Sacuden a México con nuevas reglas; el nuevo gobierno afianza su visión de justicia social

CIUDAD DE MÉXICO. La vida nacional tiene un nuevo sello y su eje es el titular del Ejecutivo federal, reportó Excelsior.

En su afán transformador hacia un país menos injusto, Andrés Manuel López Obrador ha sacudido las estructuras del Estado mexicano.

Con un año al frente del gobierno, el Presidente ha sentado las bases de un sistema que trascienda su sexenio para que, en caso de haber una transición en 2024, no sea tan sencillo desmontar lo que ha hecho en materia social, política y de justicia.

«Avanzar pronto, establecer bases nuevas para que vivamos en un país justo, una sociedad mejor y les cueste trabajo dar marcha atrás», ha dicho más de una vez.

Entre los cambios logrados gracias a la legitimidad ganada en las urnas, la mayoría obtenida en el Congreso y la neutralización de la oposición, están el fin de los privilegios y altos salarios para la burocracia, la eliminación del fuero presidencial, la revocación de mandato y la implementación de una filosofía de justicia social vía becas y apoyos directos.

Vivir en Palacio Nacional, hacer de Los Pinos un centro cultural, las subastas de bienes decomisados, viajar en aerolíneas comerciales, el final del Estado Mayor, las conferencias matutinas que marcan agenda y ser su propio vocero son otras de las sacudidas de López Obrador.

LA TRANSFORMACIÓN LLEVA YA 365 DÍAS

En un año al frente del gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha hecho chirriar las estructuras del Estado mexicano. Su objetivo es que México empiece a ser distinto, otro México: «justo, una sociedad mejor», ha dicho el mandatario.

El presidente número 74 de México ha podido emprender su plan de transformar al país, debido a la legitimidad que le dio el alto porcentaje de votos que obtuvo en las elecciones del 1 de julio de 2018, la mayoría en el Congreso de la Unión y con ello la neutralización de la oposición.

La aceptación de López Obrador entre la población en este año inicial de su administración es altísima.

En este primer año de su sexenio, López Obrador materializó su filosofía de justicia social —condensada en su frase, “Primero los pobres”—, a través de becas y apoyos directos, sin líderes políticos como intermediarios y con diferenciada prioridad hacia los pueblos indígenas.

Los programas sociales, eje del gobierno de López Obrador, operados fundamentalmente por la Secretaría del Bienestar, tendrá un presupuesto récord de 181 mil millones de pesos para el próximo año.

Estos programas son: Crédito Ganadero a la Palabra, Tandas para el Bienestar, Nacional de Becas para el Bienestar Benito Juárez, Beca para el Bienestar de las Familias, de Mejoramiento Urbano y Vivienda, Beca Universal, Jóvenes Escribiendo el Futuro, Jóvenes Construyendo el Futuro, Sembrando Vida, Bienestar de las Personas Adultas Mayores y Pensión para el Bienestar de las Personas con Discapacidad Permanente.

Los tres últimos programas mencionados concentraron más de 8 mil 365 millones de pesos, 76 por ciento, de los 11 mil millones que se reasignaron al presupuesto del próximo año, gracias a la mayoría de la coalición Juntos Haremos Historia en la Cámara de Diputados, que no le cambió ni una coma a la propuesta del Ejecutivo Federal, compromiso que hicieron público a través de una carta al Presidente.

Es tan importante para López Obrador la justicia social que, días antes de este primer aniversario, envió una iniciativa para que algunos de estos apoyos tengan obligación constitucional.

LO QUE LE DOLIÓ DURANTE ESTE AÑO

Los últimos 365 días, la vida política y económica del país se la ha pasado de zamarreada en zamarreada, debido a que el nuevo gobierno enfila baterías para arrancar de tajo todo lo que sea o al menos parezca política neoliberal, calificada por el jefe del Ejecutivo como «una calamidad».

