Seguridad, el gran pendiente de la 4T

         Cuando estaba en campaña, el hoy presidente, Andrés Manuel López Obrador se comprometió a que, desde el primer día de su gobierno, la violencia disminuiría en México. Sin embargo, los mexicanos tenemos otros datos: la violencia, de acuerdo con información oficial emitida por el propio gobierno federal, lejos de disminuir, continúa aumentando

            El lunes pasado, mientras el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño aceptó que en el país continúa alto el número de homicidios, pero según él ya se registra un punto de inflexión y disminución de dicho delito, en Michoacán un grupo delictivo le tendió una emboscada a un grupo de policías estatales, asesinando a 14 de ellos.  Un día después, en Iguala, Guerrero, fueron 15 los muertos: 14 pistoleros y un militar.

El presidente López Obrador desestimó las cifras, las cuales indican que más de un 70 por ciento de los mexicanos nos sentimos inseguros en el lugar dónde vivimos, y, como de costumbre, culpó a los gobiernos pasados de lo que ocurre, pese a que la responsabilidad de brindar seguridad a los mexicanos está en sus manos desde hace diez meses.

Durante los primeros 9 meses del gobierno del presidente López Obrador, el homicidio doloso creció 3.6% en comparación al mismo periodo del año anterior, de acuerdo con datos oficiales del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).

De diciembre de 2018 a agosto de 2019 se registraron 22 mil 861 víctimas de homicidio doloso, mientras que en el periodo de diciembre de 2017 a agosto de 2018 la cifra fue de 22 mil 63.

Las cifras acumuladas a septiembre se darán a conocer la próxima semana. Ojalá sean mejores.

López Obrador había prometido en campaña que la violencia disminuiría desde el primer día de su gobierno. Esto no ha sido así. Sus famosos conjuros lanzados contra los criminales, “fuchi” y “guácala”, abrazos y no balazos, y sus amenazas de acusar a los delincuentes con sus madrecitas o con sus abuelas, no han dado resultados.

La violencia no disminuyó al comenzar su gobierno, por lo que el pasado 22 de abril, durante una conferencia de prensa que dictó en Minatitlán, Veracruz –dónde unos días antes había ocurrido una masacre- López Obrador pidió un plazo adicional de seis meses para mostrar resultados en la disminución de la inseguridad. Esos seis meses se cumplen la próxima semana, y una vez más el presidente no cumplió. La violencia, lejos de disminuir, continúa aumentando.

Aquel día en Minatitlán, López Obrador dijo que el programa de becas para jóvenes terminaría por “dejar sin bases a las bandas de delincuentes”, pues el crimen organizado ya no podría engancharlos. Anunció que uno de cada seis mexicanos, unos 20 millones de personas en total, sería beneficiado por alguno de los programas sociales de su gobierno y que eso contribuiría a serenar al país.

Además, de acuerdo con una columna publicada por el periodista Pascal Beltrán del Río, el presidente dijo “que la estrategia de la Guardia Nacional –que iniciaría sus operaciones en Minatitlán– pondría en orden a quienes persistieran en actividades criminales, pues el gobierno federal contaría de inmediato con el doble de elementos para combatir a grupos delincuenciales como el que acababa de asesinar a 13 personas en esa ciudad petrolera del sur de Veracruz, incluido un bebé”.

Nada de esto ha ocurrido. La violencia sigue aumentando y el gobierno federal parece no tener una estrategia clara para enfrentarla. La obsesión del presidente por no ser etiquetado como represor, lo ha llevado a ordenar a las fuerzas armadas a no responder los ataques en su contra. Esta decisión pone a los elementos del Ejército, la Marina y la Guardia Nacional en desventaja, frente a los criminales que no se tientan el corazón para atacarlos, y que además saben que no enfrentarán resistencia.

El panorama luce nebuloso, y no se ve una luz al final del camino. Así como Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto fallaron a su responsabilidad de proporcionar seguridad a los mexicanos, así también el gobierno de López Obrador está fallando en esa misma consigna. Y no se vale culpar a los de antes. Cada quien debe asumir su propia responsabilidad. (EL HERALDO)

EL EJÉRCITO DESOBEDECE, Y SE DEFIENDE

El martes, en Tepochica, municipio de Iguala, Guerrero, un grupo de empistolados atacó a un convoy del Ejército. Los militares, pese a la orden presidencial de no responder los ataques en su contra, repelieron la agresión dejando como saldo 14 delincuentes y un soldado sin vida. El mismo martes por la noche, en Nuevo Laredo, Tamaulipas, un grupo de sicarios atacó a elementos del Ejército. Cuatro sicarios fueron abatidos. Bien por el Ejército, ya era hora de que se defendieran.

LA VIOLENCIA ES COSA DE TODOS LOS DÍAS

“Yo creo esto ya fue una circunstancia que se dio como la que se dan todos los eventos en el País, todos los días, a todas horas, en todos los lugares del País. Este es el tema”, dijo la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, sobre la matanza de policías ocurrida esta semana en Michoacán