CÁPSULAS SARAPERAS  

La ortografía del Saltillo de 1917

En esta ocasión te platico de una anécdota en la cual el actor principal fue don Ramón Aría, quien fuera un Saltillense, bueno para la lectura, la ortografía y por supuesto con un inmenso amor por esta hermosa ciudad de Saltillo.

Esta historia que te platico sucedió en el mes de septiembre de 1917, cuando don Ramón decidió enviarle una carta al Alcalde de Saltillo, quien era don Abel Barragán. En la misiva afirmaba que cuando se recorría la ciudad daba tristeza y hasta ganas de llorar por la manera de cómo se denigraba nuestro idioma, el casteñano.

Era común, muy común, encontrarse con letreros de negocios Saltillenses, en los cuales además de publicitar al establecimiento, nos encontrábamos o más bien se encontraban con aberraciones ortograficas. Y aquí algunos ejemplos:

Serbisio garantisado, servicio con “b” y con dobles “s”, garantizado, en lugar de “z”, una “s”. Se arreglan sapatos, zapatos con “s”. Labado y engrazado, lavado con “b” y engrasado, en lugar de “s” una “z”. Ricas amburguesas, hamburguesas sin la “h”, se tomaron muy en serio eso de que es muda. Regalos y nobedades, en donde novedades esta escrita con “b”. Se bende ropa husada, los comerciantes Saltillenses de aquellos ayeres, bien escribían bende con “b” y la “h” aunque muda la utilizaban en usada.

Don Ramón, al escribirle al alcalde le señalo textual: “he notado que la estetica de esta ciudad deja mucho que desear debido a la impericia o mala fe de muchos propietarios de casas que tienen letreros en sus establecimientos, unos con nombres que lastiman nuestras glorias patrias y otros, no sujetos a la gramática…”

Pero Ramón no sólo señaló los errores, -o bien como decia mi maestra Gloria Cuellar, esos no son errores, son horrores-, sino hizo una propuesta, la propuesta de crear el puesto de inspector de rótulos y lo mejor de todo, lo haría sin cobrar peso alguno, y pues bien, el Alcalde por supuesto que aceptó la propuesta.

Esta es la anécdota de don Ramón Aría, un Saltillense que estaba preocupado y que se ocupó en la ortografía de los letreros de los establecimientos de esta hermosa ciudad de Saltillo, y seguro estoy que somos la única ciudad no en Mexico sino en el mundo que llegó a tener un inspector ortográfico para los rotulos de los negocios y hasta como nos gusta sin “gas”, sin gastar.