Paola Longoria quiere conseguir su título 100 en el ráquetbol en Lima 2019

 Miguel Bellido / Lima 2019

La mexicana lleva nueve temporadas siendo la número uno del ranking mundial y sueña con disputar los Juegos Olímpicos con su deporte

Lima.- Paola Longoria tiene razones de sobra para haber sido considerada, por la propia revista Forbes, como una de las 50 mujeres mexicanas más poderosas. Hace nueve temporadas es la mejor del mundo y está nada menos que a dos medallas doradas de conseguir los 100 títulos en su carrera. Como ella misma dice, en Lima 2019 pretende convertirse en la Roger Federer del ráquetbol.

«Ser favorita para ganar una medalla para mi país es una motivación. Es un lugar que me he ganado a base de mucho trabajo, dedicación y esfuerzo. Saber que México es una potencia en este deporte y que las esperanzas están puestas en mí, es una motivación», señala Longoria luego de arrancar con una victoria en la fase preliminar femenina.

«La presión existe y los nervios son importantes. El día en que deje de sentirlos, se acabó la competencia, hay que saberlos manejar. Ya son muchos años en la cima del ranking, tengo una psicóloga deportiva en la que me apoyo en este tipo de situaciones. Salgo a disfrutar el juego», agrega.

Longoria llegó al ráquetbol casi por casualidad y hasta tuvo temor en sus primeros partidos, pero poco a poco fue enamorándose de un deporte del que hoy es reina absoluta.

«Practiqué tenis desde los seis años, pero no me gustaba que me dé el sol en la cara, así que elegí un deporte de raqueta que fuera en un espacio cerrado. Así llegué a los ocho años al ráquetbol, por los campings de verano en los clubes de San Luis Potosí, de donde soy. Al principio me daba miedo porque pegaba la pelota en todas las paredes y salía corriendo, pero siempre he sido muy hiperactiva y es un deporte en el que seguir la pelota podía gastar toda esa energía. Nunca imaginé que se convertiría en mi verdadera pasión», cuenta.

La actual número uno del ranking mundial suma 98 títulos en su carrera y con solo ganar dos medallas doradas de las tres posibles en Lima 2019 (individual, dobles y equipos) habrá entrado a un selecto club en el que está nada menos que uno de sus ídolos.

«A los 10 años califiqué a mi primer Mundial infantil juvenil, quedé tercera y vi que podía dedicarme más a esto. Mi sueño solo era ser campeón mundial infantil juvenil y ahora es refrendar mis títulos panamericanos, seguir en el primer lugar del ranking mundial. Me di cuenta que podía ser la número uno del mundo cuando gané mi primer Grand Slam de Estados Unidos del Circuito Profesional a los 18 años. Hoy estoy a dos títulos de lograr mi centenario y es una motivación soñar con algo que tienen figuras como Roger Federer», comenta.

Pero la vida de Paola Longoria ocupa terrenos más allá de las pistas de ráquetbol. Es ingeniera mecánica, tiene una maestría en Gestión Política, pertenece a las Fuerzas del Ejército mexicano y hasta es conferencista. No por algo fue dos veces portada de la prestigiosa revista Forbes, que la ha invitado a brindar conferencias a emprendedores y ser mensajera para los jóvenes de su país.

«Estar en la portada de Forbes por dos años consecutivos es motivador porque sé que en mi país me consideran como una mujer ejemplar, que justamente busca hacer conciencia en los jóvenes de que practiquen deporte, que así como yo, ellos también pueden. El deporte es el mejor estilo de vida saludable. Busco trascender en esta vida y dejar huella», relata Longoria, quien también se siente una digna representante de la mujer de su país.

«Tengo el compromiso de poner a México en lo más alto, ser ejemplo para las jóvenes y poder decir que las mexicanas somos una generación que ha sacado la casta por el país, que ya no se deja, que buscamos las mismas oportunidades que el hombre y que ya no estamos como en los años anteriores, ya tenemos voz y voto y buscamos nuestros derechos. Aún falta un camino largo por recorrer, pero creo que hemos avanzado mucho», asegura.

Longoria  lo ha ganado casi todo a sus 30 años, pero tiene un sueño permanente y hasta hoy incumplido: «Quiero ver a mi deporte en los Juegos Olímpicos». Un deseo que, de ser aprobado, podría cumplir en París 2024. Para ello -está claro- nunca existirán imposibles. (NSLIMA2019)