También porque la seguridad en el país y la economía siguen siendo un desafío. La Guardia Nacional, la fuerza con la que busca inhibir la violencia, aún no opera al 100 por ciento y eso ha provocado que ese objetivo se vaya postergando.

Se han registrado varios hechos de sangre, como la matanza en Tepochica, una comunidad de Iguala, Guerrero, donde 14 civiles y un militar murieron a mediados de octubre. El operativo fallido para detener a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán, en Culiacán, donde murieron, según información oficial, ocho personas.

La masacre en contra de integrantes de la familia LeBarón en territorio sonorense, donde acribillaron a tres mujeres, seis niños, algunos de ellos calcinados y al menos otros cinco niños lesionados, son algunos ejemplos.

A unos días de la celebración del primer aniversario de gobierno, en el tema de seguridad, Donald Trump, presidente de Estados Unidos, amagó con catalogar a los grupos del narcotráfico mexicano como organizaciones terroristas, lo que tendría consecuencias funestas para México.

Esto, precisamente por dos razones: el asesinato de los integrantes de la familia LeBarón, que tienen nacionalidad estadounidense y mexicana y al fallido operativo para detener a Ovidio Guzmán López.

Dando por hecho que ya había cumplido un año en el gobierno, López Obrador mencionó, el miércoles 27 de noviembre, los que en su opinión fueron los cinco hechos que lo cimbraron en este primer año.

Mencionó la explosión de un ducto ordeñado en la población hidalguense de Tlahuelilpan, con 137 muertos; la amenaza del presidente de Estados Unidos de imponer aranceles a productos mexicanos si no se frenaba la migración de México hacia la Unión Americana; la “guerra” más corta en la historia de México, en referencia a los hechos de Culiacán; la masacre de los integrantes de la familia LeBarón y el asilo político brindado por México al expresidente de Bolivia Evo Morales.

PARA QUE CUESTE TRABAJO CAMBIARLO

En lo económico, el Inegi hizo público que en el tercer trimestre de 2019 el PIB de México creció 0.1 por ciento; el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, reaccionó diciendo que la economía crece a niveles más bajos de los esperados por lo que se debe estimular la economía incrementando el gasto de inversión.

Esta situación abrió el debate sobre si México entró en recesión técnica o no. El 28 de noviembre, la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) desechó la hipótesis de recesión y anticipó una recuperación para el próximo año.

Las medidas encaminadas a bajar los salarios a la alta burocracia ha polarizado la situación, sin menoscabo de que órganos autónomos como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y la Comisión Nacional de Hidrocarburos están a cargo de personas vinculadas a Morena, el partido que López Obrador fundó en 2014, como son Rosario Piedra Ibarra, integrante de su consejo nacional, y Rogelio Hernández, enlace de Morena en el estado de Coahuila.

El empeño del Presidente de México en su primer año de administración ha sido sentar las bases de un sistema que trascienda su sexenio, consolidando la transformación pretendida para que en caso de que su movimiento no refrende el poder federal en 2024, y haya una nueva transición, no sea tan sencillo desmontar lo que ha hecho en los social, lo político y en materia de justicia.

«Avanzar pronto, establecer bases nuevas para que vivamos en un país justo, en una sociedad mejor y que les cueste trabajo dar marcha atrás», ha dicho en más de una ocasión López Obrador.

En ese contexto de contener, por ley, dispendios que hubo en gobiernos anteriores y que han sido documentados, se inscribe la Ley Federal de Austeridad Republicana del Estado, que se hizo pública el pasado 19 de noviembre, con lo que se puso fin a privilegios para la alta burocracia como seguros de vida privados, de gastos médicos, vehículos, escoltas, viajes, creación de fideicomisos, uso de aeronaves, hospedaje, alimentos, publicidad del gobierno.

