A LA BÁSCULA

De telenovela 

La política mexicana es tan ‘sui generis’, que su historia está plagada de historias inconcebibles que parecerían más que reales, arrancadas de las páginas de algún guion cinematográfico o por lo menos de telenovelas mexicanas, del tipo que la chica humilde que vive en los arrabales, se enamora y casa con el joven rico y millonario que le cambia de golpe la existencia.

Tengo muy presente –porque lo conocí y personalmente me contó su historia- el caso de alguien que durante años había sido chofer de Luis Echeverría Álvarez, y cuando este se convirtió en candidato presidencial le prometió a su fiel empleado que, al llegar al poder, lo haría diputado federal. “Como cree don Luis, si yo no sé leer ni escribir”, le dijo el hombre. “Eso no importa, esto será un premio a tu lealtad y a tantos años de trabajo”.

La promesa fue cumplida y cuando -llamémosle ‘Pablito’- llegó al Congreso pidió que le orientaran qué es lo que tenía que hacer y por instrucciones presidenciales, le dieron toda la asesoría, le dijeron que cada día le llevarían a su oficina una montaña de periódicos y la famosa ‘síntesis informativa’ ¿Para qué si él no sabía leer ni escribir? No importa le dijeron, usted hojea los periódicos como si estuviera leyendo, aunque nada más vea las fotos. Y así lo hizo durante tres años, y cada que alguien se acercaba a la puerta de su oficina a saludarlo, “buenos días diputado cómo está”, él alegremente respondía “buenos días, aquí, legislando”.

Esa puede ser una anécdota graciosa y hasta agradable, pero la que es abominable, vomitable, es la historia y sueños de productor cinematográfico de Genaro García Luna, quien en uno de los videomontajes más famosos –si no es que el más famoso- en la historia policial reciente en nuestro país, fue aquél que en 2005, siendo titular de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) realizó de común acuerdo con Televisa en la detención de la francesa Florence Cassez en un rancho de la carretera México Cuernavaca, junto con los integrantes de una presunta banda de secuestradores conocida como ‘Los Zodiacos’.

El propio García Luna –conocido en los inicios de su carrera como ‘La Metralleta’ por su habitual tartamudeo al momento de hablar-, con el tiempo, reconoció públicamente que habían recreado la detención para la televisión. Todas las violaciones elementales del debido proceso debido a su ‘montaje’, llevaron a que Cassez obtuviera su libertad.

Increíblemente -¡Viva México!- a pesar de esos los pésimos antecedentes como funcionario policiaco, Felipe Calderón lo convirtió en secretario de Seguridad Pública Federal, donde le crecieron sus ínfulas de productor cinematográfico o telenovelero. Quizá sintiéndose con potencial, al final del sexenio calderonista decidió quedarse a vivir en los Estados Unidos, donde realizó gestiones para obtener la nacionalidad norteamericana, posiblemente que estaba allá más cerca de Hollywood y podría alcanzar la fama en la meca del cine internacional, y posiblemente hasta a un Óscar podría aspirar.

En La Laguna hay huellas y daños difíciles de reparar, de su desempeño como secretario de Seguridad Pública. Hay un periodista lagunero que tuvo que huir a los Estados Unidos y solicitar el asilo político. Lo logró, porque pudo probarse fehacientemente que su vida y la de su familia corría serio peligro y la amenaza provenía del gobierno mexicano, concretamente de Genaro García Luna y su lugarteniente Facundo Rosas.

Las amenazas de muerte de ese par surgieron porque el periodista lagunero, uno de los cuatro que secuestraron luego de la cobertura de un mitin de supuestos familiares de internos del Cereso N°2 de Gómez Palacio, tomado por Ejército y Policía Federal, tras descubrirse que de ahí salían los hombres y las armas que por las noches cruzaban el río Nazas para realizar matanzas masivas; no estaba de acuerdo con la versión peliculesca ofrecida como la versión oficial de su ‘rescate’.

García Luna le advirtió claramente que, si la había ‘librado’ en ese capítulo del secuestro, si abría la boca, a la siguiente no viviría para contarlo, ni él ni su familia. Las amenazas de muerte provenían del secretario de Seguridad Pública contra una víctima de secuestro por parte de un grupo de la delincuencia organizada, con quien el propio García Luna negoció su liberación sin que hubiera ningún detenido, pero disfrazado de ‘rescate’, para alcanzar la categoría de historia telenovelesca.

Como estas, la historia de la política mexicana está plagada: tenemos futbolistas gobernadores, ex presidentes casados con actrices de películas de burlesque, presidentes casados con figuras de telenovela, embajadores cleptómanos y que enseguida tratan de dar atole con el dedo haciendo creer que fue un error y no un hurto lo que cometió.

En fin, es increíble. Lo que no pasa en México, ya no pasa en ningún otro país del mundo.

 

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@JulianParraIba