MESON DE SAN ANTONIO

A muchas personas se les critica por ser mitoteras, argüenderas, pero querendonas, son como ¡la honda de tía Justa! Es decir, el vivo ¡diablo! Un torbellino que todo lo mueve.

La tía es remilgosa y protesta de todo, se le saca la vuelta y sólo se le trata por encimita. Debido a su afición en todo, molesta con su actitud.

Por otra parte, la seriedad de las personas a ultranza molesta tanto como la anterior; hace que a ese sujeto no se le vea con respeto, sino con animadversión. Cansa su meticulosidad molesta, lo agrio de su cuestionamiento y la falta de sonrisa lo convierten en un chayote lleno de espinas.

Entre estos extremos se va delineando una serie de comportamientos humanos que hacen que algunas personas adquieran características especiales. En la infancia la rebeldía era enderezada con una mirada matadora de los mayores. Eso era una buena penalización para estarse quieto un rato; el tono del castigo subía en rigor cuando era necesario, y éste era un pellizco. Uno se retorcía ante esa reprimenda, pero hacer cualquier ruido implicaba una porción mayor de pellizcos, y gritos enmudecidos, ¿recuerdan? Hasta el cuerpo se me pone chinito todavía.

Estos desacatos cándidos, ocasionales, donde la familia reconocía lo berrinchudo que era uno en la vida, nos caracterizaba. Este mal comportamiento se ajustaba en el crecimiento aceptando ciertas normas de urbanidad. Por ejemplo, el ideal era caminar todos juntos sin empujar, sin ganarse el lugar, sin abusar del otro, sin imponer su ley.

Me cuesta mucho trabajo aceptar muchas reglas absurdas y alevosas, por ejemplo: las del banco.

Me irritan de ellos, los criterios que establecen, no hay reglas, sino simulacro de orden y preferencia para el cliente, ¡mienten! Otras de ellas son las revisiones que hacen para el acceso a un aeropuerto, o para entrar a un recinto público con resguardo; esto se convierte en un cateo felón y ofensivo.

Los arrestos policiales son una agresión en sí misma; los antialcoholes tienen infamia y ventaja, ya que los policías en esos momentos son una jauría en busca de presa. También el separar lugares en un evento es molesto, por crear una propiedad espuria.

Cierto que estamos hablando de injusticias visibles, registrables, llenas de molestia doméstica en la que sólo se hace mueca.

Cuando a uno le llenan las cantinas de piedritas, la cosa se pone seria; uno se exalta, se lleva a medio mundo de por medio en el enojo. Quizás no hay razón para ese exabrupto, pero uno quiere poner en orden las cosas o bien obtener el servicio que le ha sido negado.

Los más rebeldes respaldan su actitud en ocasiones, en un abuso de por medio, donde ya no se acepta la razón.

Pero ¡cuidado! No confundir la actitud tirana con la protesta comentada, que también se da.La convivencia es el ideal primario que debemos tener al cumplir las normas. Si ésta no se da con el confort necesario, entonces puede aparecer una desobediencia. Recordemos que existen normas en el hogar, normas en el trabajo, normas legales y normas de cortesía.

La vulneración de las normas es sorpresiva, que uno sin querer ya infringió. Pero otras veces la protesta ante muchas leyes o normas es estudiado, paciente donde se requiere de un proceso largo y con ideología, casi siempre por un bien más alto.

La actividad de protesta realizada por el activista y gran líder social Mahatma Gandhi, fue una estrategia de la lucha contra el imperio inglés establecido en la India, su país. Lo importante de esta actividad tuvo dos características: la desobediencia civil y la protesta pacífica.

La desobediencia civil se define como el acto de desacatar una norma de la que se tiene obligación de cumplimiento. Gandhi fue experto en este mecanismo de desobediencia civil.

El primer movimiento de masas auténtico de la desobediencia civil, dirigido por Gandhi, fue la marcha de Transvaalen en noviembre de 1913. El 1 de agosto desde el año de 1920 es reconocido como el de la creación de este concepto de lucha político-social por este gran líder social.

Gandhi fue una persona incansable, llenó de enseñanzas y de visiones a largo plazo a la India y al mundo.

Como suele suceder, murió en las manos de la delincuencia el 30 de enero de 1948 cuando se dirigía a rezar. Sus últimas palabras llenas de misticismo fueron ¡hey! Rama.
Debido a las crisis económicas y sociales que golpean a muchos países de Europa, América latina, Asia, África y Oceanía han surgido varios movimientos que incitan a la desobediencia civil.

Para esto han servido, en la actualidad, las redes sociales, muchos de estos movimientos son de gravedad extrema, como el caso de Siria o Venezuela. ¿Usted qué piensa estimado, lector?

 

Autor

Alfonso Vazquez Sotelo