A LA BÁSCULA  

Que prevalezca la unidad 

Aunque el flujo de migrantes centroamericanos hacia el norte, pasando por México en busca de alcanzar el ‘sueño americano’ es histórico, y nunca se ha interrumpido, hacia finales del año y de la administración federal pasada, sufrió un incremento exponencial empujado por las condiciones de pobreza, marginación, violencia, falta de empleo y oportunidades en sus países de origen, principalmente de Honduras.

La llegada del primer gran contingente a partir del cual se les empezó a conocer como las ‘caravanas de migrantes’, ocurrió a alrededor de dos meses de que se registrara en nuestro país el cambio de poderes; terminaba la administración del priista Enrique Peña Nieto, e iniciaba la del morenista Andrés Manuel López Obrador.

Cuando el fenómeno migratorio se empezó a agudizar y el gobierno peñanietista luchaba por frenar el ingreso irregular de los centroamericanos a nuestro país, el entonces presidente electo invitó a que vinieran a nuestro país, y prometió que al asumir el cargo, su gobierno otorgaría visas de trabajo a los migrantes centroamericanos para que vinieran a trabajar a México.

“El que quiera trabajar en nuestro país, va a tener apoyo”, dijo e insistió en que a los que venían huyendo de la violencia, la pobreza y la falta de trabajo de sus países, “hay que darles oportunidades”.

Muchos hondureños, salvadoreños, guatemaltecos y de otros países más, le tomaron la palabra a López Obrador, le aceptaron la invitación y se fueron sucediendo una tras otra las ‘caravanas’. Ya en el actual gobierno, en enero, se creó una fuerza especial en la frontera sur para expedir las visas humanitarias especiales con vigencia de un año, que les permitiría trabajar en cualquier parte del México.

El programa se tuvo que suspender muy pronto, porque en dos semanas unos 13 mil migrantes habían solicitado esa visa. Ello no frenó la constante llegada, ya no sólo de centroamericanos, sino de caribeños principalmente de Cuba, pero también haitianos y hasta africanos.

Si bien no se consumó la que fue bautizada como la ‘Caravana madre’, sí llegaron a nuestro país, como dijera la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, ‘caravanas madrecitas’. En el primer trimestre de este año, el gobierno de la autollamada ‘Cuarta Transformación’ registró el ingreso de unos 300 mil migrantes que cruzando nuestro país, intentarían llegar a los Estados Unidos. Muchos de los que no lo han logrado, se han quedado a radicar en diferentes regiones y entidades de nuestro país.

El problema de los migrantes le fue creciendo como bola de nieve a la actual administración federal, al grado que ese es el punto toral que tiene en estos momentos contra las cuerdas al gobierno federal, en su diferendo o amenaza abierta de una guerra comercial decretada por el presidente norteamericano, Donald Trump, que ya no solamente amenaza con la construcción de su muro, sino que ahora pende sobre la cabeza de México, la amenaza de aplicar a partir del próximo lunes un arancel del 5 por ciento a todos los productos mexicanos que ingresen a los Estados Unidos, con la promesa de irlos incrementando mensualmente hasta alcanzar el 25 por ciento, si nuestro país no detiene el flujo de migrantes.

El asunto que ya no es cosa menor, tiene en Washington a una delegación mexicana encabezada por Marcelo Ebrard negociando con un equipo de la Casa Blanca. Al menos hasta iniciada la tarde de este jueves no se había logrado ningún acuerdo con todo y que el canciller mexicano vea progresos. La Casa Blanca ‘tiene otros datos’: que la propuesta de México para frenar el flujo de migrantes centroamericanos, simplemente no es suficiente, por lo que desde su óptica, el asunto se encamina inexorablemente a la imposición de aranceles a partir del lunes próximo.

No sé si finalmente lo de los aranceles se vaya a aplicar o no a partir de este lunes, yo espero que no, que antes de que llegue el plazo fatal, se establezca algún tipo de acuerdo para evitar que eso suceda. Lo que sí es con este diferendo o amenaza, como quiera usted llamarlo, Donald Trump ha logrado lo que internamente y hasta hace poco se veía poco menos que imposible: que todos los sectores de este país, los empresarios, los inversionistas, los partidos, los políticos y la ciudadanía en general, hayan cerrado filas en torno a Andrés Manuel López Obrador, como debe de ser.

Al final del día, ojalá que el Presidente también entienda que no puede gobernar solo, que no puede ir por la vida como carrito chocón, impactando a todo el que se le ponga enfrente. Ojalá que este incómodo capítulo sirva al menos para que, así como Andrés Manuel convocó al pueblo de México de todos los sectores para realizar ‘un acto en defensa de la dignidad de México’, él mismo entienda que la unidad de todos los sectores debe de prevalecer siempre, no sólo cuando lo tengan contra las cuerdas.

Y sí, yo sí apoyo al Presidente en este diferendo, apoyo a mi país. Porque quiero que a México le vaya bien.

 

laotraplana@gmail.com

 

@JulianParraIba