A las 10:30 de la mañana del 23 de noviembre de 1927, en el patio del edificio que alberga al periódico de circulación nacional El Universal, Miguel Agustín Pro Juárez, un sacerdote acusado de actos de sabotaje y terrorismo, durante el conflicto Iglesia-Estado (Guerra Cristera), que afectó a México entre 1926 y 1929, fue fusilado después de orar. !Viva Cristo Rey! fueron sus últimas palabras.
Tiempo de después y gracias a su popularidad, al ser reconocido por difundir las costumbres de la Iglesia Católica y la palabra de Dios hasta sus últimos momentos, incluso utilizando disfraces de diversos oficios para «esconderse», fue beatificado por la Santa Sede, lo que permite que sea venerado con los títulos de mártir y beato.
Como costumbre religiosa, restos óseos, pertenencias u objetos que tuvieron contacto con figuras destacadas en la fe, como los llamados Santos, son conservados como reliquias, lo que favoreció a que un fragmento de los huesos de Miguel Agustín Pro, así como algunos objetos cercanos a él, se instalen para su veneración este miércoles en los altares del Seminario Mayor y Seminario Menor de Saltillo (Fco, Obispo Francisco Villalobos 701, Los Valdez), luego de una misa que este miércoles a las 6:30 efectuará el obispo de Saltillo, Raúl Vera López, acompañado por el obispo emérito Francisco Villalobos, quienes serán los responsables de este acto.
Lo anterior fue dado a conocer en rueda de prensa por Juan Razo García, sacerdote rector del Seminario Mayor, quien invitó a los fieles católicos a acudir a este llamado y presenciar la instalación de los bienes de quien viviera parte de su infancia en Saltillo. (OMAR SOTO / FOTO: CORTESÍA)
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