían atados por una soga. Para su sorpresa y de todos los presentes, cayeron los 30 metros, escuchandose golpes en seco, pues habían caido sobre una base de concreto.

De manera inmediata llegó la autoridad, policias, cruz roja, ambulancias y hasta los soldados. Tres ya habían fallecido, uno fue trasladado al hospital.

Según información que pude encontrar en nuestro archivo municipal, al día siguiente el caporal aseguro que esto había sucedido porque el palo no era palo, además de que no había realizado la ceremonia de degollar a una gallina, rociar su sangre y enterrarla.

Pues así es, en Saltillo, ya tuvimos una pelea entre un toro y un león, en Saltillo tuvimos al último fusilado y tambián aquí en esta hermosa ciudad, los voladores de Papantla no pudieron volar.