EL ARSÉNICO NOS ALCANZÓ

 

 JUAN ANTONIO MARTÍNEZ BARRIOS

Conferencias van, foros vienen, estudios de alcances internacionales se suceden; las denuncias se realizan desde todos los ángulos y por todas las vías; la opacidad es la constante, el contubernio también.

La realidad es que en la Región Lagunera el agua contaminada con arsénico nos alcanzó hace mucho tiempo, desde que la explotación de los mantos acuíferos es superior a la capacidad de recarga de los mismos. Entre más escasea el vital líquido más contaminado llega a los domicilios.

La sobreexplotación debió frenarse hace tiempo y no llegar hoy a la implementación de carísimos e ineficientes equipos de remoción de arsénico, como lo dicen especialistas del tema. Los filtros, instalados en varios pozos, han resultado un fraude. Hay otros métodos, como la electrocoagulación, pero de acuerdo con el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, presenta diversas desventajas.

Para ambientalistas como Francisco Valdés Pérezgasga, el problema de la falta de agua y todas sus consecuencias se originó con la construcción de presas.

Preocupado por el tema del faltante recurso hídrico y con datos de la misma Comisión Nacional del Agua (CNA), Héctor Astorga no deja de poner el dedo en la llaga: de mil 200 pozos en la región para uso agropecuario, 440 carecen de medidores volumétricos, es decir, son clandestinos, ilegales, una especie de huachicoleo del agua; pero es lo mismo para los mil 800 que sí tienen medidores, pues el organismo rector, la CNA no los monitorea, no ejerce ninguna vigilancia bajo el pretexto de que no hay presupuesto.

Y así, solo los ganaderos, los verdaderos sobre explotadores de los acuíferos, saben cuánta agua se bombea a la superficie. Si la recarga por lluvia, por los ríos Nazas y Aguanaval se estima entre 500 y 700 millones de metros cúbicos, la extracción supera el millón de metros.

En lo que más un distractor o una cortina de humo, el representante regional de la Conagua, Oscar Gutiérrez Santana, acusó a los sistemas operadores de agua de incumplir los indispensables monitoreos y mantenimiento de los pozos con altos contenidos de arsénico. Por supuesto que tiene bien medida la reacción de los organismos operadores.

Por su parte, el activista Juan Carlos Parga Torres subraya que la prioridad es equilibrar los factores extracción y recarga. “No podemos permitir que la avaricia de un pequeño grupo de empresarios y la negligencia de las autoridades sigan destrozando nuestro futuro de vida”, puntualiza.