Djokovic, Federer y Nadal siguen firmes en el Abierto de Madrid

 (Xinhua/Nicolas Marie)  

Madrid.- Los tres mejores tenistas del mundo, Novak Djokovic, Rafael Nadal y Roger Federer, vencieron sus respectivos compromisos y se clasificaron para los cuartos de final del Mutua de Madrid Open que se celebra estos días en la capital de España.

En uno de esos días cada vez menos habituales en el mundo del tenis, la organización del torneo decidió ofrecer a las tres mejores raquetas del siglo XXI.

El serbio Djokovic fue el encargado de abrir el turno frente al francés Jeremy Chardy (6-1, 7-6), un duelo que en algunos momentos dejó rachas de juego de mucha calidad.

«Nole» arrancó fuerte y firmó un primer set portentoso en el que estuvo impenetrable, sólido, desesperante para Chardy, que no pudo encontrar ningún punto débil en los reveses cruzados de Djokovic ni en sus derechas paralelas.

En el segundo, sin embargo, el tenista francés, 32 años y 75º en el ranking de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP), sacó garra y coraje para complicar el paso a la siguiente ronda que parecía cantado para el serbio.

Los dos se agarraron a su servicio y aunque las sensaciones en pista hablaban de que Chardy era superior, Djokovic tiró de oficio para llevar el set al tie break.

En ese desempate el número uno serbio mostró a base de colocación, experiencia y sobre todo, fuerza mental, por qué ha sido el único capaz de detener e incluso dominar a dos titanes como Roger Federer y Rafa Nadal.

La victoria permite a Djokovic prolongar su dominio sobre Chardy: le ha ganado sus últimos 13 enfrentamientos y en ellos ha conseguido un parcial de 30 sets a su favor por ninguno del francés.

El serbio se medirá en cuartos con el croata Marin Cilic.

Después llegó el turno del actual número tres, el suizo Roger Federer, que se enfrentó al francés Gael Monfils en uno de esos pequeños clásicos del tenis moderno.

Igual que Djokovic, el suizo fue un huracán en su entrada a la pista. Desplegó todo ese arsenal de golpes que le han consagrado como el mejor tenista de la historia y borró de la pista a Monfils con un 6-0 en el primer parcial.

Dado los antecedentes de inconsistencia mental del francés, se podía esperar que la segunda manga fuera un paseo para Federer, pero Monfils sacó de dentro ese diamante en bruto que es su tenis y comenzó a mandar.

Quizá ese primer juego a su favor, una quimera visto lo visto el primer set, despertó la bestia que Monfils siempre ha llevado dentro: dejó de cometer errores no forzados y se dio cuenta de que su servicio hacía mucho daño a Federer, cada vez más arrinconado en el fondo de la pista, donde más incómodo se siente.

El suizo no encontraba forma de hincarle el diente a Monfils, que comenzó a soltar latigazos, tirar dejadas y, en definitiva, a sentirse tan cómodo que incluso se permitía bromear con la grada de la pista central de la Caja Mágica, encantada con el espectáculo que estaba viendo.

En uno de los altibajos de Federer, cuyo tenis académico sufría más los efectos del viento que las locuras del tenista francés, Monfils rompió el servicio de su rival y alargó su ventaja hasta llevarse el segundo set.

La tercera manga fue, directamente, la anarquía. La afición madrileña contemplaba atónita como la potencia de la derecha de Monfils percutía constantemente en el revés del suizo.

A Federer se le notó pesado de piernas, inestable al revés e incluso un poco temeroso al resto, mientras el francés se lo pasaba como un niño.

Sólido al saque, el francés arrinconó al suizo y se puso 1-4 arriba, un escenario inimaginable para él al principio del partido.

Pero las dobles faltas de Monfils revivieron a Federer y le permitieron sacar la clase y el corazón de campeón para empatar primero el encuentro (4-4) y luego sobrevivir a las dos bolas de partido que tuvo al final del set.

La manga final, por tanto, se fue al desempate definitivo, donde dos majestuosas subidas a la red de Federer y la enésima doble falta de Monfils condenaron al francés y le dieron al suizo su victoria 1.200, que vale un billete para los cuartos de final, donde se enfrentará al austriaco Thiem.

Tras ellos llegó el turno de Rafael Nadal, que siguió cogiendo ritmo y recuperándose de la enfermedad estomacal que le afectó el domingo en su victoria contra el estadounidense Frances Tiafoe.

El joven norteamericano, 21 años y número 27 del ranking, apunta buenas maneras, pero sigue lejos de poder competir contra Rafael Nadal en tierra batida, la superficie predilecta del español.

Nadal, que ya había vencido en la ronda anterior a otro joven prometedor como el canadiense Auger-Aliassime, repitió la receta: solidez desde el fondo de la pista y una notoria mejora al servicio, con saques que rondaban los 200 kilómetros por hora.

El español, curtido en mil batallas, ahorró gasolina y esperó el momento justo para romper el servicio a su rival. Ahí apretó y se llevó el primer set con un muy solvente 6-3.

La historia prácticamente se repitió en el segundo. Tiafoe propuso más y comenzó a tantear a su rival abriendo ángulos, pero Nadal es un frontón que llega a todo y no le tembló el pulso ante el envite.

Igual que en la primera manga, rompió el servicio del rival en el momento idóneo, se apuntó el segundo set por 6-4 y se llevó una victoria que le mete a unos cuartos de rival donde le espera el suizo Wawrinka.

La victoria, además, sirve a Nadal para coger seguridad en sí mismo y presentar candidatura para la victoria final en Madrid, ya que dio más muestras de fiabilidad que Djokovic, Thiem, Federer y sus otros rivales. (XINHUA)