Entre los cambios operados por López Obrador no sólo para el presente sino hacia el futuro, están la reducción a 40 por ciento del salario presidencial. Su percepción mensual es de 108 mil pesos. Además de que ningún funcionario puede ganar más de lo que el Jefe del Ejecutivo gana.

ACABÓ CON MUY VIEJAS TRADICIONES

En esta dinámica de modificaciones, López Obrador acabó con la tradición instaurada por el general Lázaro Cárdenas de que los presidentes de México vivieran en Los Pinos —la finca que sustituyó en 1934 al Castillo de Chapultepec como casa presidencial— y ahora es inquilino de Palacio Nacional, inmueble en el que murió en 1872 el presidente Benito Juárez y donde despachaba Porfirio Díaz, antes de su exilio en París en 1911.

La guardia presidencial, compuesta por militares de élite, que desde hace más de una centuria operaba y que se llamaba Estado Mayor Presidencial, fue finiquitada por el mandatario mexicano. La Ayudantía es el nombre del grupo de personas, vestidas de civil, que están al tanto de su seguridad.

Aunque con motivo del asilo político de que fue objeto el expresidente de Bolivia, Evo Morales, se conoció que militares de élite que formaron parte de la guardia presidencial de Enrique Peña Nieto volvieron a operar bajo las órdenes del boliviano.

El presidente mexicano, como parte del objetivo de hacer crujir las estructuras del país, puso a la venta la flota aérea, de 72 naves, que daba servicio al Ejecutivo Federal, incluyendo el avión Boeing 787-8, que sigue sin comprador potencial.

De esta manera, López Obrador se convirtió en un pasajero más de las líneas aéreas comerciales del país: hace fila, se documenta y aguarda en la sala de espera sin ningún tipo de privacidad, siempre atendiendo a la gente y tomándose fotos con quien lo solicita. Como no sucedía con sus antecesores.

Tan pronto como se alzó con la victoria electoral el 1 de julio de 2018, López Obrador dijo en el Zócalo de la Ciudad de México «…ahora vamos a transformar a México». Y eso se ha hecho en este año formal de gobierno.

La vida nacional tiene un nuevo sello y su eje es el titular del Poder Ejecutivo federal. Los mensajes presidenciales que lanza en las conferencias de prensa que ofrece cada mañana desde el Salón Tesorería de Palacio Nacional marcan la agenda del país. Y donde acuñó una frase que ya se usa entre la población: «Yo tengo otros datos».

LA HISTORIA, SU PASIÓN

El Presidente ha dejado al descubierto su pasión por la historia de México. A menudo, cualquier pretexto es bueno para mostrar su erudición en hechos del pasado. Hechos que también lo han llevado al terreno de la polémica, como cuando pidió que el rey de España y el Papa ofrecieran disculpas a México por los hechos de la Conquista.

La popularidad del Presidente, no obstante los índices de inseguridad que tiene el país o la desaceleración económica, como lo marcan distintas calificadoras, se mantiene alta. Como hace décadas sucedió, la figura presidencial en México es total.

De la mano del robustecimiento que ha ido ganando la figura presidencial, también se ha reinaugurado la hegemonía de un partido, Morena, instituto que López Obrador fundó en 2014.

También en este año de gobierno lopezobradorista, la nueva clase política que emergió en la vida nacional se hace añicos por mantener o llegar al poder. El ejemplo está precisamente en los procedimientos que públicamente han ventilado los morenista.

No es gratuito que el presidente López Obrador haya dicho públicamente en dos ocasiones, al menos, que no comparte esos vicios que atañe a otros partidos y a otros tiempos.

«Yo, si el partido que ayudé a fundar, Morena, se echara a perder, no sólo renunciaría, sino me gustaría que le cambiaran el nombre, que ya no usaran ese nombre. Porque ese nombre nos dio la oportunidad de llevar a cabo la Cuarta Transformación de la vida pública del país, entonces, no se debe de manchar ese nombre», dijo López Obrador.

