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Hasta entre los propios panistas Jesús De León Tello es hoy tan aceptado como un sicario en los Cinco Manantiales. Y vale la comparación porque así como de irracional fue la incursión armada del sábado anterior en Villa Unión, es el comportamiento político de quien preside a Acción Nacional.

En su afán de lograr algún posicionamiento para su partido en vísperas del arranque del proceso en que se renovará al Congreso local, De León ideó una campaña agresiva pero además de errar en los temas que escogió –ajenos a la realidad de Coahuila–  no tuvo la sensibilidad para leer el momento y moderar el tono ante circunstancias en las que se amerita unidad.

No le da para más, y no es sorpresa pues su incapacidad es conocida, pero al menos tendría que haber responsabilidad y sensatez. En fin, no tiene remedio.

 

QUIENES DIERON muestra de que la civilidad política es posible, y dejando filiaciones partidistas aparte pueden sentarse a convivir, fueron los integrantes de la Comisión de Desarrollo Urbano en el Cabildo que encabezó  Isidro López Villarreal.

El martes departieron en conocido restaurant del norte de la ciudad la priista Mayela Hernández Valdés y los panistas –medio emparentados todos– José Luis García de la Peña, Jorge de la Peña Quintero y Ramón Eduardo de la Peña Padilla, que conformaron la referida Comisión.

El bullying fue para De la Peña Quintero, pues portaba un chaleco rojo, y justo ese día en el mismo lugar abundaron los chalecos y camisas del mismo color, pues ahí se citaron también muchos priistas que más tarde acudirían al Consejo Político.

El ex regidor aclaró contundente que no había un cambio de filiación partidista, sigue en Acción Nacional, donde ha militado desde hace más de veinte años.

Por cierto Mayela Hernández es un activo del PRI a tener en cuenta ahora que se avecinan nominaciones y cambios en dependencias estatales y municipales.

 

Y RESPECTO AL Consejo Político del PRI, hubo buenos comentarios en el sentido de que se empieza a advertir más cuidado en dar su espacio a personajes que en la historia política de la entidad han sido fortalezas de ese partido.

En los últimos años, montados en la suficiencia de que teniendo la estructura no necesitaban de nadie, se comenzó a dejar de lado a esos cuadros que ocuparon alcaldías, diputaciones y la propia dirigencia priista en otras épocas.

Parece han comenzado a entender de que sí los necesitan, algo aportan, y cuando menos los invitaron a la sesión del martes.

 

VAYA RESBALÓN DEL Presidente de la Comisión de Derechos Humanos Hugo Morales Valdés, quien anunció que en base a la información difundida en medios de comunicación sobre hechos en que «presuntamente» perdieron la vida dos elementos de Bomberos del Municipio de Villa Unión, así como cuatro elementos de la Policía Estatal, el organismo a su cargo abrió un procedimiento de oficio.

Tanto cuidar el lenguaje para terminar descuidando el fondo.

Parece que quienes deben velar por los derechos humanos y las garantías individuales no se dieron cuenta de que en Villa Unión hubo otros 18 muertos, que si nos apegamos a lo difundido en medios, como lo hizo la Comisión, en base a los comunicados oficiales, se trata de «civiles armados» o delincuentes.

La sociedad aplaude y reconoce la respuesta de las fuerzas de seguridad ante el ataque de ese comando armado que irrumpió en Villa Unión. Además la actitud asumida por el gobernador, que acudió ahí unas pocas horas después de los hechos, ha sido también motivo de reconocimiento unánime.

Pero una institución de la naturaleza de la Comisión de Derechos Humanos no debe sumarse al coro, su obligación es investigar, y tendría que hacerlo entonces respecto a la forma en que ocurrieron las veinticuatro muertes.

El anuncio del «procedimiento de oficio» al no mencionar a los otros 18 muertos, prejuzga y da por bueno el señalamiento de los boletines oficiales de que eran delincuentes. Que aún y cuando lo hayan sido se debe establecer en qué circunstancias murieron.

Llevaba bien las cosas Hugo Morales Valdés. Pese a ser un hombre formado en las estructuras de gobierno, hasta antes de este hecho había dado muestras de entender el rol que le toca jugar y cumplir con el compromiso que implica encabezar un órgano autónomo.

Tiene sin embargo la posibilidad de enmendar el error con un  puntual y completo informe sobre los hechos de Villa Unión.

La respuesta y la actuación del Estado han merecido, y tenido, el reconocimiento y aval de todos los sectores, sin regateos, no ayuda en nada –sino al contrario– que vaya la CDHEC con una torpeza que ensucia lo que no lo está.