Autos “chocolate” ponen a la industria mexicana entre la espada y la pared

 La industria automotriz mexicana no tiene un buen año. Mientras que el sector espera una caída de 6.5% en la venta de vehículos nuevos, lo que supondría una baja por tercer año consecutivo, hay un segmento que está repuntando: la importación de vehículos usados.

El sitio web de Expansión publicó que de enero a abril de 2019, la importación de autos usados aumentó 15.1% respecto al mismo periodo del año previo, y a esta tendencia alcista se suma la intención del presidente Andrés Manuel López Obrador de regularizar los autos procedentes del extranjero que han entrado al país de manera ilegal, también conocidos como autos “chocolate”, tal como lo ha expresado en eventos en Coahuila y Tijuana.

Una propuesta que la industria ve con temor. Y no está injustificado. Guido Vildozo, especialista de la industria automotriz de la consultora IHS Markit, el sector tiene la experiencia del decreto del expresidente Vicente Fox con el que, en 2005, se regularizaron los vehículos “chocolate” en el país. La medida llevó a un desplome en ventas de aproximadamente 30%.

“Una regularización a los autos importados ilegalmente sería lamentable, más cuando nos encontramos en un momento muy sensible en el que se percibe inestabilidad en el orden internacional, que puede ahondar la caída del sector automotor en México”, señaló a medios Guillermo Rosales Zárate, director adjunto de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA).

Presión adicional

Vildozo explica que, si bien no se puede atribuir toda la caída del mercado automotriz a la entrada de más autos usados, sí hay una fuerte correlación que se traduce en que, a una mayor entrada de usados, menor potencial hay para la colocación de vehículos nuevos.

“Si analizamos el comportamiento del mercado vemos que los dos mejores años, 2015 y 2016, se beneficiaron mucho de una reducción al acceso de vehículos usados a no ser que estuvieran acompañados con un certificado de origen que pueda demostrar que calificaban para poder entrar a México”, explica.

“Tenemos que buscar un equilibrio. Mucha gente adquiere estos carros por el precio, se ayudan, no podrían comprar carros nuevos, pero al mismo tiempo –con razón– los distribuidores se oponen a que existan estos automóviles. Tenemos que buscar un mecanismo, un acuerdo entre las partes”, dijo Andrés Manuel López Obrador, en un mensaje el 27 de marzo en Tijuana, Baja California.

Para Albrecht Ysenburg, socio líder en la industria automotriz de KPMG, la tendencia alcista en la entrada de autos usados también se da como parte de una consecuencia natural de libre mercado.

“Es el derecho de Estados Unidos de vender autos hacia México. Puede haber varios factores, como el gusto del mexicano hacia una marca o modelo en específico, que sólo se produce en Estados Unidos, y la accesibilidad del precio cuando son autos usados, que se venden más baratos en aquél país”, explica.

El tema de los precios es de particular relevancia debido a que, por un lado, el costo del financiamiento “ha aumentado de manera sustancial”, considera Vildozo. A esto se suma una devaluación del peso mexicano, que ha generado el incremento en el mismo precio de los autos.

“Al ser una industria dolarizada, una devaluación del peso se ha traducido en un incremento de los precios de los vehículos nuevos”, agrega el especialista.

Usados, sí, pero ordenadamente

Las ventajas de los vehículos usados son altas en un mercado que pide precios más bajos; sin embargo, el problema radica en aquellos que se importan ilegalmente.

David Placencia Barrera, presidente de la Asociación Nacional de Comerciantes en Automóviles y Camiones Nuevos y Usados (ANCA), ha visto en el mercado legal de autos usados una caída de 30% por los autos chocolate, que principalmente se venden en la frontera y se llevan posteriormente a otras ciudades como Querétaro, Guadalajara, Celaya y la Ciudad de México.

“Nos afecta mucho a los comerciantes, empresarios y agencias formales, porque estos autos se comercializan en tianguis, en las calles. La gente se va por los autos más económicos y baratos, pero éstos no cuentan con garantías en agencias, las aseguradoras no los protegen”, agrega.

Para Placencia, el flujo de vehículos ‘chocolate’ a México ha aumentado debido a la corrupción que existe en las aduanas de la frontera, y en este último punto es donde la AMDA espera darle continuidad al tema con la entrada de Ricardo Ahued como nuevo administrador general de Aduanas del Servicio de Administración Tributaria (SAT).

“Ahued tiene experiencia en administración pública, por lo que consideramos que no será empezar de cero con la administración general de aduanas. Confiamos en que podamos tener resultados favorables en el corto plazo, y tener una mejor regulación en la importación de vehículos usados”, indicó recientemente el director adjunto de la AMDA.

Por lo pronto, la Subcomisión de Regularización de Autos Extranjeros, encabezada por los diputados Jorge Villareal Pasaret, Teresita de Jesús Vargas Meraz (ambos de Morena) y Adriana Lozano Rodríguez (PES) ya trabaja en una nueva regulación en la Cámara de Diputados. (EXPANSIÓN)