AVISO DE CURVA  

Género en alerta 

El asesinato de Gabriela Elizabeth Rodríguez, perpetuado recientemente en Saltillo por su ex pareja, debería ser suficiente para que mostremos algo de simpatía por las pintas que la manifestación en contra de la violencia de género dejó en la Columna del Ángel de la Independencia.

Gabriela gritó desesperadamente pidiendo auxilio, pero no la escuchamos. Esos gritos, junto a los de miles de mujeres que sufren y son víctimas mortales de la violencia en México, se hicieron sentir con fuerza y espectacularidad durante la manifestación llevada a cabo en días pasados en la Ciudad de México.

Las pintas trazadas en colores chillones sobre el histórico monumento y sepulcro, hablan de algo más perturbador que la culpa por dañar la historia del país. Borrarlas sería retornar al silencio. Las historias de Gabriela, Rebeca, Silvia, Norma…etc., están reflejadas ahí, y nos sitúan frente a un México que es un repertorio de violencias y feminicidios imposibles de ocultar y sin permiso para olvidar.

No se trata de comparar si un asesinato o una violación son más graves que el daño al patrimonio histórico nacional y, siendo la respuesta obvia, justificar la ofrenda al sepulcro de los héroes. No ha lugar. Es ese particular gusto por el olvido de nuestras autoridades lo que obligó a las mujeres a manifestarse, dejando un testimonio, una huella, un extraño recordatorio, un eco que retumba en contra de la violencia.

Veamos a las pintas como si fueran ese post it que colocas en la pantalla de tu computadora, en este caso para recordarles a las distintas autoridades que la violencia, particularmente en contra de las mujeres, crece en forma incontrolable en ciertas regiones del país.

Basta un ejemplo: esta semana, el Gobierno de la Ciudad de México presentará un programa para erradicar la violencia de género… ¡nueve meses después de asumir el cargo! Creo me darás la razón: si no hubiera sido por las recientes protestas y los “recuerditos” que las manifestantes dejaron en algunas instalaciones públicas y monumentos históricos, tal vez la atención del gobierno se hubiera pospuesto hasta finales del sexenio, cuando estén en puerta las nuevas elecciones. Una pinta logró lo que cientos de feminicidios cometidos en este 2019 no pudieron hacer.

Si la Alerta de Violencia de Género no se activa pronto en todo el país o si simplemente no funciona, el género será quien se ponga en alerta, y cuidado con eso.

Las protestas pudieron haberse desvirtuado debido a los conatos de violencia, al igual que por los daños al patrimonio, empero, salvo notables excepciones, pocos movimientos han sido tan efectivos para colocar el tema de la violencia de género en la agenda de gobierno. Intenta recordar cuántas marchas pacíficas hicieron falta para que las autoridades pusieran más atención a aquellos asesinatos de mujeres que en los noventas sucedieron en Ciudad Juárez.

Al igual que los colectivos de mujeres creados para exigir justicia en la ciudad fronteriza, no podemos dejar de congeniar con los gritos al grado de desesperación de organizaciones que claman un alto a la violencia, y que refiriéndose a las pintas en la Columna del Ángel de la Independencia, hacen una declaración contundente y a la vez desafiante para los grupos conservadores de la capital del país: “Queremos que exista un registro minucioso del miedo, enojo e indignación”. Por lo que exigen que “ahí se queden hasta que se resuelva o aminore la violencia de género en el país”.

Dejémoslas ahí. Que el mundo vea y se nos caiga la cara de vergüenza si no hacemos lo conducente para borrarlas pronto y para siempre.

 

olveraruben@hotmail.com