A LA BÁSCULA

La ‘Catafixia’

 Establecido como el compromiso número 116 de los 266 que hizo durante su campaña electoral, en la Comarca Lagunera se habría de construir durante la administración de Enrique Peña Nieto, el Sistema Metropolitano de Movilidad Urbana, dicho en palabras más sencillas, el Metrobús Laguna, con una longitud de aproximadamente 35 kilómetros, entre Ciudad Lerdo, Durango y Matamoros, Coahuila, pasando por Gómez Palacio y Torreón.

Con la realización de esta obra, se buscaba darle a La Laguna una mayor competitividad, que a su vez podría generar mayor inversión, más empleo, una mejor movilidad urbana y por consecuencia una mejor calidad de vida de quienes habitamos en esta región que comparten los estados de Coahuila y Durango.

La disminución de los tiempos de traslado, dependiendo del punto de partida y el de llegada, sería de unos 25 minutos, los que además serías más seguros, cómodos, ayudaría a la economía de las familias porque con un solo boleto se podía realizar el total del recorrido, habría una mayor seguridad vial y disminución de accidentes, amén de la mejora en la imagen urbana. Pondría, por decirlo de una sola manera, a La Laguna entre los primeros lugares de modernidad entre las principales zonas metropolitanas del país.

En el lado de Coahuila, las autoridades estatales y municipales, se pusieron manos a la obra con todo y que ésta avanza mucho más lento que lo programado, mientras que en el lado duranguense, debemos decirlo con todas sus letras, el menosprecio que siempre sintió por La Laguna el entonces (des) gobernador Jorge Herrera Caldera, propició que la obra jamás se pusiera en marcha y, una vez más La Laguna perdía la oportunidad de tener un crecimiento armónico, como si fuera un solo cuerpo –como lo es-, pero con una pierna creciendo a un ritmo acelerado, y la otra quedándose sin crecer.

Con todo y eso, la visita que hiciera a La Laguna de Coahuila el 28 de diciembre pasado, la primera de Andrés Manuel López Obrador en su condición de Presidente de la República, volvió a reavivar la esperanza de que el proyecto se pudiera completar de manera integral, como había sido diseñado originalmente desde Lerdo hasta Matamoros, cuando anunció el complemento del Metrobús en Lerdo y Gómez Palacio, “para que se construya no sólo en Torreón”.

Con bombo y platillo dijo que ya se tenían comprometidos 472 millones de pesos, “ese es mi compromiso”. Pero no, no cumplió su compromiso de volver tres meses después para evaluar ‘los avances’ de ese y otros compromisos, también incumplidos, para La Laguna.

Cuando volvió a tocar el tema fue el 15 de junio en la deportiva de Gómez Palacio para, de un plumazo, anunciar que se cancelaba el proyecto del Metrobús del lado duranguense de la Comarca cuando según él, una gran manifestación de la gente pidiéndole que lo hiciera, realizó una de sus acostumbradas votaciones ‘a mano alzada’, para dar a escoger entre Metrobús, agua y la culminación del Hospital General de Gómez Palacio.

Pero no, no fue una gran manifestación, era un puñado de transportistas, que siempre se han opuesto a la modernización del transporte para no salirse de su zona de confort, y no tener que realizar ningún tipo de inversión. La presión social le llevó a rectificar y ofrecer que se hiciera una encuesta para que los laguneros decidieran si la obra se llevaba a cabo o no.

Otra vez no cumplió, porque sin que se haya realizado tal consulta, en días recientes volvió a tocar el tema para reiterar su posición de cancelar la obra y encima, volvió a subrayar su deseo de mudar la cuenca lechera de La Laguna hacia el sureste, con todo y que hay quienes habían venido diciendo que no era cierto, que el presidente jamás había dicho que quería llevarse la principal cuenca lechera del país, de nuestra región.

El sector empresarial y diversos actores políticos han reiterado que dotar de agua potable de calidad a los laguneros no se contrapone con la obra del Metrobús, y que no debe ser una de dos, cuando bien se pueden llevar a cabo ambas. Imagínese que una autoridad municipal le dé a escoger a la gente: que prefieren, seguridad pública o pavimentación; no, ambos servicios es su obligación ofrecerlos a la ciudadanía; o que un padre les diga a sus hijos, qué prefieres, que te dé de comer o que te dé educación.

Esto no es la ‘Catafixia’ ni los laguneros hemos acumulado ‘espantosas equis’, como para que nos den un trato de segunda. Aquí se tiene que sentar un buen precedente sin que aspirar legítimamente a tener agua de calidad tenga qué condicionarse a que nos supriman otro tipo de servicios. Esto se tiene que tratar con muchísima más seriedad que la que hasta ahora se le ha dado.

Si no al rato nos van a salir con que, bueno, quieren que se combata la corrupción o que acabemos con la inseguridad; o quieren medicinas o impulsar la generación de empleos.

 

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@JulianParrIba