COMUNICACIÓN SOBRE RESULTADOS: EL PRIMER AÑO DE AMLO

Decía un exgobernador del estado de Nueva York que se hace campaña en verso, pero se gobierna en prosa. Pero para el presidente López Obrador no aplica esta máxima, pues a la fecha, le es más redituable comunicar, que resolver problemas.

A lo largo de este año, hemos visto un nuevo modelo de gobierno orientado a romper con los estereotipos políticos y económicos del pasado, aunque en la praxis estemos volviendo a un modelo populista, asistencialista y presidencialista, que la gente apoya por la ilusión de justicia social.

“Primero los pobres”, “se acabó la corrupción”, “la austeridad republicana” y “el pueblo sabio manda” son los cuatro pilares sobre los que descansa la narrativa del presidente, además de delinear perfectamente a los enemigos del pueblo como “los conservadores, neoliberales, fifís, y los que obedecen a los intereses de la mafia del poder”.

Para esta administración no se trata de los temas reales que afectan a la gente, sino de la ficción que se crea para combatirlos. “Soltamos al capo para proteger vidas”, “aferrémonos a Santa Lucía, sin importar que sea técnicamente inviable, porque el pueblo es sabio”, “hagamos altos funcionarios a gente incompetente porque son honestos”, y así sucesivamente.

A pesar las crisis como Tlahuelilpan, las amenazas arancelarias de Trump, el desabasto de gasolina en 10 estados, Aguililla, Michoacán, la carta de renuncia de Carlos Urzúa, el asilo político a Evo Morales, Culiacán, la masacre de la familia LeBaron, el decrecimiento económico del país, la designación de Rosario Piedra como presidenta de la CNDH, el desabasto de medicinas, y el cierre de estancias infantiles y refugios para mujeres, el 57% de los mexicanos siguen aprobando la gestión del presidente, porque se le sigue identificado con el antisistema.

La gente sigue comprando esperanza, porque la 4T vende la reivindicación del gobierno con el pueblo, sin importar que las políticas públicas sean contrarias a sus intereses. Eso es algo racional. Mientras que lo que cautiva, es lo emocional.

Ha transcurrido el primer año del sexenio de López Obrador, en el que la ciudadanía le sigue dando su confianza, que le da condiciones para continuar con su proyecto de Nación. No obstante, hoy tiene dos amenazas en el panorama: el tiempo y la realidad.

Porque si bien, su narrativa le ha permitido capitalizar todo el enojo hacia las administraciones pasadas, y así navegar en los primeros 12 meses de su gestión, tarde que temprano, las pompas de jabón se rompen y será la hora de presentar resultados concretos.

Israel Navarro es estratega político y socio del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter: @navarroisrael