CÁPSULAS SARAPERAS

Caruso en Saltillo

En esta ocasión te platico de una visita de lujo que tuvimos en esta hermosa ciudad de Saltillo, en el mes de noviembre de hace casi 100 años, en 1919, cuando nuestra ciudad recibió la visita del italiano Enrico Caruso, el más grande tenor de la historia.

Caruso había sido contratado para cantar en la Ciudad de México, incluso firmó el contrato más grande que se había firmado en todo el mundo por aquella época, cobrando 15 mi doláres por actuación, cantando tanto en el Palacio de Bellas Artes, como en la Plaza de Toros de El Toreo.

El clima, el fresco y la lluvía de la capital del país le mermaron su salud, pues en diversas ocasiones tuvo que cantar con fiebre y dolor de tórax, como se lo manifestó a su esposa por medio de una carta, en la cual le escribió textual: “Estoy en cama sufriendo desde anoche. Toda la noche me molestó el dolor del tórax. Ya van tres días de sufrimiento terrible. ¡Imaginate en qué estado de ánimo voy a pasar dos horas cantando “Sansón”! Tengo fiebre”.

Al terminar sus compromisos de trabajo, tomó el tren con la ruta México – Laredo para poder cruzar el Río Bravo y terminar su viaje a la Ciudad de Nueva York, donde vivía con su esposa, quien por cierto se llamaba Dorothy. En el transcurso del recorrido, los malestares no disminuyeron, la fiebre no bajaba y el dolor del tórax seguía, por lo que decidió hacer una parada de casí tres días para reposar, llegando así a esta hermosa ciudad de Saltillo, hospedandose en el Hotel Coahuila, en donde le asignaron la habitación 107.

Al asomarse por el balcón ubicado en la parte posterior de lo que era el hotel, se dio cuenta de la existencia de la relojería Italiana “De Nigris”, por lo que decidió ir a platicar con sus propietarios siendo estos los italianos, don Giuseppe de Nigris y su esposa Amalia Calderaro, por cierto bisabuelos de mi amigo Octavio.

Durante su estancia en Saltillo, el gran Caruso siempre portó un abrigo gris y una bufanda de color azul marino. El tenor, partió de esta hermosa ciudad el día 22 de noviembre.

Esta es la historia de la estancia, aunque breve del más grande tenor. Es cierto que llegó por problemas de salud con la finalidad de descansar, pero seguramente gracias a paisanos suyos, los De Nigris Ambrosi, se sintió como en su casa y hasta tal vez le dieron celos, pues esta familia vivía como hoy viven sus descedientes en esta hermosa ciudad de Saltillo.