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Si bien a muchos no gustó la decisión de que Rigo Fuentes se postule para un nuevo periodo en la dirigencia del PRI, pues no le ven ni la estatura ni la actitud necesaria para reconstruir a ese partido y guiarlo en las competencias electorales del próximo y los siguientes años, seguramente los criterios que se consideraron fueron otros, más importantes en el cálculo político de quien debe tomar esas decisiones, el gobernador Miguel Ángel Riquelme.

Sin lustre ni iniciativa propia –sin alma, dijeron algunos entendidos– Rigo sin embargo cumple el propósito de no entrar en conflicto ni generar tensión con quienes están ahora en la dirigencia nacional, es el perfil ideal para servir de puente y eso es lo que por ahora se ocupa.

Ya en su momento se verá cómo y con quiénes le van cubriendo sus limitaciones.

Por lo pronto queda de interino, de aquí a los primeros días de noviembre a lo mucho, Adrián Herrera López, con tamaños y méritos suficientes para esa y mayores encomiendas.

Basta con decir que Herrera trae tatuado al PRI, y su trayectoria personifica precisamente el ideal que se les vendía a los militantes todavía en los noventas: las oportunidades se ganan con trabajo, disciplina y constancia.

Su llegada fue tan bien recibida, que no pocos expresaron «ya mejor que lo dejen a él».

Pero ya tomada la decisión de que Rigo permanezca en el PRI, queda ahora la incógnita de lo que se tiene planeado para personajes como José María Fraustro Siller y Eduardo Olmos Castro.

En la propia Secretaría de Gobierno se especulaba que Fraustro iría al PRI para manejar la elección de diputados locales y darle el roce popular que necesitará en 2021 para ser candidato a la alcaldía. Porque se apuesta que será candidato.

Y en su lugar llegaría Olmos a la Secretaría de Gobierno.

¿Entonces se quedará Chema Fraustro de Secretario hasta que lleguen los tiempos de la elección municipal, y Olmos irá al Congreso? Para la alcaldía de Saltillo no se ve quién más aparte de él, en cambio para liderar la fracción priista en la próxima Legislatura, sí hay otros prospectos además de Olmos, como Román Alberto Cepeda y Jericó Abramo Masso.

 

Y DE PRIISTAS hablando, quien por lo visto nunca aprendió es Alberto Pimentel González, ahora jefe de prensa del PRI municipal.

Ese sí que no sabe de formas ni de disciplina.

Alberto impulsó la semana anterior en redes sociales una encuesta para «medir» quien debería ser candidata a diputada del PRI en Saltillo el año próximo, en la que se ponía a su jefa, Azucena Ramos, a la cabeza de una lista en la que también figuraban personajes como Hilda Flores Escalera, Luz Elena Morales y Diana Patricia González Soto.

Como funcionario partidista Pimentel no debe tomar partido por ningún posible aspirante a las candidaturas, así sea su jefa. Eso es cargar los dados, contaminar un proceso que aún ni siquiera se ha abierto formalmente.

Además de eso debería guardar respeto por quien tiene la facultad política de decidir quiénes serán los candidatos, y no tratar de forzar escenarios con encuestitas maquilladas.

DICEN EN Monclova que el martes durante la gira del gobernador por esa región, el Secretario de Inclusión Francisco Saracho no se separaba ni por un minuto del de Vivienda, Jericó Abramo.

Jericó en la etapa inmediata anterior de la gira, en la Carbonífera, le organizó un emotivo y exitoso evento de entrega de escrituras al gobernador.

¿Andará Saracho tras la receta? Que la busque en el lema de la Benemérita Escuela Normal, Labor Omnia Vincit, el trabajo todo lo vence.

TRASCIENDE EN círculos del sector privado que Aarón Bernal Lee, hijo del Secretario de Salud Roberto Bernal, ha hecho buena mancuerna con una de las asistentes de Jaime Guerra Pérez en la venta a los empresarios de paquetes para viajar a China «en misión comercial».

Dicen que hasta para un evento en el Senado con el Embajador de China en México querían vender «pases de acceso».

 

            SE ENTIENDE Y no hay quien discuta la necesidad de que el Fiscal General del Estado, Gerardo Márquez Guevara, cuente con escoltas, sin embargo el despliegue que los elementos hacen cuando el funcionario acude a sitios públicos, como restaurantes, incomoda y hasta tensa al resto de las personas, pues los guardaespaldas ingresan armados de modo ostensible.

Ese proceder además no abona a que haya en los ciudadanos una mejor percepción del clima de seguridad en la entidad.