EL G7 Y SUS RESULTADOS: ZONA DE CONFORT DE LAS ECONOMÍAS DE OCCIDENTE

 

Con las alarmas prendidas ante una posible recesión económica mundial se llevó a cabo la reunión del G7. Sí, las economías más pesadas de occidente, esas que crecen a más de 0.1%. Léase Estados Unidos, Alemania, Francia, Japón, Italia, Reino Unido, Canadá y la representación política de la Unión Europea.

Esta ha sido una de las reuniones más sui generis de dicho grupo, porque cada uno de los líderes entró con intereses particulares que afectaron el resultado de las conversaciones.

Por ejemplo, Boris Johnson, el flamante primer ministro británico y promotor del Brexit duro, llegó a Biarritz impulsando la salida de Reino Unido de la Unión Europea, con acuerdo o sin él, lo cual creó tensiones con el Presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

Por otro lado, vimos a un Donald Trump bien descafeinado. Pareciera que dejó en casa su estilo altanero, bravucón y oportunista, y se metió al disfraz del líder conciliador. Esto se explica porque un pilar de su campaña es la estabilidad económica, y ante el costo de los pleitos con China, no le queda otra más que buscar aliados, como Japón con el que logró un acuerdo comercial que beneficiaría a los granjeros de su país, es decir, su base. El miedo no anda en burro, más que cuando la reelección está en puerta.

Es claro que el G7 le ha puesto a Trump un cerco por sus iniciativas económicas y la decisión de abandonar el diálogo con Irán en materia nuclear.

Ahí la influencia de Angela Merkel, quien a pesar del cansancio notable, metió orden al puro estilo alemán y aprovechó para facilitar las tensiones económicas en Europa, y sumar adeptos en el combate a los incendios en el Amazonas. Golpecito a Bolsonaro de refilón.

El G7 comenzó por allá del 73, en plena Guerra Fría y en los albores de la conformación de la Unión Europea moderna. Y a pesar de que sus miembros representan el 60% del PIB global, este club ya no tiene el mismo peso.

Es una reliquia que hoy en día funciona como una zona de confort, ante el surgimiento de otros dueños del balón como China, Rusia, e India, los cuales están en el G-20. Esa es la liga mayor, de la cual México es miembro, pero en la última edición participó timoratamente.

Hay nubarrones en el panorama económico internacional, y varios países están tratando de hacerse de un paraguas, como el G7, que aun disminuido, nos recuerda que cuando veas las barbas de tu vecino rasurar, pon las tuyas a remojar.

 

Israel Navarro es estratega político y socio del Instituto de Comunicación Estratégica. Twitter: @navarroisrael