DE BUENA FUENTE

Totalmente Palacio…

El periodista Carlos Loret de Mola vivió su ultimo día como titular del noticiero televisivo “Despierta”,  tras anunciar su conclusión laboral con Televisa.

En su lugar quedará Danielle Dithurbide, ex responsable del noticiario que antecede al programa que hasta este viernes condujo Loret.

Las razones de la anunciada salida de Loret de Mola, según trascendió, tienen que ver con el contenido editorial y publicitario del espacio líder de noticias en la televisión nacional.

Al parecer Loret de Mola no estuvo de acuerdo en la transmisión de segmentos de la conferencia mañanera del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Tampoco acepto bajarle dos rayitas a las críticas en contra del mandatario nacional, de su gabinete, y de la alcaldesa de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, de los que diariamente exponía yerros y pifias.

Danielle era la titular del área de noticias internacionales en Televisa, y es bien vista por la familia de Andrés Manuel López Obrador.

Carlos es ahora considerado la primera víctima periodística importante en el sexenio de López Obrador, y seguramente como antes lo hizo Carmen Aristegui, deberá esperar un sexenio para regresar a la conducción en un medio de comunicación.

A nivel Coahuila, el reconocido periodista Marcos Martínez Soriano, debe poner las barbas a remojar, y moderarse en sus posibles críticas al Presidente de la Republica.

No vaya a ser que el Coordinador federal Reyes Flores Hurtado lo reporte en Palacio Nacional.

¿Quién sigue? ¿Acaso Ciro Gómez Leyva?

 

De ida y vuelta…

No hay un alcalde de oposición en Coahuila que se queje del comportamiento institucional y personal del Gobernador Miguel Ángel Riquelme Solís.

La mayoría presume que se reúne con el mandatario estatal, mínimo dos veces al mes para revisar proyectos de inversión, y hasta charlar de política.

Los ediles de filiación contraria a MARS, aceptan que reciben un trato justo, y sin distingos junto a los ediles del PRI.

Y en sus comentarios,  enfatizan el respeto y camaradería con los que los distingue,  muy diferente al de pasados sexenios, en los que la oposición era sometida a presiones y tratada con la horma del zapato.

Tal vez por eso hoy en día no se vean ni se lean las quejas tradicionales de los alcaldes opositores, por la falta de apoyo estatal.

Abrazos, no balazos, diría el buen Andrés Manuel López Obrador.