A diferencia de lo que pasó en otros momentos de la vida del país, cuando desde algún gobierno se beneficiaba al partido en el poder, López Obrador descartó que eso pueda suceder ahora con Morena.

Nosotros no podemos actuar de la misma manera, el gobierno no va a intervenir en lo que corresponde a las elecciones en Morena, ni en ningún partido. Es más, el gobierno no va a intervenir en procesos electorales, no se va a utilizar al gobierno, ni el presupuesto del gobierno; y los servidores públicos del gobierno que participen van a tener que renunciar”, dijo el Presidente de México.

PRESIDENTE SIN OPOSICIÓN

El presidente López Obrador ha podido sacudir las estructuras del Estado Mexicano, debido en gran medida a la nula presencia de contrapesos.

La oposición del PRI y del PAN, los otros dos partidos que han detentado el poder en México, prácticamente no existe. Y aún menos el PRD, que llegó a tener enorme influencia en la historia reciente del país.

Con López Obrador al frente del gobierno y sin oponentes, la administración pública federal tiene una dinámica compacta e instituciones con nombres distintos a los que en otras administraciones tuvieron:

Secretaria del Bienestar, por Desarrollo Social; Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, por la de Agricultura, Ganadería Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación; Diconsa y Liconsa, por Seguridad Alimentaria Mexicana; Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología por Consejo de Humanidades, Ciencia y Tecnología; Banco del Bienestar del Pueblo por Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros; Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, por Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblo Indígenas; Centro Nacional de Inteligencia por Centro de Investigación y Seguridad Nacional; Servicio de Administración y Enajenación de Bienes por Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado.

Sin oposición, en este año, López Obrador sepultó reformas estructurales realizadas en la administración del presidente Enrique Peña Nieto, como la «mal llamada reforma educativa».

SUSBASTAS PARA LA AUSTERIDAD

Como parte de esos hechos que marcan a este año de gobierno y como parte de la austeridad, el Presidente de México ha organizado y publicitado varias ventas de garage, de bienes, muebles e inmuebles que estaban en poder del Estado, por distintas índoles, principalmente decomisos por distintos delitos.

Lo que se ha recaudado en las subastas públicas se ha canalizado para distintos presupuestos, principalmente para municipios pobres o para los deportistas mexicanos de alto rendimiento.

También cambió las reglas para las compras que hace el gobierno. La más significativa fue la de los medicamentos, con el objetivo doble de ahorrar y evitar la corrupción, que aseguró el Jefe del Ejecutivo, se daba en la compra de medicinas en distintas dependencias.

Inició una sacudida entre la burocracia. Miles de trabajadores federales, de distintas áreas y escalafones, han pasado al desempleo. El principal argumento es el combate a la corrupción. Los ejemplos más significativos fueron los despidos en el Instituto Nacional de Migración y en aduanas.

En este primer año de su mandato, el presidente López Obrador anunció distintas obras de infraestructura, como el aeropuerto internacional general Felipe Ángeles en San Lucía; el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el corredor del Istmo de Tehuantepec.

Además de la inversión en 147 proyectos, de los cuales 72 arrancan el próximo año. En cambio, y luego de una consulta popular, el presidente decidió no continuar con el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México en Texcoco, que llevaba 40 por ciento de avance y millones de pesos gastados.

En este abigarrado compendio de los cambios que ha realizado el presidente Andrés Manuel López Obrador a las estructuras del Estado Mexicano se puede apreciar con facilidad que las cosas no volverán a ser iguales en México, como se conocían hasta ahora.

O a ver quién en el futuro se atreverá a devolverle el fuero al Presidente de la República, que a partir de este gobierno, y debido a cambios a la Constitución podrá ser juzgado por delitos de corrupción, electorales o cualquiera de las nuevas faltas graves que requieren prisión preventiva oficiosa. Y no como era antes, que solamente podría ser juzgado por traición a la patria. (EXCELSIOR)