EL ETERNO FEMENINO  

ARIADNE H

Rosario Castellanos, escritora nacida en un México donde las mujeres aún no tenían derecho al voto, escribió poco tiempo antes de su muerte una de sus obras más importantes: El eterno femenino.

Esta obra de teatro, a través de la ironía, de diálogos inteligentes y un lenguaje mordaz, es una crítica a la sociedad donde el rol de la mujer gira en torno al matrimonio y luego a la maternidad.

La obra de Castellanos inicia en un salón de belleza, donde un hombre presenta a la dueña un aparato novedoso para inducir sueños a las clientas del salón. Comienza diciendo que, para las mujeres sometidas al tratamiento de su cabello, es inevitable que se duerman o se aburran, y que cualquiera de las dos, habría de conducir a un peligro aún más inevitable: el que las mujeres piensen.  “La gente es capaz de darlo todo con tal de no pensar. Sí: el gran riesgo del ocio. ¿Se da cuenta usted del gran peligro que correríamos si…?” dice el promotor del aparato.

Es bajo la influencia del aparato que Lupita, una clienta a punto de casarse, tiene distintos sueños en los que la condición de la mujer a lo largo de la historia es criticada. En uno de sus sueños, por ejemplo, ve a un Adán exigiendo respeto a Eva. “Es eso lo que quiero que aprendas, a no replicar” le dice Adán a Eva y, con eso, pasa por nuestras mentes el reconocido dicho mexicano: “Calladita te ves más bonita”. Esto es uno de los ejes sobre el que gira la obra: el silencio impuesto a las mujeres.

“El eterno femenino”, a través de la ironía, es una obra de teatro que debe ser leída por todas las personas; es una obra que incita al pensamiento, a ir más allá de lo establecido y de lo que el sistema patriarcal se esfuerza por hacernos creer.

Evitemos que, justo como se quiere hacer en el salón de belleza, nos impongan aparatos invisibles que nos impidan pensar. “El eterno femenino” funge como aparato que hace lo contrario: nos incita a pensar, nos vuelve críticos e invita a cuestionar cosas que, pese a toda la evolución que se ha dado, siguen estando normalizadas.

El papel que la mujer ha tenido a lo largo de la historia se ve fuertemente criticado en la obra de Castellanos. Recrimina, a través de la ironía, el hecho de que las únicas salidas para la mujer sean la de ser esposa, madre y que, si esas no se cumplen, sus otras opciones son las de ser amante o prostituta, o incluso la de ser una mujer que trabaje, pero siempre a la sombra de su marido y sujeta bajo el yugo de la imponente palabra del hombre, como se ve en uno de los sueños de Lupita, en el cual distintas mujeres exitosas son entrevistadas, pero sus palabras no solamente son susurradas, si no siempre interrumpidas por su esposo.

Castellanos hace un paseo por una historia injusta: una historia oficial que ha decidido silenciar a las mujeres y hacer como si estas no fuesen importantes.  Tan solo basta rememorar nuestra época de educación básica, donde en la historia los protagonistas siempre eran hombres y las mujeres escasamente aparecían. Este libro es el retrato de una situación denigrante y una que debe cambiar inmediatamente.

“La tercera vía tiene que llegar hasta el fondo último del problema. No basta adaptarnos a una sociedad que cambia en la superficie y permanece idéntica en la raíz. No basta imitar los modelos que se nos proponen y que son las respuestas a otras circunstancias que las nuestras. No basta siquiera descubrir lo que somos. Hay que inventarnos”.